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siempre mío, siempre tuya, siempre nuestro

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Descripción

Nos conocimos en un momento de nuestras vidas cuando más nos sentimos perdidos. Éramos muy jóvenes y creímos que podríamos manejar las diferencias sociales y darnos la oportunidad de formar una relación y amarnos, pero nos equivocamos en el camino que tomamos; no sabíamos lo inmaduros que éramos para enfrentar la realidad y los golpes de la vida a los que no estábamos preparados. Los retos nos enseñaron a afrontar las consecuencias de nuestras propias decisiones. Vernos ahora, después de tanto tiempo, ha sido un impacto que ninguno de los dos esperaba. Jamás pensé volverlo a ver; llevo huyendo de mi pasado por mucho tiempo, había empezado una nueva vida y una familia, creía haberlo olvidado, aunque llevo un recuerdo de él grabado en mi piel y mi alma. Sin embargo, hoy me atrevo a confirmar que todo lo que creía se ha desmoronado con solo una mirada suya, volviendo a poner mi mundo de cabeza, sumergiéndonos en nuestros secretos más oscuros, que nos devuelven al pasado donde aún seguimos odiándonos, ignorando nuestros sentimientos.

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Capitulo 1. Encuentro.
“Después de todo entendimos que no era nuestro momento de estar juntos y al final nos volvimos a encontrar”. Capítulo 1. Encuentro. —¿Qué es esto? ¿Qué significa esto, Cristal? —Ella lo mira fijamente, intentando aguantar las lágrimas que insisten en salir.— ¿Abortaste a mi hijo?— pregunta sientiendo su corazón romperse. — Tú hiciste tu elección y yo hice la mía; ya no hay nada que nos una. Llévale tu regalo a Siena. Ambos se miran, ella sufre en silencio, mientras que el corazón de Edrien se rompe a pedazos ante el peso de sus decisiones. —No pensé que se te haría tan fácil deshacerte de nuestro hijo, cuando dijiste que me amabas, que deseabas al bebé tanto como yo. —Fue igual de fácil como cuando tú hiciste tu elección y preferiste formar tu familia con alguien más, olvidándote de tu promesa de amor. Ya no hay nada que te retenga a mi lado; ahora puedes formar tu familia con Siena como lo habías deseado. —¿Crees que fue fácil para mí? Estaba confundido y cansado de las presiones de tu padre, las comparaciones, jamás sería bueno para ti, nunca estaría a tu altura, tu padre… —Ella lo interrumpe. — Mi padre tenía razón, tú no eres, ni serás jamás digno para mí o mi familia, no tenías nada que ofrecernos al bebé o a mí. Te abrimos las puertas de nuestro hogar y me traicionaste, te burlaste de mí y pisoteaste mi dignidad y el amor que sentía por ti. Ahora no tenemos nada más de qué hablar, así que vuelve a tu mundo, Edrian, no quiero volver a verte, eres el peor error que he cometido. Cristal le arroja la puerta en la cara y se derrumba sobre ella, al igual que Edrian, quien está en shock, sintiendo el peso de sus decisiones. * 8 meses antes. —Cristal, vamos, se nos hace tarde… —Cristal camina junto a su amiga muy distraída quien platica con otra de sus compañeras, cuando de repente pasan por la plaza donde hay varios estudiantes de diferentes escuelas reunidos para platicar, lo que le molesta a una de sus compañeras que hace alarde de lo mal que le parece la situación. —Qué horror, otra vez esos nacos aquí, no sé cómo les permiten estar tan cerca de nuestro instituto; debería venir la policía y llevárselos a todos —dice la rubia de ojos café que mira con fastidio al grupo reunido. Mientras que Cristal los observa en silencio, notando a la distancia la mirada de uno de los jóvenes presentes, que la enfoca de la misma manera, sin expresión alguna como en otras ocasiones. —Vamos, Cris, nos matarán si llegamos tarde a los preparativos para tu fiesta 16; apresúrate. Al subir al auto, ella no puede evitar mirar en dirección de aquel joven que cautivó su atención por completo, notando que está rodeado de muchos chicos y chicas, como si fuera alguien popular. * Sin plan de acordarse de él, Cristal se enfoca en los preparativos de su fiesta. Muchas personas están invitadas, pero ella solo está añorando el regreso de su padre, quien viaja mucho, dejándola por largas jornadas a ella y a su madre, lo que ha creado en Cristal un vacío por su ausencia, a pesar de que cada vez que regresa de viaje le trae lujosos regalos, lo que de cierta manera la