Lo he estado pensando mucho, y luego de analizarlo he decidido que debemos acabar. Entre tú y yo sólo hubo pasión, pero nunca amor.
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Cuando el mundo virtual atrapa, sumerge hasta lo más profundo. Sabía que estaba a punto de correrse. Lo notaba porque sentía su cuerpo tenso tratando de controlar lo inevitable, la liberación. La piel de su compañero estaba caliente sobre la de ella, y era una sensación tan íntima para compenetrarse. Pero lamentablemente no era a quien ella quería. No había duda de que él, era muy diestro a la hora del sexo. Le daba unos maravillosos orgasmos los cuales disfrutaba, pero al final existía un problema grave. No era su Lord.
—Me encanta cuando te corres así para mí —le dijo Joel a Abby rozando sus labios después de salir lentamente de su cuerpo.
—¡Fue fantástico! —era totalmente cierto, por eso le respondió sonriendo mientras acariciaba su espalda.
Joel le mordisqueó el lóbulo de la oreja. —Saber que lo disfrutaste es mi mayor satisfacción.
Él se levantó de encima de ella y se dirigió al baño. Abby se quedó mirando al techo. Suspiró y cerró los ojos. Aunque estaba satisfecha no estaba saciada ¿la razón?, no era la persona que anhelaba. Se levantó de la cama también y comenzó a vestirse. Para cuándo Joel salió del baño ya ella estaba lista para irse.
—Cómo siempre. Estás apurada —le reprochó.
—Ya sabes —Abby se encogió de hombros—. Tengo cosas que hacer, no puedo quedarme por mucho tiempo.
—Con ese trabajo de organizadora de eventos aquí, nos vemos ahora muy poco —le dijo Joel con voz de queja.
—Tal vez es por eso que cuando nos vemos; disfrutamos más de la cuenta. —Se puso de puntillas y lo besó dulcemente en los labios.
—A veces pienso que mi tiempo contigo es limitado.
—¿Por qué siempre tienes que echar a perder el momento? —ella hizo la pregunta y entornó los ojos.
—No lo hago y tú sabes bien que lo estoy diciendo, es cierto.
—Por favor, Joel no comiences con lo mismo de siempre —le hizo un gesto con la mano.
—Estoy seguro, solo que te haces la desentendida —él suspiró pesadamente.
—Será mejor que me vaya. Lo único que falta es la misma pregunta que me haces todos los días —Abby entornó los ojos.
—Te molesta que te pregunte: ¿Qué pasará con nosotros si tú aparece Lord?
—Lo que me molesta es tu inseguridad —manifestó ella.
—Tal vez es por el hecho, de que no quieres nada serio aún conmigo.
—Ni contigo, ni con nadie, Joel. Punto —agitó las manos recordándole.
—Eso me queda claro.
—No lo tomes personal.
—Es que no lo hago, de verdad. Solo hace que me pregunte cuánto daño te hizo él.
—Me voy, Joel —le informó con tono de fastidio—. Estoy cansada de que siempre metas a Lord_Z en nuestra cama.
Se acercó a él se puso de puntillas y le dio un beso cálido en los labios y se marchó. Fue a lo que era llamaba su trabajo. En el mundo virtual se dedicaba a organizar los eventos que hacían, lo cual para ella eran lucrativos.
Tenía días pensando en su relación con Joel. No le gustaba esa inseguridad de su parte, aunque en el fondo sabía que él estaba en todo lo correcto. Sacudió la cabeza y se concentró en su trabajo; el cual todo se encontraba sobre ruedas y lo mejor era que estaba ganando dinero que le hacía vivir cómodamente. No obstante; se sentía melancólica cuando miraba en el calendario la fecha. Pues, se suponía que ella se iba a ir a Europa en tres días.
Una parte de ella quería seguir con el plan que Zennen había elaborado para ellos.
«¿En dónde estás mi amor?»
Se preguntaba lo mismo varias veces al día, pero la rabia y la inseguridad invadió su mente. ¿Cómo había sido tan estúpida de creer en un hombre? ¿Acaso no aprendió la lección con los padres de sus hijos?
Aún su corazón no quería aceptar, lo que su mente ya estaba procesando. Zennen se había burlado de ella, y de sus hijos. Tal vez era hora de seguir adelante. Se enfocó en su trabajo. Jamás negaría que, gracias a él su vida estaba demasiado estable. Todo estaba saliendo mejor de lo que ella pensaba. Sacudió de cabeza cualquier signo de tristeza y melancolía.
