TRES.

1629 Palabras
Lizy. Me abrace a mi ridículo bolso de mierda. Camine bajo la lluvia porque no parecía tener conciencia justo ahora, ni siquiera me había importado que la horrible mujer que tenía por jefa me grito que estaba despedida, todo lo que podía pensar ahora era en correr. “Corre, escóndete, lucha, pero nunca… nunca vuelvas a mirarlo” Mis botas repiqueteaban en el piso mojado, mi cabello se pegaba a mi rostro, necesitaba respirar ahora. Di vuelta en el callejón cerca de la biblioteca cerca de mi asqueroso edificio, mi espalda descanso en la pared, mi cuerpo no había cesado, seguía temblando como un cachorro abandonado en medio de la carretera. Mi móvil vibro en mi bolsillo, lo tome sin molestarme en revisar el nombre. -No vas a creer a quien vi hoy.- la voz tranquila de mi mejor amiga me hizo volver a la realidad. Yo no tenía 16 años y él ya no podía interferir en mi vida. -Mmmmh déjame adivinar, ¿Un pendejo de ojos grises? Recuperé mi auto control, volví a caminar en dirección a mi apartamento. -Lo sabes. -Claro que lo sé, el idiota vino a hacer que me despidieran. -Millie´s 4:30.- ordeno antes de terminar la llamada. Guarde mi móvil y me asegure que el cadáver que había guardado muy profundo en el baúl de mis recuerdos continuara ahí. En el olvido. *** -¿Le tiraste la comida encima? Sonreí con suficiencia. -Fue un accidente, hizo que me despidieran. -Claro que lo hizo.- sonrió como si fuera su cómplice y si no fuera mi mejor amiga ya le habría pateado el trasero.- se ve bien, ¿no lo crees? “Joder si, si no hubiera estado tan sorprendida seguramente me habría metido en sus pantalones” -No, sin importar que use o como se vea, Kilian siempre será un imbécil. -¿Qué fue lo que sucedió contigo? Estabas enamorada de él, ¿Qué paso esa noche? Mi mente voló en dirección a mi cumpleaños numero 16, esa noche no solo me había tirado del techo, esa noche no solo recibí ocho puntadas en el brazo, no solo perdí mi alma, él me la robo, se llevo todo de mí y prometió volver para destruirme cuando me metí en su cama por la noche. -Nunca estuve enamorada de él, nadie se enamora a los 13 años Gisel, solo tú y tu jodida mente, por cierto, ¿Dónde está el imbécil de tu prometido? Luke era mi amigo, pero, también el hijo de puta que veía a la hermana loca de Gisel como si fuera el postre, algo no olía bien y yo no quería que ellos dos se casaran, sin embargo, no me dejaría decir nada lo cual estaba bien, después de todo estaría ahí para limpiar sus lágrimas y fingir sorpresa cuando cometa una pendejada. -No es un imbécil y no lo sé, lo veré mañana por la noche, por cierto… Me tendió una invitación de boda, la leí con cuidado pensando que esto era una locura. -Todavía puedes decir que no. -Y tu puedes decirme que paso ese día. “No, esta enterrado en el fondo de mi corazón, uno que él decidió asesinar hace mucho tiempo” -No paso nada.- mentí. Todos habían dicho que cambie, lo atribuyeron a mi contusión cerebral, no a un hombre con chaquetas de cuero y olor a peligro. Mi mejor amiga suspiro, sus ojos verdes me persiguieron ella tenía esta habilidad de ver a través de la gente, me sorprendía que no estuviera al tanto de que su prometido se quería follar a su hermana. -Estaré aquí cuando quieras hablar, ¿lo sabes verdad? -No hay nada que hablar Gisel, no paso nada entonces y no sucederá nada ahora. -¿no te parece extraño que esté aquí? -No, es un adulto, puede ir y venir, no me importa. Desde que se fue, todo lo que hice fue mentir, a mí, a mi hermano, a mis padres, a todo el mundo. “Estoy bien” “No me importa” “No lo recuerdo” -Lizy… -¡Oh! Por cierto.- interrumpí su discurso no tenía la intención de escuchar más de mi estúpido enamoramiento.- Tenemos planes esta noche, encontré un buen lugar. Gisel sonrió, de vez en cuando ambas salíamos a divertirnos, fingíamos que éramos otras personas, que teníamos la vida resuelta, que sería divertido usar pelucas de colores y vestidos de lentejuelas brillantes. -Te recogeré a las diez. -Trato.