anima, pero no llena su vacío. Ella, a pesar de que lo tiene todo, siente que necesita algo más, mucho más; su sed de aventura va más allá de las etiquetas y salidas de compras. Ella quiere experimentar como esos jóvenes en el parque con sus patinetas sintiéndose libres de sin ser juzgados por cada paso que dan. —Vamos, capitana, todos esperan verte con el vestido, apresúrate. —Su mejor amiga Cloe la distrae de sus pensamientos, trayéndola de nuevo a su mundo. Ella sale dejando a todos sorprendidos; su madre llora de felicidad, ya que no acepta que su pequeña esté creciendo, y sus amigas la adulan como de costumbre. —Estás bellísima, Cris, sabía que el color vino era tu color. Estás radiante, amiga. —Toda una reina, cuando tu padre te vea, no podrá creer que su pequeña ya sea casi toda una mujercita.— Afirma su madre. —No llores, mamá, no es para tanto. —Lo es, estás creciendo muy rápido, pronto te irás a la universidad y yo me quedaré sola. —¡Mamá! Vendré a visitarte. —Lo sé, lo sé, pero es que no será igual esta enorme mansión para mí sola. —Quizás deberías pensar en ir con papá a Londres, así podrán estar más tiempo juntos y nos veremos en vacaciones; ya no tienes que quedarte a cuidar de mí. —Cristal la abraza y su madre le corresponde. —Eres mi princesa, ¿lo sabes, no? —Lo sé. —Cristal le da un corto beso en la mejilla y la consuela, siendo interrumpida por Laila, la sirvienta y nana de Cristal. —Señora, disculpe, afuera está un joven que dice ser hijo de Jorge el jardinero. —¡Oh! Sí, cierto, que pase Laila, lo había olvidado por completo. —¿Se va Jorge, mamá?— Pregunta Cristal al ver su expresión incomoda. —Sí, cariño, está muy mal de salud, y me ha pedido que emplee a su hijo. Dijo que sabe sobre el trabajo y quise ayudarlo. Lo voy a entrevistar ahora; ustedes sigan con su prueba de vestidos. —Ve por el n***o, Cris, quiero ver cómo te queda. Cristal se levanta del sofá, notando al joven que llega a la propiedad dirigiéndose a la biblioteca junto a su madre, lo que la sorprende mucho, ya que ella no esperaba volver a verlo. —Cris, ¿estás ahí? El vestido, cariño. —Cris mira a su amiga, saliendo de su asombro. —Sí, sigamos. Durante la prueba de los vestidos, Cristal, nota al joven salir con su nana; ha conseguido el empleo según la información que circula entre los sirvientes, eso de cierta manera causa una extraña sensación de intriga en ella. * Al día siguiente, Cristal nota que al salir de clases, él no está en la plaza como todos los días; están sus amigos y eso la hace pensar que quizás ya está en su casa y lo confirma al llegar, notándolo sin camisa, cargando los sacos de fertilizante para planchar y algunas plantas nuevas para el jardín. * Ninguno de los dos cruza el camino del otro; pasan los días, incluso una semana, cumpliéndose la fecha del cumpleaños de Cristal, quien vive una bonita experiencia por todo lo alto como de costumbre, siendo la consentida de su padre quien no demora en volverse a desaparecer entre los negocios. —Cristal, cariño, baja a desayunar. —Su nana la llama. Hoy sus padres no están, ya que, como cada fin de semana después del regreso de su padre, ellos se toman un día para estar juntos, lo que la deja sola en casa con su nana, momentos que ella aprovecha para entrenar. —Voy… —grita bajando rápidamente, con una bata que cubre su sexi cuerpo que luce un sensual bikini n***o. Ella piensa pasar el día en la piscina, y leer su novela de época “Cupido”, de Nathaly Eunice—. Tomaré el desayuno en el jardín, nana.— Avisa saliendo para ponerse cómoda. —Ok, mi niña, ya te lo llevo. Cristal sale al jardín, acomodándose en su silla frente a la piscina. Ella se pone cómoda, exponiendo su cuerpo al radiante sol que la cubre. Al Laila traer su desayuno, ella lo toma muy distraída, disfrutando de su novela romántica. Ella lee como acostumbra tres páginas y suelta su libro en la mejor parte. Levantándose, toma sus lentes de natación y su reloj, preparándose para entrenar su tiempo como cada fin de semana. Atleta profesional, ese siempre ha sido su sueño; tiene el mejor récord en la escuela y eso consume totalmente su tiempo. Entrena con mucha firmeza, intentando mejorar cada día más. Su entrenamiento es notado por Edrian, un joven estudiante de secundaria, que viene de una familia humilde, quien, al igual que Cristal, la está observando distantemente desde que llegó, sin