Antes de que me asustara de lo que podía esperarme en el futuro, el destino me preparó una nueva sorpresa. Cuando por fin me calenté en una cama húmeda y fría y casi me entraba el sueño, como empezó una pesadilla parecida a un terremoto. El trueno estaba tan alto que me quede sorda por unos minutos. Salí de la cama, me lancé a la puerta y empecé a golpearla. No entendí nada. ¿Qué está pasando? De repente, la puerta se abrió y Vasily llegó a la puerta con mi «tía». - ¿Quieres vivir? - pregunto ella en voz alta. Yo asentí con la cabeza, no puedo pronunciar ni una palabra, o por miedo, o por sorpresa. - Entonces, ven detrás de nosotros, - me ordenó la anciana, - o quédate aquí y espera, a que te maten con las bombas estos salvajes. - ¿Qué está pasando? ¿Esto es un bombardeo? - Pregunté,