- Bebí la última gota de mi Martini sin alcohol Salí de Millie´s con esa extraña sensación que me recorría la columna algunas veces, me sentía observada, agotada y asustada, miré a mi alrededor no había nada extraño, solo yo y mi tonta paranoia. *** Las luces brillaban elegantemente, Gisel y yo parecíamos fuera de lugar, todavía los perfectos hombres de traje nos observaron con anhelo, esto me hacía sentir poderosa, nadie sabe quien soy, aquí nadie puede juzgarme. El precioso lugar era amplio, los sillones pegados a la pared eran de terciopelo azul, no olía a cigarrillos y prostitutas, aunque en la tarima del fondo estaba una bailarina casi desnuda a excepción de unas pezoneras negras con pompones y una tanga rosa. Caminamos hasta sentarnos en la barra ordenamos un par de nuestros favoritos martinis y comenzamos a hablar, nuestro futuro estaba brillante frente a nosotras, solo que yo no tenía dinero, ni a mis elegantes padres para pagarme la universidad, mi sueño de convertirme en editora parecía lejano, apenas podía pagar el basurero que tenía por apartamento, todavía me aferre a la tonta idea de que podía hacerlo. -Perra, tengo una idea. Gisel estaba ebria, lo suficiente para proponerme un negocio millonario vendiendo consoladores con la cara de Robert Pattinson en ellos frente a una escuela primaria. -Escuchemos esa gran idea.- coloque mi mano en mi barbilla. -Sé como ganaremos dinero para la universidad.- sus ojos bailaron detrás de mí, observando como estos asquerosos hombres tiraban dinero a la bailarina en el escenario. Por un momento la idea me pareció estúpida, no. La verdad lo era, pero ya nada en mi vida podía ir peor. -Apostemos.- no iba a caer sola de todos modos. -¿Qué? -Quien subirá. -¿Qué jugaremos?.- las mejillas de mi amiga estaban rojas. Observe a mi alrededor, la chica detrás de la barra era una mujer hermosa, cabello n***o y ojos azules, concentrada en su trabajo, hastiada por la vida. -¡Oye!.- ella se giro en mi dirección.- ¿Puedes ayudarme? Asintió ligeramente. -¿Ella jugara?.- pregunto Gisel. -No, ella será la juez, elegirá a la mas apta para sobrevivir en la cueva del lobo. La tímida chica nos miro una a la vez, parecía tener unos pocos años más que nosotras. -Estas loca. -Dime algo que no sepa, ¿Cuál de nosotras conseguiría más dinero ahí arriba?.- ignore a mi amiga prestándole toda mi atención a la chica de los tragos. No vi ningún rastro de emoción en ella, pero sus bonitos ojos se encendieron, como si alguien le pusiera su platillo favorito enfrente y no pudiera esperar a devorarlo, nos observo un minuto antes de señalarme. -¿Debería ofenderme o alagarme por no parecer una puta?.- Gisel le dio un trago a mi bebida. -¡Oye perra! No parezco una puta.- me queje sintiendo el alcohol burbujear en mi sangre. La chica detrás sonrió levemente. -¿Me parezco a una?.- pregunte pensando seriamente que debía cambiar mi aspecto. Negó, saco una libreta de su delantal de cuero café y escribió. “Solo pareces más atrevida” Me di cuenta de que ella no podía hablar, mis manos se movieron en el aire formando palabras, había aprendido lenguaje de señas a los 9 años, después de conocer a un niño en mi clase que era sordo mudo. -No soy sorda.- respondió en el mismo lenguaje. -No dije que lo fueras, solo estoy practicando, me hace pensar que estamos compartiendo un secreto.- respondí de la misma manera. Ella negó y volvió a su trabajo, yo me prepare para pagar mis deudas. Camine al fondo del lugar, detrás de la plataforma había una pequeña cabina, no me moleste en preguntar si podía subir, las bailarinas estaban detrás, solo lo hice, subí mi culo al escenario, las luces bajaron y los hombres me observaron, tome el tubo en el centro y comencé a moverme sin música, probándome que tan lejos podía llegar, ese sentimiento estaba ahí de nuevo, el mismo que no había probado desde que mis padres pusieron cadenas y rejas en las ventanas, evitando cualquier “accidente” La libertad estaba aquí. Alguien debió notarme, encendió la música el coro parecido a un canto religioso sonó fuertemente, el beat se repitió golpeando mi pecho, Unholy era una canción perfecta para la ocasión, mi peluca de cabello corto color gris se pego a mi rostro rebeldemente, me moví escuchando los gritos de los hombres debajo de mí, di vueltas y me divertí cuando todo se puso rojo, las luces eran intensas, pero no lo suficiente para evitar que lo viera. Sentado en el sofá frente al escenario, con el semblante serió, sin emociones, solo observando. Esperando. Una gota de sudor frio bajo por mi columna, Kilian estaba aquí y yo estaba siendo imprudente, todavía baile, porque en mi mente él no sabe quién soy, este era nuestro primer encuentro y después de bajarme del escenario me llevaría a su bonito apartamento en donde me follaría hasta devanarme los sesos. No fue así, este lugar era la perdición, su hábitat natural, su lugar preferido para visitar en sus días libres, el rey de infierno en su trono. Ya había robado mi alma. Y volvió por mi corazón.
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