DESAPARECIDA.
Mientras almorzaba, poco después de terminar el último entrenamiento, los recuerdos de la noche anterior la atacaron, lo primero fue el extraño comportamiento de Nathan hacía ella cuando se encontraba cerca de Michael. Luego la extraña conversación que tuvieron ella y él muchacho poco después de terminar la práctica.
Michael le advertía sobre Robert de lo peligroso que era, que no debía de fiarse de él, ni muchos aceptar cualquier propuesta que le propusiera.
Fijó la vista en su almuerzo y perdió el apetito por completo. Había escuchado que luego de comer se irían a la playa y de allí directo a sus casas, cosa que agradeció ya que no le gustaba para nada ver a su hijo rodeado de las chicas del club.
Alguien se apareció frente a ella, el chico era pelirrojo, alto y muy delgado, sus ojos oscuros y su rostro llenos de pecas.
- Toma - le entregó una hoja de papel - es de parte del capitán - sin decir nada más se marchó.
- ¿Que hacía Kevin contigo? - Michael se acercó a su mesa.
- No lo sé - guardo el papel en la chaqueta con el logo de la escuela que poseía, miro la charola de almuerzo sin ganas de probar la comida - a esto se le puede llamar almuerzo - realizó un gesto con la cara - Se me quito el apetito.
(...)
Guardo la hoja que le dio el pelirrojo de nombre Kevin dentro de short y subió al autobús con su pequeño bolso de mano.
Todos lo presente la vieron con atención pero apenas dio un paso, uno de los entrenadores del equipo de fútbol la detuvo ordenándole que bajara.
- ¿Qué hice? - le pregunto una vez que estuvo abajo.
- El profesor Laine te necesita como niñera
- Bien - susurro y dirigió su camino de vuelta al auto de Nathan.
Cuando los encontró Justin corrió hacia ella abrazándola por los pies.
- Te atrape - le sonrió y bajo a su estatura.
- Claro que sí.
- ¿Nos vamos? - Michael apareció a su espalda y ella lo miro extrañada.
- Pensé que sería buena idea si los acompaño, no sean tan evidentes.
- Gracias - susurro.
- ¿Que hace Doley aquí? - Nathan apareció frente a ellos cruzándose de brazos.
- Yo lo traje - le dijo imitando la posición.
Serena tomo la mano de Justin hasta entrar en los asientos traseros del auto.
- Esto no es justo Serena, por que debo yo ir a delante.
- Porque quiero pasar tiempo con mi hijo - Michael se colocó el cinturón.
- Reza por Nathan no me lancé en plena calle.
- Es lo que más quiero - coloco el auto en marcha - para usted jovencito soy profesor Laine.
- Claro, entiendo la preferencia.
Pero esa discusión no se detuvo allí, siguieron más durante las dos horas de viaje hasta la playa, el principal tema de la disputa era el estilo de música anticuado de Nathan, pero ese tipo de música no le molestaba, de hecho ahora que lo pensaba, Serena no tenía un estilo de música favorito. Ella nunca tuvo tiempo para la música en sí, a menos que sean las que Justin cantaba cuando salía del jardín de niños.
Cuando llegaron por fin tuvo paz, Nathan se había marchado junto con Justin y el montón de chicas del club, mientras Michael seguía parloteando sobre el estilo musical del profesor.
- ¿Por qué te molesta tanto? - le pregunto ya cansada de lo mismo.
- Nunca voy a ser yo, ¿cierto? - susurro apenas audible para ella.
- ¿Dijiste algo? - Michael negó.
- Voy por algo de comer, ¿te apetece algo? - ella negó y él se marchó.
Una sombra se posicionó frente a ella y la silueta de una chica apareció.
- Hola- la saludo con timidez - Yo... soy... -miro al cielo buscando una respuesta, la chica en sí se notaba bastante nerviosa -soy Daniela, ambas pertenecemos al club de karate - Serena levantó una ceja.
- ¿Qué quieres?
Daniela se arrodilló frente a ella colocando casi la cabeza en la arena.
- Por favor, acompáñame...
- ¿Por qué lo haría?
- Porque Robert quiere hablar contigo.
- Todavía sigues detrás de ese sujeto - ella bajo la mirada.
- Por favor - su tono de voz fue una súplica.
-De acuerdo.
Se levantó del lugar, pero antes de marcharse reviso sus bolsillos buscando su teléfono, no estaba pero si estaba la hoja que le había dado más temprano Kevin.
Aprovecho que la chica estaba lejos y la leyó. En ella había una dirección, con una advertencia de que no fuera.
Guardo la hoja dentro del bolso y busco su teléfono, este replicó en sus manos y el nombre de Franco se mostró en la pantalla.
