Capítulo 1:Me ire, para siempre
—Mamá, voy de regreso a casa. — Agatha miro a la nada mientras sostenía con los nudillos rojos por el aire frío de la mañana su boleto de avión. Estaba parada frente a la puerta del aeropuerto, con el pasaje en la mano contraria a la del celular. Del otro lado, Amelia sonreía y se ponía de pie feliz, informando a su padre que su única hija y la nieta de él, volvía a casa. — Me iré de aquí, no quiero ver a esta gente otra vez.
—¡Cariño! Esta es la mejor noticia, debiste venirte en cuanto acabaste la secundaria, siempre te hemos estado esperando, te extrañamos, no tienes que preocuparte por nada, está es la mejor decisión.
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En ocasiones es tan difícil aceptar cuando no perteneces a un lugar, Agatha se acabo de dar cuenta en tan solo unos días, que ella no pertenecía al lugar donde vivía. Cansada de ese rollo mental, se decidió por la opción que debió tomar hace uno o dos años. Volver a casa. Siendo adulta ya nadie podía decidir sobre esas cuestiones, ella puede manejar como la adulta que es, debido a la crianza de los últimos cuatro años o los golpes de realidad que le dio la vida hace seis, que su mente no es similar a la de una simple chica con 18 años.
La música de ese lugar siempre es baja, a diferencia de la primera planta donde las personas suelen ir a bailar y besar extraños, sus tacones hicieron un poco de ruido, pero el suelo estaba tapizado con algo similar a una goma que callaba lo suficiente los ruidosos tacones.
Agatha se paró frente a la puerta del box privado, escucho las risas y la música suave dentro de el pero no se atrevió a entrar. Recordó sus acciones esa mañana, ya no había vuelta atrás. Sus nudillos seguían enrojecidos, sosteniendo la manija de la puerta con sus ojos fijos en el hombre, solo la mitad del cuerpo se veía a través del cristal. Una mujer lo abrazaba por el cuello algo que no es extraño para ella, lo conoce desde hace tanto tiempo que sabe exactamente las locuras que hace cuando se reúne con ese grupo de amigos nada agradables que tiene, al menos hasta donde los conoce, él bebía y sonreía mientras se quejaba precisamente de ella, de Agatha.
La mujer se quejaba con un puchero desagradable dibujado en el rostro, con su maquillaje exagerado y vulgar, con un tono mucho más pálido que el resto de su piel lo que la hacía ver vulgar, aunque no era una mujer fea. Se quejaba de Agatha como si la conociera en persona, como si Agatha hubiera hecho algo malo, como si fuera la única culpable.
—por favor, dejemos el tema de Agatha a un lado, no vine para aburrirme — dijo Trevor, con un tono aburrido—Ahora que mi hermana está con su padre definitivamente se olvidará de esos sentimientos infantiles y también no es como si ella nos molestara o a mi precisamente.
Agatha oyó al hombre hablar y vio como cerraba los ojos, llevo la copa a sus labios y uno de sus amigos le hablo, uno que no se alcanzaba a ver por la pequeña ventana.
—Agatha es linda, pero es solo una niña que está conociendo el mundo, tan aburrida y aplicada, no parece una chica de 18 para nada, solo sabe estudiar, es tan cuadrada. Aunque también es tu culpa Trevor—Exclamo con un tono de reproche— tu actúas como si fuera lo más importante del mundo…
—Me sentía culpable —corto Trevor —mi hermana se metió en la relación de sus padres y se conocieron porque Agatha me conocía, yo comencé a invitar a mi hermana a su casa, ella se acostó con su padre, aunque no es mi culpa que ese señor fuera tan pervertido, justo del tipo de mi hermana, ahora que no le queda nada, parece más un lastre mantenido pero mi hermana está feliz y nada más importa …
—Es cierto, la familia de su madre es la única que le puede hacer la altura a tu familia y no podían haber competido por unas cuantas acciones o un poco de dinero, mi padre una vez lo dijo, si hubieran peleado algo, la familia materna de Agatha los habría hecho desaparecer.
—al menos a su padre, son bastante fuertes y turbios, pero no me preocupo, la madre igual se veía más como deshacerse de algo, mi hermana recogió eso…
—Pero incluso con la diferencia de edad ustedes pasaban bastante tiempo juntos cuando estabas en la ciudad. No pensé que Agatha tuviera esos sentimientos por ti, pero me hace mucho sentido ahora, con razón, aunque son tan distintos llevan tanto tiempo siendo ¿Amigos? —dijo otra persona y se largó a reír contagiando a todos los demás de la misma risa.
—Agatha no se ve interesada de manera romántica en ti. Solo creo que está muy sola, y como no, mira como es.
Dijo otra persona también fuera de su vista mientras se burlaba de ella. Agatha sintió que todo lo que en su mente fue una bonita amistad, un enamoramiento transformado solo en una amistad adulta, acababa de esta forma. Si, son 4 años de diferencia de edad, pero cuando Trevor estaba con ella, jamás se sintió de esa manera. Lo más cercano era que por lo menos, eran amigos. Ella jamás dijo que Trevor le gustara, solo se sentía como el amigo más cercano.
—¿qué dicen? Sus amistades dan miedo, es toda una niña rica, Luciana Ramos y Mateo Valente, quien a su edad es mejor amiga de los Ramos o los Valente, da miedo, por eso prefiero mantener cierta distancia, pero sin herirla, mi hermano jamás me defendería de hacerle algo que hiriera los sentimientos de Agatha, menos mi hermana que solo quiere ser una buena madrastra. Mi mamá, bueno, ya saben, ella solo vive el día a día de una señora rica.
Agatha escucho solo eso, dio la vuelta lista para irse, en ese momento sonó su teléfono, vio el identificador y se alejó con prisa de la puerta para no atraer la atención de las personas dentro del box privado. No creía que pudieran herirla más en esa familia, solo hace unos días ya habían rebalsado el vaso, pero ahora lo lanzaron al piso, destruyendo todo lo que en su mente al menos era una buena amistad.
Atendió la llamada, su mejor amiga le pidió que fuera a ese bar más temprano y por quedarse escuchando a escondidas, casi lo olvido por completo. Un pecho fuerte y duro detuvo sus pasos en cuanto corrió en dirección a Luciana.
—¡Perdón…! —Solo se había apartado unos metros de la puerta del box. Froto su nariz porque el golpe fue duro y se disculpó varias veces sin levantar la cabeza. —no preste atención…Disculpe.
El hombre sonrió, se notaba por la prisa que la mujer no estaba pasando un buen momento, pero ella apretó los ojos y desvió el rostro sin siquiera ver bien quien era, se perdió en la esquina del pasillo.
Agatha ignoro la presencia del hombre, no quería que vieran su rostro rojo lleno de lágrimas, se siente infantil y en cierta parte entiende, no es tampoco un amor profundo, pero, de todas formas; a todas las chicas nos rompe el corazón que nuestro primer flechazo con el sexo opuesto nos trate como basura.
¿por qué era tan torpe? Su mamá le dijo alguna vez, al poco tiempo de descubrir la infidelidad de su padre.
“Los traidores, los mentirosos, los infieles y los malvados siempre buscan la forma de degradar a la gente decente, de esa manera, ellos no se ven tan malos”.