Capitulo 1
— ¡¿Qué mierda?! — exclamo molesta al escuchar el móvil sonar —. ¿Quién llama tan temprano? — me tomo mi tiempo en llegar a el
— ¡Buen día cariño! — saluda al contestar mi padre, el solo escuchar su voz elimina cualquier molestia que pudiera tener por haberme despertado de mi hermoso sueño
— Hola papi, ¿Cómo estás? — no puedo evitar bostezar por el sueño que aún me nubla la mente
— Bien, ¿y tú mi vida?
— Muy bien, pero papi, ¿Por qué llamas tan temprano?
— ¿Temprano?, pero si cariño. Deberías estar alistándote para ir a trabajar…
— Que cosas dices… aún tengo tiempo — alejo el celular de mi rostro para poder ver la hora —. ¡Mierda!, tienes razón
— ¡Chloe Nodstorm!, cuida tu lenguaje. Ve que estoy hablando contigo, no con ninguna de tus conocidos — giro los ojos, ignorando su regaño
— ¡Si papa!, estoy arrepentida y todo eso. Siento tener que irme, pero como tú mismo sabes. Es tarde y tengo que irme
— Está bien mi vida, pero recuerda que más tarde tienes que venir. No puedes faltar
— Papa…
— Nada de papa, vas a venir. Van a estar todos, y tú no vas a ser la excepción, además Sebastián pregunta mucho por ti
— Iré solo por él, pero tú sabes porque no quiero ir
— Te amo cariño, que te vaya bien en el trabajo — ignora por completo lo último que dije
— ¿Papa? — pregunto, pero cuando separo el móvil me doy cuenta que colgó —. ¿Es enserio?
Siempre que intento evitar esa dichosa cena familiar, el me cambia el tema. Y cuando saca a colación a mi hermano, no puedo evitar aceptar. Pero lo que menos quiero es ir, y más aún por el imbécil que estará allá. Nunca falta, y no hay momento en el cual no nos peleemos. Ha sido casi como un ritual desde que tengo memoria, lo que tiene de sexy, lo tiene de imbécil.
— ¿Sexy?, que tonterías dices Chloe. Él no es nada de eso, solo un tonto más, eso es, nada más que eso — me digo a mi mismo, en lo que tomo fuerzas para levantarme para ir a tomar una ducha —. Lo peor es que a la única que me trata mal es a mí, para mis padres él es tan dulce. Pero cuando se alejan, todo es muy diferente.
Me introduzco al cuarto de baño, comienzo retirándome la ropa que use para dormir, aunque no creo que se le puede dar esa clasificación. Debido a que anoche llegue tan agotada, con ganas de entrar en mi preciosa cama. Que ni me fije, solo entre en ella con lo que tenía puesto. Recuerdo que solo alcance a quitarme el pantalón. Me desabotono la camisa, seguido del sujetador y luego me quito la ropa interior. Con esto, ingreso a la ducha como Dios me trajo al mundo.
— ¿Qué ocurre? — me pregunto extrañada, después de haber girado la llave pero no sale nada —. No puede ser, por favor no…
Entro en crisis al no ver caer el agua, no puedo irme así. Me siento muy incómoda cuando salgo sin bañarme, es casi como un ritual. Si fuera por mí, me bañaría cada par de horas; es que es tan relajante sentir el agua fluyendo, al mismo tiempo que te libera de tantas preocupaciones que ni siquiera sabias que tenías.
— Por favor Dios, no me hagas esto. Además que estoy retrasada, ¿No puedes permitir que baje un poco de agua? — cierro mis ojos, para luego juntar mis manos en una oración sincera al cielo. Esperando la respuesta a mi petición —. ¡Oye!, sé que a veces no soy la mejor pero no me puedes castigar de esta manera
Espero unos momentos pero no pasa nada, decepcionada porque mi petición de oración no fue bien recibida. Y que ahora tendré que irme al trabajo sin tomar mi sagrada ducha, me hace sentir un poco mal. Tomo la toalla, para cubrirme con ella. Salgo de la ducha. Pero al momento que voy a salir del cuarto. Escucho el agua llegando mágicamente a la regadera.
— ¡Gracias Dios!, prometo ser una buena hija a partir de ahora. Bueno con todos menos con Tristán, eso es seguro — digo, en lo que me devuelvo para tomar mi preciada ducha
Tomo rápidamente el jabón para comenzar a lavarme como es debido antes que el señor cambie de opinión. Después tomo el champú, para limpiar cualquier suciedad que pueda contener mi cabello del día anterior. Al sentir que ya estoy limpia, decido tomar la toalla para salir. No me pude bañar como me gusta hacerlo, porque tengo presente que voy tarde. Camino hasta mi habitación, tomo la crema para pasarla en una sucesión rápida por mi cuerpo.
Sonrío al sentir la fragancia de coco en mi piel, desde que mi mama me la compro cuando era una niña. A partir de ese momento se convirtió en mi favorita, si salgo y por alguna razón se me olvida echármela me siento como un ser incompleto lo que me hace estar de mal humor la mayor parte del día. Camino hasta mi armario para tomar mi característico blazer n***o, seguido de una blusa blanca y una falda de la misma tonalidad del blazer. Culminando con mis infaltables tacones de tacón n***o.
