El vuelo de regreso a Paraguay se le hace corto a la pareja, ambos aprovechan cada segundo para demostrar sus sentimientos con palabras de amor, roces y caricias. Transitan las calles de Asunción a baja velocidad sin soltar sus manos, hasta que aparcan frente al edificio, los vidrios polarizados permiten que disfruten de un beso clandestino y Violeta toma una bocanada de aire, para enfrentar nuevamente su realidad. —Recuerda que te amo— susurra Rodrigo con el equipaje de la rubia en la mano, mirando hacia la entrada del edificio, cuidando de que nadie los vea para unir fugazmente sus labios... Por su parte, Ricardo se ha refugiado en la bebida, por primera vez en su vida, no es él quien tiene el control ni quien abandona; mientras tanto, su amante piensa que únicamente es una etapa, por

