ESTEFANÍA
Durante el día no paraba de darle vueltas a la cabeza a la discusión que había tenido con Josué.
A esa altura de mi vida estaba entre elegir la amistad tan fuerte que tenía con él o el amor de Joshua y la honestidad que le debía. Muchas veces no eran necesario las mentiras para ser honestos, bastaba simplemente el silencio que ocultaba la realidad. Mantener la honestidad, en esos casos, se trata de romper ese silencio sofocante.
Sabía que esto le podía cambiar la vida, pero se lo debía. Él había estado luchando por mí durante todo ese tiempo.
Al final, decidí contarle todo a Joshua esa misma noche. Un nudo se me plantó en el estómago porque si las cosas salían mal, Josué no me lo iba a perdonar y podría perderlo también a él.
Le di un último sorbo a mi café para después