Comienzo a vestirme con prisa, al desplazar mi mirada hacia el reloj. Me doy cuenta al instante de lo tarde que es, aunque tengo la confianza de poder llegar a tiempo. Aunque eso no me exenta de nada, no me cuesta llegar a la hora exacta, no me parece lo correcto. Pero no sé qué paso hoy, que no sonó mi alarma. Ahora tengo que irme a las carreras. Al estar vestida, camino hacia el tocador para maquillarme, nada excesivo; rubor, rímel y un labial rojo uno suave que combina con mi piel.
Llego hasta el espejo de cuerpo completo, me encanta lo que veo en él. Mi hermoso cabello rubio, suelto. Nunca me ha gustado usar coletas, siempre he pensado que debe de estar libre. El conjunto que escogí, el cual como cosa extraña ya que lo tome sin fijarme demasiado; eso me digo a mi misma, no queriendo aceptar que me gusta tener todo perfecto. Sumado a eso, el cómo se adhiere a mi piel, resaltando todas mis curvas.
— Me veo hermosa — me halago a mí misma, al estar todo en su lugar. Decido salir de la habitación con rumbo a la sala
Desde que leí en alguna parte, no recuerdo específicamente donde. Que atraes lo que eres, comencé a halagarme, a confiar más en mi misma en todo momento. Dígase con mi vestimenta, con mi manera de ser, hasta cuando tomo un nuevo proyecto. Decidí enfrentarlo todo con una sonrisa, no me merezco menos. Después de todo, no creo que hayamos venido al mundo para sufrir, vinimos para ser felices. Por eso hay que dejar de amargarse la vida por cosas sin sentido; mi odio por la presencia de Tristán en mi vida no cuenta.
Tomo mis pertenencias, las cuales se encuentran en la isleta de la cocina. Donde siempre las coloco sin falta, doy un vistazo y me reviso comprobando que todo este donde debe de estar. Es cuando decido salir de mi apartamento, me aseguro que todo este apagado antes de salir. Para luego dirigirme al elevador, a veces se siente algo solitario estar aquí. Después de todo donde vivo, específicamente mi apartamento abarca todo un piso. Pienso que debí de pensarlo mejor antes de hacerlo. Pero ya lo hice, me encuentro acostumbrada a este lugar, cambiarme en estos momentos me parece más un capricho que otra cosa.
Gracias a Dios llego rápido al subterráneo. Me introduzco en mi amado Audi; le tengo un cariño muy grande ya que fue lo primero que me compre con mi suelto propio. Bueno… Luego de tener ahorrado, una gran parte. En fin, introduzco la llave para devolverlo a la vida, no pierdo mi tiempo admirando lo hermoso que es. Todas las desventajas de ir tarde. Acelero para salir del lugar.
Agradezco poder llegar rápido, en otro momento admirare las hermosas calles de Londres. Pero justo en este momento, no es como el más adecuado para hacerlo siendo sincera. Antes de bajarme doy un leve vistazo a la hora, respiro más tranquila al notar que aún estoy a tiempo. Hasta llegue a pensar porque estaba tan apurada.
Me desplazo hacia el subterráneo, en cuanto entro ya hay una persona en la zona de vigilancia. Le saludo con una sonrisa, el corresponde de la misma manera. Me siento feliz de poder haber levantado esta empresa, además de las personas que he contratado son de muy buenos modales. A veces hasta siento que no vengo por el trabajo en sí, si no por el buen trato que recibo. Quizás tiene que ver con que soy la jefa. Pero al nunca recibir quejas, creo que es una razón de peso para ver que todo está en orden.
Me bajo del automóvil, para luego subir hacia mi piso sin mucha demora. En el camino saludo a todas las personas, sin ningún tipo de distinción ya que todos se merecen un buen trato. Desde el personal de limpieza, hasta las secretarias y los directivos; tanto aquí como en cualquier lugar.
— Buen día señorita Nodstorm, ¿Cómo se encuentra? — me pregunta Amber; mi secretaria
— Muy bien gracias por preguntar, pero ya te dije que me puedes llamar Chloe. Más bien me haces sentir mayor de lo que soy, al llamarme de esa manera — le comento con una sonrisa, aunque sé que no sirve de nada porque al principio me llamara por mi nombre pero luego seguirá con lo mismo
— Está bien Chloe — sigue lo que le digo, pero sé que no servirá de mucho —. No hay nada importante para hoy, solo el señor Charles llamo para que le recordara lo de la cena de mas tarde en su casa
— Ya estoy enterada Amber, muchas gracias
Con esto me introduzco en mi oficina. Doy un vistazo alrededor, observando a lo lejos mis sofás color n***o. Los cuales se ven muy cómodos para echar una pequeña siesta, me encuentro sumamente tentada a hacerlo. Hasta me acerco con esa idea.
— ¡No!, tienes que trabajar — me digo a misma, no muy convencida para dirigirme hacia mi escritorio para comenzar mi día de trabajo