Quería que la relación con Joel se volviera más fuerte. A veces a ella le daba la impresión que él estaba más pendiente de Lord que ella. Esa noche terminó temprano su trabajo y fue un éxito. Ahora tenía un nuevo cliente para su área de publicidad.
Tendría una reunión con la persona, la noche siguiente. No pasaba de las nueve de la noche, pero no le apetecía estar en el mundo virtual así que se desconectó de todo y se fue a ver si los niños ya estaban listos para irse a la cama.
===>> (Info): You are now offline
Se encontró a Farah usando su teléfono celular, ella se imaginaba que era w******p al parecer era una aplicación que era un vicio también.
—¿Recogiste todo? —le preguntó entrecerrando los ojos, su hija solo asintió— ¿Estás lista para dormir?
—La verdad que no tengo sueño, mami.
—Estaba pensando en ver un poco de televisión.
—Lo extrañas un montón, ¿verdad?
Se quedó mirando a su hija. No le podía ocultar muchas cosas a la bribona.
—Sí, mucho con demasiado —ambas sonrieron con la respuesta tan juvenil.
—Puedo ver eso, mami. Así como lo hago yo otros también pueden hacerlo —la adolescente se sentó en la cama y tomó de las manos a su madre—. Deberíamos irnos —manifestó con seriedad.
—No es tan fácil como crees, Farah.
—Mami, piénsalo —comenzó a batir las pestañas, gesto que la pequeña hacía cuando su mente estaba trabajando— Te dejó todo para que nos fuéramos. Eso era lo que él quería.
—No es al otro lado de la ciudad, ni si quieras es otro estado, Farah. Es otro país en otro continente.
—Yo lo veo como una gran oportunidad, mami. Parece que no quieres reconocerlo.
—¿Por qué quieres irte? —alzó una ceja al preguntar a su hija.
—Ya no quiero estar aquí.
—Aquí es nuestro hogar, la tierra en que nacimos.
La pequeña entornó los ojos en desesperación.
—Mami podrá ser nuestro país, pero las cosas no están del todo bien aquí y creo que, si no lo hacemos en este momento, más adelante puede ser difícil o tal vez no podremos hacerlo nunca.
Cada vez que la adolescente le decía algo. Ella la miraba con admiración. Su hija era demasiado madura para su edad. Cristina no había querido aceptar que todo lo que ellos habían pasado los afectó. Farah tenía los pies muy bien puesto sobre la tierra, tenía quince años recién cumplidos, pero una mente de una chica de veintitrés y eso la asustaba. David era aún un bebé, pero tenía en su cabecita que él era el hombre de la casa.
—No te lo voy a negar, me da miedo.
—¿Por qué? Nunca has sido cobarde, mami.
—Allá no tendremos a nadie, ningún conocido, menos un familiar.
—Tenemos dinero, ¿cierto? Al menos hasta que nos estabilicemos.
—En eso tienes razón.
—Entonces, más rápido, mami —la miró seria—. Deberías de una vez por todas tomar la decisión de irnos.
—¿Qué haré con la casa y las cosas que tengo aquí? No es tan fácil como piensas.
—¡Ay mami! ¡Por Dios! —exclamó como si ella estuviese diciendo una tontería—. Se venden y nos llevaríamos más dinero.
—Estás bien loquita si piensas que haré eso —la miró diciendo con eso que la conversación ya estaba terminada.
La chica se acostó de nuevo y se arropó hasta el cuello—. Tal vez nuestra vida no esté aquí.
—Sí, niña mejor acuéstate y duérmete –inquirió mientras la acomodándola y dando un beso en la frente agregó: —Duerme, que estos son problemas de adultos no chicas fresas como tú.
Farah bufó.
—Sabes que nunca he sido una chica fresa —le lanzó un beso—. ¡Buenas noches, mami!
Caminó hasta la puerta le apagó la luz y sonrió al cerrarla. Negando con la cabeza. Lo cierto era que esa chica era su empuje. Tenía a veces razón en muchas cosas, pero por ser adolescente aún veía las cosas fáciles.
En ese instante decidió irse de vacaciones con ellos. Al menos unas dos semanas dejar el estrés y los problemas socio-económicos de su país guardados en una gaveta por algunos días. Fue a su cuarto, se puso su pijama y se metió en su cama. Comenzó a chequear que parte del Caribe visitar. Con ese pensamiento se quedó dormida y esperaba que fuese hasta la mañana siguiente.