3 Katie Bryn me miró como si estuviera loca. —¿Por qué haríamos eso? —Si queremos cazar en este territorio, será mejor que pidamos permiso primero —dije. La pelicular luz naranja que iluminaba el techo parpadeó y cambió a azul pálido. Su miraba se dirigió a la luz y luego regresó a mi rostro cuando la nave se sacudió debajo de nosotros. Unos cuantos estallidos estruendosos y sonidos extraños hicieron temblar nuestros pies y supuse que se trataba de algún tren de aterrizaje descendiendo del fondo de la nave. —¿Permiso? —Me soltó y se alejó, lo que me permitió respirar de nuevo, ya que su cercanía parecía absorber todo el aire fresco. —Sí. Él es un líder poderoso con un pandilla organizada y disciplinada, no le va a gustar que un grupo de cazadores o personas de la Coalición anden fis

