Aleron lo miró con escepticismo, pero Axel no se inmutó.
"Levántate. Vamos, practica. Hazlo con confianza, como si estuvieras orgulloso de estar conmigo".
—Esto es ridículo —murmuró Aleron, pero de mala gana se levantó y se acercó a él.
Lo que siguió fue una serie de intentos desastrosos. Axel intentó enseñarle a caminar con elegancia, pero cada vez que Aleron intentaba sujetarlo del brazo, tropezaban. En un momento dado, Axel exageró tanto su postura que ambos casi caen al suelo.
"¡¿Cómo se te da tan mal esto?!" se quejó Axel, frotándose el brazo tras el último tropiezo.
—Quizás porque esto no es normal —respondió Aleron poniendo los ojos en blanco.
Después de un par de horas de práctica incómoda y muchas risas contenidas, Axel finalmente levantó las manos en señal de rendición.
Bi
