NARRA DEREX
Volteó a todos lados a medida que el viento frío sucumbe mi rostro desconfiado. Conozco este truco, alguien quiere asustarme, es lo primero que me viene a la cabeza.
Debes calmarte Derex, debes hacerlo. Cualquier perra pudo haber pagado el trago.
Trato de tranquilizarme pero mis instintos de cazador percibe que algo no anda bien. Así que camino rápidamente hacia el auto y de un portazo cierro la puerta una vez me ingreso al mismo suspirando.
Joder, Maya está en mis pensamientos todavía.
Ruedo los ojos hacia el GPS, soy un hombre de curiosidades, y una es saber todos los movimientos de la otra persona que vive dentro de mí, Johnny Stank.
Tecleo el GPS, imaginando que pudiera hacer Jhonny mientras duermo. Cada día, esa personalidad toma fuerza en mi vida, se ha vuelto pieza importante y desenlace en todo.
Jhonny puede ser dulce, pero a la misma vez es siniestro, peligroso, tentador, provocador. En cambio yo, Derex, soy perturbador, un monstruo de principio a fin.
Mi dulce Jhonny es empático, hasta gracioso, encantador, es una gomita azucarada que conquista a todos con una sonrisa gentil. Sin tan solo supieran que detrás de la gentileza se esconde la envidia, y oculta la envidia, las ganas de poder y control hacia las personas.
Estoy enfermo. Lo sé. Lo tengo presente cada día de mi vida, pero matar se ha vuelto una necesidad, parte de mi esencia, de mi vida, de lo que hago. Si no puedo controlar mis situaciones, no puedo existir.
Ubico la última dirección de Jhonny. Me doy cuenta que esta alejado.
Pobre iluso.
¿A dónde querías ir?
Arranco el auto en dirección del GPS. La voz computarizada me está guiando tras camino frondosos y sombríos. Los árboles parecen seres aterradores a media noche, y las ramas se transforman en garras y las sombras de las pesadillas de cualquier niño.
Mis pesadillas de seres terroríficos se intensifican a medida que me sumergo en la oscuridad no estudiada. No conozco el sitio, ni el lugar. ¿Por qué carajo Johnny vendria aquí?
Suspiro...
Cierro los ojos por unos segundos y mi mente me traslada a una de mis tantas pesadillas, a uno de los monstruos nocturnos que me perseguía cada noche.
Duermo en mi cama... cierro los ojos... escucho el crujir de la puerta abrirse. Tengo miedo, sin embargo, no me atrevo a mirar. Necesito fingir para calmar mi miedo, a los 6 años deberías de ser fuerte, más yo sigo siendo un cobarde. Cierro los ojos con tanta fuerza que me repito que el monstruo no me alcanzará.
Siento como se hunde el colchón. Viene por mi... viene a llevarme con sus garras, nooo, mamá ayúdame... noooo...
Sacudo mi cabeza, siento el impacto que tiene mi pecho al recordar. Me duele el pecho, siento que me asfixio y no puedo respirar. Debo detenerme o terminaré impactando con un árbol.
Freno de golpe. Al auto le suena todo.
Respiro... inhalo, exhalo, inhalo, exhalo.
Alzó lentamente la cabeza para ver que frente de mi se encuentra una casa, una muy grande, muy blanca, muy similar a la... a la... de los Salvatore.
Esa casa... esa casa.... ahí es donde están los monstruos.
Me bajo del auto a medida que los recuerdos hacen un proceso de indigestión.
Dante... Mamá... Sasha... Pamela... El señor Salvatore....
Las imágenes de ellos están haciendo estrago como el huracán en una ciudad. Sus sonrisas son siniestras, sus ojos perturbadores. Sus fantasmas tan dolorosos que tengo ira, se pudiera decir que mucha.
Estas loco... enfermo... eres horrible. Vas a ser lo que yo diga Derex... Nadie te creerá. No te amo... Nadie te va a querer... eres un psicópata... un fenómeno.
Las voces eran gusanos en una llaga, fuego en un infierno. Un tormento a mis oídos. Tuve que taparlos.
—¡Callense! ¡¡¡Callense!!!—grité a un lado del auto, con mis rodillas en el césped y el inmenso frio que venía acompañado con una neblina espantosa.
Respiro... recobro la compostura levantandome de ese césped mugriento. Cierro con brusquedad la puerta del auto para caminar con precisión directo a la casa.
Sin duda era la casa de los Salvatore, era la misma fachada, la misma recreación.
¡Alguien quiere torturarme!.
Rodeó la casa como espía que intenta derrumbar unos muros. En este caso, yo solo tengo un objetivo: saber que hay dentro de la casa.
Veo una ventana y me doy cuenta que me lleva directo a un sótano sombrío. Además, de que mi cuerpo cabe perfectamente por esa rendija. Rompo el vidrio de un golpe, los cristales se hacen añicos cortando también mi mano. Sangra... estoy sangrando...
Sangrar hace que se alivie mi pecho... me gusta la sangre, su color, su espeso, su olor.
Estoy herido, más no me importa, porque herido por dentro he estado desde hace mucho tiempo, en el infierno he permanecido y nadie me ha podido rescatar.
Tengo rabia... tengo mucha rabia contenida con todos. Con las mujeres, con los hombres, con la sociedad. Nadie me ayudó... nadie me protegió. Todos me dieron la espalda, todos terminan abandonando. Todos son falsos.
Me escabullo como una serpiente al ingresar a una guarida y finalmente cuando estoy dentro mis ojos percibe lo aterrador que es ese sitio.
Camino... tanteo... olfateo... tropiezo con un par de cosas; no se con lo que me encontraré, tengo mucha curiosidad por saberlo.
A continuación consigo la puerta, giro el pomo y salgo a la luz, a una luz que me deja petrificado, a una trampa o alguien que me quiere llevar a los límites.
Me encuentro con una sala vacía. Con una casa vacía...
☆☆☆☆
Nuevo capitulo. Perdón por estar tan perdida, estuve meses en el hospital por una enfermedad que estoy controlando. Ya estoy bien, y aquí les traigo otro capitulo. Apoyenme con sus comentarios y votos, eso me anima a seguir avanzando la historia.