Capítulo 2

1498 Palabras
- ¿Que? - Sophie abrió sus ojos como platos al escuchar mis intenciones - de ninguna manera, podría ser muy peligroso para mí madre y para mi - negó con su cabeza. - Por favor amiga - junté mis manos en modo de súplica - solo serán un par de horas, y si se descubre asumiré toda la responsabilidad. - No lo sé ¿cómo podríamos hacerlo? el palacio está lleno de seguridad por todos lados. Será mejor que le preguntemos a tus padres. Estoy seguro de que podrían entenderte. Una risa irónica se escapó de mis labios. - Estamos hablando de mis padres Sophie, jamás me dejarían. Y si lo hacen me mandarían con todos los militares de Gales. No quiero hacerlo de esa forma. Ella se quedó en silencio un buen momento. Supongo que pensando en alguna opción. Finalmente me miro y suspiró rendida. - Esta bien, pensaré en la forma de salir de aquí. Pero si nos descubren ya lo sabes - me miro amenazante. - Será toda mi responsabilidad, lo prometo - levante mi mano en señal de promesa. Esa misma noche no pude pegar un ojo de la ansiedad que tenía. Sobre todo la incertidumbre de explorar y ser normal al menos por unas horas. Al día siguiente, las mucamas fueron a abrir las cortinas de mis ventanas. Algo que estuve esperando desde que me acosté. Sabía que mi pequeña aventura estaría cerca. - Su majestad. Sus padres la esperan para desayunar en el comedor Real - dijo elin mientras veía como me peinaba. - Muy bien, enseguida bajaré - ella hizo reverencia antes de irse y sonreí. Una vez que bajé a desayunar, me senté en el lugar donde siempre lo hacía. Ambos permanecían en silencio, eso me inquietaba un poco. - Tenemos que viajar a Londres - dijo mi padre de repente haciendo que dejara mi taza sobre la mesa. - ¿Cuando? ¿Por qué? - pregunte con el miedo de que esto interrumpiera mis planes. - Esta misma noche, el príncipe se casa mañana y estamos invitados a la boda. - ¿Es necesario que yo asista? - mire a ambos. - ¿Por qué no querrías ir? - dijo mi madre - ¿acaso quieres quedarte sola y aburrida? - Prefiero eso madre, estoy con el asunto - mentí. - Oh, entiendo - ella asintió y mi padre frunció el ceño. - ¿Que asunto? - Cosas de mujeres padre - papá asintió comprendiendo y luego se encogió de hombros. - Bueno, supongo que no habría problemas. Solo espero que sepas comportarte. - Debería ofenderme ¿cuándo tuve un mal comportamiento? - hice una mueca. - Tienes razón, nunca - papá sonrió con orgullo. En la tarde me la pasé buscando algún atuendo lo más normal posible. O mejor decir el vestido más sencillo. Unos golpes en mi habitación hizo que guardara rápido todo lo que había sacado. - Adelante - caminé hacia mi silla y vi a mi madre entrar - madre ¿qué se te ofrece? - Solo venía a preguntarte una vez más si estás segura de tu decisión - ella me tomó de la mano y me sonrió con dulzura. - Completamente segura madre, no te preocupes. Estaré aquí en mi habitación. Con sophie haremos una maratón de películas. - Bien, ya sabes que por cualquier emergencia nos debes llamar - asenti. Luego de darme una ducha, me coloqué un vestido y acompañé a mis padres hacia la entrada del palacio. Pues estaban a punto de emprender hacia su destino. - Nos veremos en dos días cariño - mi madre me dio un beso en la mejilla. - Quiero que cuiden muy bien a mi hija, la princesa queda en sus manos - dijo papá mirando al personal. Luché contra la urgencia de rodar los ojos, a veces no me gustaba que sean tan protectores. - Si, su majestad - respondieron todos. El me dio un corto abrazo y ambos subieron al auto. Los despedí con mi mano por última vez y los vi irse hasta que se perdieron del camino. - ¿Se le ofrece algo su alteza? - dijo una mujer del personal. - Nada, gracias - sonreí con amabilidad - estaré en mi habitación, por favor si ven a Sophie le dicen que la espero allí. - Si, su alteza - asintió. - Una cosita más - mordí mi labio - que nadie vaya a mi habitación, quiero descansar. Ella asintió y luego hizo reverencia. Por mi parte, le