"Pesadillas"
Dylan.
Despierto.
Estoy en medio de la nada, para ser exacto en medio del vacío mismo.
Todo a mí alrededor está de color n***o, no veo más que oscuridad y una luz a penas visible es lo que me ilumina en este lugar.
— ¿Estoy muerto? —Murmuro resignado, estoy comenzando a creer que fallecí en alguno de los tantos experimentos que hizo mamá conmigo.
—No.
Tras esa voz llena de maldad se escuchan pasos acercarse, bajo la mirada porque me encuentro flotando... Nada de lo que está pasando tiene sentido y eso me aterra un poco.
— ¿Quién eres?, ¿Qué quieres?
Ríe y siento que la respiración me falla, todo alrededor se vuelve asfixiante como si me encontrara en lo más profundo de algún lugar conocido que se ha vuelto oscuro.
—Marcus, a tus servicios.
Su cabello es blanco y sus ojos plateados, sus rasgos son finos y delicados como moldeados por los Dioses, su piel pálida casi gris y sus ropas negras me dicen que algo va mal.
— ¿Dónde estamos?
Quiero salir de todas mis dudas y luego quizás me ahogue en el pánico.
—En la prisión que la bruja de tu madre creo para mí.
Caigo de golpe y lastimo mi pierna porque suena como si uno de mis huesos se ha roto, siento dolor pero no veo ningún daño físico.
— ¿De qué hablas?
Se hace enorme con cada paso que da hacia mí, el lugar se ilumina por completo y las sombras comienzan a salir de todos lados gritando piedad.
—Estas dentro de tu cabeza, en lo más profundo donde estoy obligado a vivir.
Sus ojos comienzan a volverse como dos fosas negras y su rostro a deformar. Un cuerno sale del lado izquierdo y luego del derecho de su cabeza, también tres más en la parte de atrás y su lengua sale como la de las serpientes. Sus dientes son afilados y su mandíbula se divide en dos; sus piernas se tuercen como el de un animal y lo único que pertenece normal son sus brazos, en cambio sus uñas se alargan.
— ¿Que eres?
Trato de alejarme pero no puedo, estoy muerto del miedo y quiero huir pero no soy capaz ni de ponerme en pie. ¿Qué me sucede?
—Ya pasamos por esto una vez, al parecer de tantos choques eléctricos te han destruido una parte de tu cerebro.
La luz se va y vuelve la oscuridad, aquella tenue iluminación es lo poco que queda.
—Quiero irme de aquí.
—Pronto Dylan, luego de que recuerdes tu promesa—frunzo el ceño y lo veo, no recuerdo en ningún momento haberle hecho una promesa a algo tan grotesco.
—No sé de qué me hablas.
Su cuerpo vuelve a la normalidad y se agacha frente a mi dejándome ver sus ojos plateados brillar.
—Yo vivo en el Reino de Los Oscuros, una especie sumamente diferente a ustedes..
Pequeños destellos seguidos de recuerdos vuelven a mí, en uno veo casas a las que los años les han pasado por encima y habitaciones llenas de juegos macabros, paredes cubiertas de sangre y cuerpos por doquier.
—Allí, los más débiles son eliminados y los fuertes somos enviados a la tierra en busca de un cuerpo que habitar, yo te encontré a ti. Vacío, sin amigos ni amor materno, eras perfecto en todo y eso me hizo atraerte a mi red. Lo que inicio como un juego trivial de poseerte cambio cuando juntos la conocimos...
De pronto aparezco en una sala de estar con velas que iluminan el lugar, Marcus sirve una copa de vino o eso creo, me corrijo ¡No lo es! Un ojo salta en la copa y trato de no vomitar.
—Necesito un heredero, espero que no lo olvidaras. Poseemos los cuerpos para seguir brindando más cajas vacías a las demás almas en el reino. —Sorbe un poco y saca el ojo para masticarlos saboreando con calma. —Pero, yo soy de los rangos altos así que por lo tanto en vez de crear un cuerpo sin alma, creare a otro ser más fuerte con una propia —Sonríe y me muestra sus dientes derramando sangre y partes de carne.
— ¿Que tengo que ver en esto? —Niega y se torna serio.
—Tu envenenaste mi mente con tu sentimentalismo y ahora más que nunca deseo traer a ese ser a la vida.
Dicho eso ciento que caigo al vacío mientras le veo levantarse y caminar en dirección contraria, mientras más voy cayendo más dolor siento.