Capítulo 2

1092 Palabras
NARRA ASHLEY VITALE Esa mañana la recuerdo con exactitud, probablemente la más normal que había pasado en meses. Desperté y el día estaba soleado, muy soleado. Abrí con delicadeza mi ventana mientras observaba el jardín. Ahí estaba Michael, el jardinero. Secaba su frente y se quejaba del intenso sol. Toqué mi ventana dos veces llamando su atención y finalmente saludando sonriente. Fue ahí que dejó de quejarse del sol y devolver aquella sonrisa. Caminé a la ducha y me desvestí, una ducha larga de agua fría para despertar y comenzar el día de la mejor manera. Música clásica y esencias de chicle en el agua. Me puse de pie y sequé mi cuerpo, cepillando mis dientes y tomando mi cabello en una toalla. Miré el reloj y me aseguraba de aún tener tiempo, 7am. Y sí, aún tenía tenía tiempo. Entre toallas me dirigí al armario y saqué lo que usaría para el día. Jeans de tela rosa, camiseta blanca básica, botines y mi mochila a juego. Me vestí y fui por mi maquillaje. Base, polvo, rímel y rellenar un poco mis cejas.—¡Perfecta!—Dije mirándome por última vez en el espejo. Sonreí y despeiné mi cabello, usando un secador aplaque rápido y finalmente salí tomando mi celular entre manos. Bajé y mi desayuno estaba sobre la mesa.—¡Maryy!—Grité llamándola, no veía su presencia y se me hacía confuso. Luego de un par de mordiscos a mi sándwich y un poco jugo de manzana, apareció por una de las puertas de la cocina. —¡Buenos días señorita!—Dijo besando mi frente y tomando mi oreja.—¿No es algo tarde?—Preguntó. —Voy justo a tiempo. ¿Por qué hoy no desayunas conmigo?—Pregunté confundida. —Disculpe señorita, no tengo apetito por ahora. Estaba lavando un poco ahora. Aprovechando el día, sabe cómo son ciertas cosas.—Respondió finalmente. Me puse de pie y tomó mis trastes.—No, tranquila.—Le detuve. Llevando por mi cuenta y finalmente fregando. —Siempre te robas mi trabajo.—Respondió jugando con mi barriga. —Solo a ti te robaría ésto.—Respondí entre risas. Me marché, no sin antes besar su frente y despedirme. Busqué a mis padres con la mirada y al notar que faltaba sus abrigos, deduje que ya no estaban. Rutina. Caminé en silencio y el chófer me esperaba en la entrada. Cabizbajo abrió mi puerta y en silencio subí. —Buenos días señorita.—Saludó al subir al automóvil. —Buenos días.—Respondí secamente hundiendome en mi celular y avisando a John que ya comenzaba mi día en el instituto. No hubieron más palabras por ninguno de los dos y en silencio ví las puertas del instituto. Día de mierda. El chófer abrió mi puerta y en silencio bajé. —Estaré aquí cuando salga de clases, joven.—Y de un puertazo cerró y se marchó. Todos me observaban como era de costumbre. Silencio y a su vez, murmullos. —Hey.—Dijo Alice. Lo más cercano que tenía a una amiga en el instituto. —Hey.—Repetí. Aún sin detener mi paso hasta entrar a las grandes puertas del instituto. —¿Por qué tan seca?—Preguntó. Y reí, no antes se darle un abrazo. Dejándola confundida.—Eres rara, Ashley Vitale. —No quería que el chófer te viera así y luego fuese de chismoso a decirle a mis padres. No quiero que...una vez más arruinen lo único que tengo que no puedo comprar con dinero.—Susurré casi inaudible. —Bueno...—Respondió riendo.—Si quieres comprarme no me quejaría, estoy corta de dinero éstos meses.—Respondió. Risas de mi parte y luego silencio, caminamos a aula y finalmente tomamos nuestros puestos. Una clase de química a la cual no prestaba atención; y solo me disponía a revisar mi celular. —¿Y por qué ella simplemente no presta atención y nadie le regaña?—Escuché de una voz chillona que provenía de Karla. No, no ahora Karla. —Tranquila señorita Karla.—Le respondió entre dientes la profesora. Quien solo ignoró la advertencia de Karla y siguió en su clase. Y comenzaron los murmullos. —..."Todo es por ser una Vitale"...—Y más murmullos. Seguía en lo mío sin prestar atención y mordiendo mi lengua con fuerza. No armaría un escándalo, no ahora. Apenas iniciaba el día. —Solo ignóralos.—Susurró Alice tomando mi mano y sonriendo mientras anotaba sus apuntes. —Son tan ineptos que necesitan arruinar a alguien para sentirse bien con ellos mismos.—Susurró finalmente. Ocasionando mi risa de vuelta. Apagué mi celular y enfoqué la clase. No entendía nada. Pero aquello que siguió fue lo que acabaría con mi día y probablemente con el resto de mi vida. La puerta fue abierta, dejando ver al director algo asustado, y de cara larga. —Vitale.—Dijo llamando mi atención. El nerviosismo se hizo presente y la confusión seguía de mi lado. Todos me observaban y yo seguía sin entender. Todos los celulares comenzaron a sonar sin parar y aún más me veían con asombro. —... Ashley...—Susurró Alice tomando mi mano y poniéndose de pie. Abrazó mi cuerpo que estaba inmóvil y confundido.—Lo siento... Alice se despegó de mi cuerpo y el director me llamó. Todos seguían sin despegar sus miradas de mi y los murmullos se hicieron más fuertes. —"Los Vitale..."—Una vez fuera del aula, y una puerta cerrada tras de mi. El director me pidió tomar asiento, seguía con aquel semblante que no daba ni un poco de confianza. —Hay algo que debo decirte Ashley, y no sé cómo decirlo.—Fue lo primero que dijo. Lo miré confundida y rei.—¿Una vez más quiere dinero, director? Sabe que eso no me concierne, eso es entre usted y mis padres. —Ojalá fuese eso, señorita Vitale...—Y respiró hondo. —No tengo tiempo. Estoy perdiendome la clase.—Reproché enojada. —Es sobre sus padres. Hemos recibido la noticia de que sus padres han tenido un accidente...—Susurró. Y aquellas palabras no dejaban de repetirse una y otra vez. —¡¿Pero ellos están bien!?—Pregunté una y otra vez tomando mi teléfono. —No mire su celular aún, señorita. Mireme.—Dijo tomando mi celular entre sus manos.—...Lo siento mucho, sus padres han fallecido...—Y caí al suelo. Era el fin.
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