sonreí y caminé hacia mi habitación. Nuevamente volví a sacar el vestido que había escogido. Pero había algo que no me convencía. Lo único que esperaba es que Sophie llegara. Las horas pasaban lento, y lo sabía porque miraba constantemente las agujas del reloj. Me puse aquel vestido que había escogido para quedar lista. Como si eso fuera a apurar todo. Un golpe hizo que me pusiera de pie. - Adelante - dije fuerte para que escucharan. - ¿Desea comer algo? - Elin entró y me decepcione un poco. - No gracias, de hecho ya me iba a acostar porque me duele el estómago - fingi una mueca de dolor. - Si precisa puedo traerle una bolsa de agua caliente. Eso calmará su dolor - dijo comprendiendo. - No, no te preocupes. No duele tanto - intente sonreír. - Bueno, ya sabe que cualquier cosa que necesite nos llama - yo asenti. Ella hizo reverencia y salió. Esto hacia que mis nervios aumentaran. No quería que todo el tiempo vinieran a verme. ¿Y si entraban y descubrían que no estaba? Estaba a punto de cambiar de idea cuando Sophie llegó. - ¿Que haces? ¿estás lista? - ella me miró con curiosidad. Mis ojos se dirigieron hacia su maleta. - Creo que sí - dije confusa - ¿qué es eso? - Una maleta - dijo obvia - eres delgada y chiquita. Vas a caber perfectamente por aquí. - ¿Me vas a sacar dentro de la maleta? - abrí mis ojos enormemente ante su ocurrencia. - Es la única solución que encontré por ahora - se encogió de hombros - además no levantaría sospechas. Le dije al guardia que traía ropa para que mi madre lavara. - Estas completamente loca - rei. - Entra, quiero ver si funcionará. Luego de comprobar que si funcionaba, pues la maleta era enorme, preparamos todo para que en caso de que entraran creyeran que estaba durmiendo. De igual manera, Sophie se encargó de pedirle a todo el personal que no fueran a interrumpir. Sophie me cargó con la maleta con mucho cuidado. Sentí como la arrastraba y casi no podía ver nada, pues la abertura para que pudiera respirar era muy pequeña. Sentí como se despedía de el guardia y seguía caminando. Pronto comenzaba a sentirme incómoda. - Respira, ya estás fuera del palacio princesa rebelde. Solo bastó esa frase para que mi adrenalina subiera al cien por ciento. Sophie siguió caminando mientras yo me quejaba de la postura. Ella reía y me pedía que aguantara solo un poco más. Finalmente abrió la maleta y me miró con diversión. - ¿Estabas cómoda? - dijo graciosa. - Nunca estuve tan cómoda en mi vida - me puse de pie y me frustre al ver mi vestido arrugado. Sin embargo el lugar me llamaba la atención. - ¿donde estamos? - Este es mi humilde hogar, ven - me jalo de la mano - esta es mi habitación. Era tan pequeña. Incluso mi armario era más grande. Aun así estaba muy bien adornado, tenía algunos pósters de artistas famosos. - Es hermosa - sonreí. Ella asintió y caminó hacia su armario. - Se que no es ni la mitad de lo que tu tienes, pero soy agradecida ¿sabes? mucha gente no tiene una cama caliente, ropa para cambiarse. - Lo sé, la mayor riqueza hoy en día es tener un hogar. No importa si grande o pequeño. Pero sabes que tienes donde estar y sentirte protegido - sonreí entendiendo. - Ten - dijo sacando una ropa - estabas loca si creías que ibas a ir con eso. - ¿Que tiene de malo mi vestido? solo esta arrugado - dije pasando la mano sobre el. - Las personas normales lo usamos para casamientos, eventos muy especiales, como la fiesta de graduación. - Oh, pensé que como era sencillo - hice una mueca. - No, dejaremos este vestido aquí. Ponte eso. Ambas tenemos la misma talla así que te entrara perfecto. Era la primera vez que me ponía un Jean, calcetines y zapatillas. Me sentía tan extraña. Luego una blusa y una chaqueta de cuero n***o. Sophie me hizo una coleta alta en el cabello y me aplicó un poco de su maquillaje. Me desconocía en el espejo, pero me gustaba lo que veía. - Ahora sí ¿estás lista? - mi amiga me sonrió a través del espejo. - Estoy lista.
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