Estoy aterrada, mi padre hoy si me mata, y no solo eso me va a desenterrar y me va a volver a matar, ¡Dios que estas en los cielos ayúdame!! Estoy muerta y este idiota que ahora aparte de ser un ladrón trabaja para la mafia, estoy perdida, las cosas que tengo que hacer para él.
Lo miro que está en una llamada, también él está en problemas, talvez le vaya más peor que a mí, talvez a él si lo descuarticen, ¡Dios! Voy a presenciar un asesinato, tenemos que salir de aquí este lugar no es seguro, maldigo la hora que no traje mi celular.
—Hey tú, tenemos que irnos, no estamos seguros aquí.
—¡¡De que hablas!! —El idiota me queda viendo, como si no supiera que están a punto de matarlo—
—¡Muévete! —Lo empujo fuera de la habitación, el lugar está abarrotado, lo llevo casi arrastra, habla y habla y no escuchó lo que dice, la música esta a gran volumen trato de que se apure, no sé que hacer y a donde ir, y ya siento que es de madrugada, mi padre si me va a matar y si la arpía de Leticia les cuenta otra historia, no puedo pensar mal, solo espero que ella no me haga una mala pasada—
—Adonde me llevas, detente, no podemos correr como locos en la calle. —Él se detiene de repente, haciendo que rebote en su pecho del jalón que me ha dado— Eres alguna loca que se escapó de algún manicomio.
— Si claro yo soy una loca y tú eres un sirviente de algún mafioso, que en cualquier momento te va a descuartizar y de paso a mí también, así que camina. —Quiero emprender el camino cuando me sujeta fuerte con sus brazos, apegándome más a su pecho, siento un calor en todo mi cuerpo, que demonios es esto—
—Solo quédate así. —Me susurro cerca de mi oído, sentí una corriente eléctrica recorre mi cuerpo, nunca he sentido algo igual— Cuando eres obediente, eres agradable.
Este tipo está loco, y yo más por andar con él, cuando estoy cerca de él mi adrenalina llega al cien, aunque huele jodidamente rico, hasta podría asegurar que esa fragancia es de marca, pero imposible, alguien como él no tiene el dinero, a menos que se lo haya robado, este hombre está metido en cosas ilícitas hasta la medula.
—Hey suéltame, la gente nos mira como bichos raros.
—Jajaja, ven conmigo, pasarás la noche conmigo.
—¡Queee!
—No, no te hagas ilusiones, te llevaré a mi apartamento de soltero, ahí podrás dormir y ya mañana pensaremos como dar con tu casa. ¡Si es que tienes una!
—Ah no, tú lo que quieres es meterte a otra casa y robar e involucrarme en tus fechorías.
—Estás loca.
Me sujeto fuerte del brazo y me llevo hasta el auto, este hombre está metido en más líos de los que pensé, no dije nada, de todos modos tiene razón es peor pasar toda la madrugada en la calle, por lo menos es decente, bueno eso creo.
—Llegamos, ten esta es la llave es el apartamento 103 duerme un rato yo pasare por ti a las ocho de la mañana, a ver si encontramos tu casa.
—¡Que no vendrás conmigo! Y si ahí está el mafioso.
—¿Cuál mafioso?
—¡El que te quiere matar!
—De donde sacas tantas tonteras, bájate y ve a dormir, mañana paso por ti.
El desgraciado casi me saco a empujones del auto, claro me aferré al asiento por no salirme, solo a mí me pasan este tipo de cosas, lo veo marcharse, por una parte mejor, si lo quieren matar que lo maten solo.
Llego al apartamento 103 y coloco la llave y si se abrió la puerta, entro con cautela, miro para todos lados, es de lujo el lugar, en eso escucho una música suave, sigo la melodía hasta una puerta que esta semi abierta, ¡Santo Dios! Una mujer en ropa interior, bueno si se le puede llamar ropa a eso que lleva, se le ve su cosa, su pupusa, está hincada en la cama abierta con un tipo de botones tapando sus pezones, me he quedado congelada, este idiota me dio la llave de la habitación de esta vieja, será que ese tipo también es gigoló.
Retrocedo despacio a modo que no se dé cuenta de mi presencia, busco con la mirada donde esconderme, porque largarme no es una opción, no conozco el lugar, solo tengo que esperar unas horas para que el sinvergüenza venga por mí.
Busco por el lado de la cocina, miro que hay una alacena y está vacía, me meto ahí en silencio, cierro las puertas, no sé a qué horas me dormí en eso escucho voces, de una mujer y un hombre.
—Quien te dijo que podías venir sin avisarme. —Él grita fuerte—
—Tú no tienes por qué hablarme así.
—¿Dónde está, la chica?
—¡Tienes otra mujer y te atreves a restregármelo en mi cara!
—Deja el drama, o quieres que tu marido se entere de tus amoríos conmigo.—¡Santo Dios la mujer es casada y ese tipo es el amante!—
—No me amenaces, sabes que estoy con él por el dinero, además tú me sedujiste.
—Jajajaja para mi solo res una del montón, y eso aquí se terminó, devuélveme mi llave no quiero volver a verte nunca más.
—Ah no tú de mí no te vas a deshacer tan fácilmente.
—Como quieras, le llevaré los videos a tu marido.
—¿Qué videos?
—Los que graba aquella cámara. —Escucho los tacones de la mujer por todo el apartamento, en eso un silencio, será que se fueron los dos, salgo con cuidado—
—Sabía que no eras tan estúpida para irte a vagar a las calles. —Miro hacia arriba y ahí está el parado recostado en la lacena de la cocina, con los brazos cruzados—
—Eres un estúpido casi me matas del susto, no me digas que eras tú el que peleaba con la mujer.
—Ah escuchando las pláticas de los mayores.
—¡¡Estúpido!! Me duele todo mi cuerpo, me quede dormida en ese lugar muy estrecho, creo que tengo un calambre en la pierna. —cuando la estiro, maldita sea es un calambre corro por el lugar y salto como cabra, me duele un chingo—
En eso siento que me suspenden por los aires, él me toma en sus enormes brazos y me deposita con sumo cuidado sobre el sofá, toma mi pierna y la encoge y la estira a modo que el calambre me pase, estoy embobada, mirándolo, ¡¡Que demonios me pasa!!
—Te sientes mejor.
—¡¡Ah!! Si ya me paso.
Lo miro que se levanta y me da un mocachino, muy rico por cierto, me hacía falta, estoy disfrutándolo, él solo me ve y me sonríe, lo ignoro, no voy a caer en su juego.
—¿Cuál es el apellido de tu familia?
—Que estás pensando, ah no a mi padre no lo vas a secuestrar, no somos ricos, a decir verdad somos muy pobres.
—¡¡Que idioteces dices!! —Jajajaja tienes una imaginación muy perversa—
—No piensas hacernos nada.
—Jajaja solo quiero buscar tu dirección en internet.
—¡¡Uf!! Que susto me diste. Nuestro apellido es Vargas.
—¡Vargas! Me suena ese apellido.
—Mi padre se llama Julián Antonio Vargas.
—Eres hija de… ¡Maldita sea! Estoy en graves problemas.