atreverse a acercarse demasiado. Al igual que Cristal, Edrian es el más popular de su escuela, como también es el capitán del equipo de fútbol, un joven de 17 años que persigue su sueño de ser un gran jugador de las grandes ligas. Pese a su poco financiamiento y recursos, persigue su sueño mientras trabaja ferozmente para ayudar a su familia en casa. Dos mundos diferentes, que se encuentran una vez más por fuera del destino, cuando Edrian pensaba que solo en sus locos sueños la podría tener tan cerca, ella resulta ser la hija de sus jefes. Cristal entrena hasta agotarse; apenas puede salir de la piscina, ella se acomoda en el suelo tratando de recobrar el aliento mientras tose ferozmente. Lo que llama la atención de Edrian, quien se aproxima a ayudarla. —¿Estás bien? —pregunta acomodándose frente a ella, quien se sorprende, enfocándolo un poco agitada. —¿Qué haces aquí?— Pregunta sin aliento. —No sé si lo sabes, pero trabajo aquí. ¿Te ayudo? —pregunta extendiendo su mano. Cristal lo mira desconcertada, tomando su mano; se levanta lentamente, intentando recomponerse. —Sé que trabajas aquí, solo que es fin de semana; deberías… —Él la interrumpe. —Sí, lo sé, solo que le he pedido a tu mamá un cambio; dije que vendría hoy porque mañana tengo un asunto que atender y no podré venir. —Entiendo. —Responde, incómoda. —Soy Edrian, por cierto. Ella lo mira aún un poco agitada. —Cristal.— responde estrechando su mano. —Es un placer, Cristal, lamento haberte asustado. —No lo hiciste, no te preocupes. —Bien, te dejaré entrenar tranquila. Ella lo mira marchar, sintiéndose aún sofocada, no por la falta de aire, sino que su cercanía la hizo sentir una extraña sensación que no puede explicar. * Desde ese momento, es inevitable para ambos no compartir un saludo o una mirada. Incluso ella se apoya del balcón, ignorando a sus amigos, lo enfoca a él, quien trabaja arduamente en el jardín, llevando a cabo el nuevo proyecto de su madre, algo que lo mantiene trabajando hasta tarde. —Es Liam, te ha enviado un mensaje, dice que salgas, que está fuera de tu casa. —Cristal sonríe al ver lo emocionadas que están sus amigas. —Vamos, vamos, Cris, vamos… —La toman de la mano y la guían a la salida. Su algarabía llama la atención de Edrian, quien las observa a la distancia. El castaño de ojos verdes le ha traído rosas junto a un moño, la invita al baile. Ella, muy nerviosa duda, pero al ser incitada por sus amigas, lo piensa un poco antes de responder, deteniéndose por un momento volteando en dirección de Edrian quien corresponde a su contacto visual, hasta que Liam los interrumpe. —¿Cristal? ¿Qué dices? ¿Vienes al baile conmigo?— Cristal lo mira y asiente. —Sí, acepto. Todo quedó grabado, ella le da un corto abrazo y la escena rápidamente se vuelve tendencia gracias a sus amigas. Todos se adentran a la casa, donde pasan la tarde entre juegos, comida y pláticas de sus actividades. Cristal, siendo una niña prodigio, con buenas calificaciones, belleza, inteligencia y popularidad, siente su mundo vacío escuchando a sus amigos hablar, no es lo mismo para ella. — Ya regreso, llevaré las rosas para ponerla en agua.— Sin ser escuchada, Cristal se levanta para ir a la cocina, buscando a su nana.—Nana, ¿Me ayudas con las rosas… —Cristal Nota Edrian comiendo y se detiene en shock al verlo—Disculpa, no sabía que… —Él la interrumpe. —Si las colocas en un jarrón y le colocas fertilizante del jardín al agua, se van a conservar por mucho más tiempo —dice enfocándola directamente. —¿Qué quieres decir, que no morirán? —pregunta ella curiosa. —Lo harán, pero con el fertilizante durarán mucho más días; solo es un consejo si quieres preservarlas por mucho más tiempo. —Sabes mucho de plantas, ¿Es lo que deseas hacer en el futuro? — Pregunta dejando las rosas sobre el mesón para servirse agua. —No, tengo mis propios planes; sin embargo es natural que sepa de esto, mi familia se ha dedicado a la jardinería por años. —¡Y tú vas a romper ese esquema! —Siempre en toda familia hay una oveja negra. —Ella sonríe, dejando ver sus hermosos hoyuelos. —Lamento haber interrumpido tu almuerzo.— dice enfocándolo avergonzada. —No te preocupes, ¿necesitas ayuda? —No, no quiero seguir incomodándote. —No lo haces, espera aquí, iré por el fertilizante. —Esta bien, yo buscaré el jarrón. — Buena aquí te espero Cristal.

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