- Por fin contestas. Serena, ¿Dónde has estado metida estos últimos días?
- En casa de un amigo - respondió tranquilamente acercándose a Daniela.
- ¿Por qué no te has comunicado conmigo? - ella no respondió y él siguió: -Seguro con Ryan hablas todos los días- suspiro - maldito sea el día que tu madre lo conoció - ella apretó el teléfono en su mano.
- No me he comunicado contigo por que no se me apetecía escuchar tu voz.
- Lastimosamente para ti, mocosa, soy tu padre, no él, ahora no te llamaba para discutir del insecto de Ryan, te necesito aquí mañana.
- Tengo escuela.
- Como si asistiera, mañana Serena, puedes traer al mocoso que tienes por hijo - sin decir nada más colgó.
Ahora se encontraba tan enojada que no vio a la persona que se le acercaba, tampoco se percató quien era, solamente sintió un golpe en la cabeza y todo se volvió n***o, sin embargo logró escuchar:- Súbanla al auto.
(...)
Estaba dando unas vueltas por el lugar contando a los alumnos y a la vez observando como Justin jugaba con las chicas del club.
Alguien toco su hombro, al voltearse se encontró con la mirada azul de Michael, este se notaba muy preocupado.
- ¿Sucede algo?
- No encuentro a Serena - él le sonrió.
- Debes de estar escondida de ti - el negó.
- Encontré su teléfono a las afuera de la playa y su bolso estaba en la orilla - Se cruzó de brazos - además, conociéndola como la conozco - el estómago de Nathan se retórico - no abandonaría a Justin en un lugar como este y más si Austin está cerca.
- No creerás que...
- No, Austin se encuentra en una entrevista en un canal local - Camino pensando - Franco fue la última persona que llamo así que con él no está.
- ¿Quién es Franco? - Michael le dio una leve sonrisa.
- Su padre, pero desde que Justin nació no se llevan bien - Nathan apretó los puños - Faltaría una persona...
- Profesor Laine, no encontramos a Daniela por ningún lado. - Carla llegó hasta donde ellos se encontraba- la última vez que la vi fue con Serena.
- ¿Dónde las vistes?
- Iban camino a la entrada, por el estacionamiento.
- ¿Dónde está Robert? - pregunto Michael frunciendo el ceño.
- No lo sé, por allí con su club - volvió la mirada a Nathan - lo importante es que Daniela no aparece y es culpa de esa chica.
- ¿Dónde está Justin? - esta vez fue Nathan quien pregunto.
- Esta con Tania y Paola, pero está ansioso, quiere ver a su madre.
- Llévenlo con ustedes, yo me encargaré de buscar a Serena y Daniela.
- Está bien.
- Y Carla, que no se entere de la desaparición de Serena - ella asintió - lo quiera cúmplelo, cualquier gasto, yo correré con ello.
Le hizo una seña a Michael para que lo siguiera y este obedeció.
- ¿Por dónde empezar? - pregunto.
- Busquemos a Robert, ha estado molestando a Serena últimamente
Buscaron por toda la playa rastro de alguno de los 3 chicos pero no los hallaron. Michael encontró un papel dentro del bolso de Serena, era una dirección y escrito en otro color de bolígrafo le advertía a la chica que no fuera.
¿Por qué si Serena era tan cuidadosa había asistido a ese lugar? Se preguntaron ambos. La dirección no era tan lejos de donde se encontraban, era una casa que se alquilaba durante las vacaciones, según los pobladores, por lo que en estos momentos se encontraba vacía.
Nathan decidió primero advertir a los otros entrenadores y estos comenzaron a resguardar a los estudiantes dentro de los autobuses, contando cada uno y en efecto faltaban 3. Lo siguiente fue comunicarse con el Director de la escuela para dar aviso a los padres de los 3 alumnos desaparecidos, por último la policía, esta última no fue de ayuda, ya que se marcharon alegando que fueron tres adolescente que se alejaron del grupo y que en cualquier momento aparecerían, sin embargo Nathan reconoció entre los policías a uno que estudio en el campus y como favor pidió que se quedara, sin ganas acepto.
Observo como una patrullo escolto los autobuses de nuevo al campamento mientras él y policía tomaron el camino a la dirección del papel que mantuvo en secreto hasta quedarse solos.
Serena era su responsabilidad o eso quería creer y se negaba a que algo le pasara, primero mataría a quien sea, si algo le pasara. Apretó el volante mientras dirigía su camino a la cabaña.
- Debes mantener la calma – le dijo el policía.
Pero como mantener la calma si los nervios se lo estaban consumiendo, eso no era nada fácil. No se quedaría tranquilo hasta no saber que ella estaba bien.