Capítulo Diecisiete.
Diana
12 horas.
“Solo conozco una manera de marcar territorio, y ahora lo verán”
Llegamos hace doce horas. Neft recibió una herida en la pierna y Paolo no ha dejado de maldecir durante el viaje. El cansancio es el menor de mis problemas en este momento; todos están durmiendo, y Neft se remueve de un lado a otro en la cama, buscando una posición donde su pierna no sea un problema. El capitán nos ha dejado encerrados en la base. Ha llegado el momento de escoger al novato elegido y solo hay una manera de hacerlo: una misión en conjunto. Pero Neft quedará fuera de la misión de prueba; estará fuera de la base, lo que ayudará a que avancemos con la desaparición de Marieth. Han pasado poco más de siete días desde que estamos confinados a la base, sin posibilidad de salir.
—Cuídate —pido saliendo de la tienda que compartimos. Neft asiente con la cabeza y refleja una mueca en el rostro. Está siendo terco al negarse a tomar algo para el dolor. Neft asiente y deja caer la cabeza sobre la almohada, descansando.
El capitán está delante de los novatos, dándoles la espalda. Mientras nos mira con atención, espera que alguno de nosotros dé un paso hacia los elegidos. Jeick es el primero en avanzar, siempre tomando la tutela del equipo. Su voz sale firme y confiada al señalar al mismo francotirador que Harry y yo vimos el primer día. En esta última semana se ha destacado, aunque posea poco poder físico.
—Soldado Noah de la marina —este da un paso hacia delante. El capitán asiente y desliza la mirada hacia Harry, quien está al lado de Jeick.
—Soldado Noah es mi elección —Harry continúa con la decisión de Jeick. El capitán vuelve a asentir y espera mi decisión. La mirada que deposita en mí es obvia: Noah es un francotirador y hombre; el escuadrón ya tiene a un francotirador, no es necesario otro.
Nadie se compara a mis habilidades, y este novato solo está siendo un desafío. Un reto hacia el puesto que ocupo.
—Noah es un francotirador, ya tenemos uno —anuncio con la voz firme y segura, dejando en claro mi posición hacia el pequeño francotirador—. Dreck es un hacker excelente, pero Neft es mucho mejor, dejando de lado sus habilidades en combate con armas cortopunzantes. Sloan es estratégico, pero Harry cumple ese objetivo en el escuadrón. Ninguno de los novatos posee algo que no esté en el equipo; se necesita un soldado que aporte algo nuevo. Mi decisión es que ninguno está cualificado.
—Soldado Blair —el capitán me regaña, pero me mantengo firme y con la cabeza en alto—. Sus mayores han hablado, cabo. Noah, Dreck y Sloan, un paso adelante. Los demás se pueden retirar. Cada uno desempeñará una misión al lado del escuadrón 0-57; demuestren sus habilidades y si pueden trabajar al lado del escuadrón. Prepárense, al amanecer comenzarán las pruebas. Noah será el primero. Tendrás un duelo contra Diana; que el mejor francotirador gane.
—Entendido —todas las voces exclaman al unísono.
—Escuadrón 0-57, pueden ir a descansar —aquellas palabras suenan como alabanzas a mis oídos. Corro por el campo de entrenamiento justo hacia la tienda donde se está quedando Neft, quien aún permanece en la cama profundamente dormido.
—Arriba, Neft. Tienes que salir de la base y comenzar a trabajar en el caso de mi hermano. ¡Párate! —Neft gruñe y maldice al salir de la cama. El dolor lo azota y no se queja cuando le hago tragar los medicamentos. El moreno sale de la base, dispuesto a cumplir mis órdenes y tomar pastillas para mitigar el dolor, mientras nosotros esperamos a la noche.
8 horas después…
—¿Sí? —respondo el teléfono. Del otro lado, la voz de Neft suena emocionada y extasiada, pero aquel efecto puede ser a causa de las drogas que están en el sistema del hacker. Esta es la razón por la cual se negaba obstinadamente a tomar las pastillas; la vulnerabilidad que proyecta esta droga en su persona es algo que quiere mantener lejos.
—Dith, encontré algo más. Necesito que vengas ahora mismo —responde Neft, haciendo que grite de alegría en mi interior.
—Dime, cuéntame qué hallaste —pido con emoción y alegría. Esto es importante; que haya encontrado algo nos deja mucho más cerca de Marieth, aunque sea pequeño o insignificante para los demás.
—Ok, cálmate. Seguiré buscando, y apenas salgas de la base, te entregaré todo lo que he hallado. —Aquel mensaje y el tono de voz empleado son horribles. Me mantienen en vela y expectante ante las acciones de los demás. Odio sentirme de esta manera; Neft está jugando conmigo. Pero no tengo el tiempo para quedarme e insistir.
Bloqueo el celular, guardándolo en un bolsillo del saco n***o. Observo al pobre tipo tirado en el suelo, casi llorando, y me río bajito. Lo pagará. Lo hará.
—Esa mirada es mala. Quítala —me reprende Harry, mirándome con fijeza y apuntando cada mueca que hago—. Olvida todo lo que sea ajeno al entrenamiento. Mientras no acabemos aquí, no podremos salir.
—Él tiene razón. Despeja la mente y solo ve, demuestra quién es el mejor francotirador —me anima Jeick, y aquel juego de palabras es suficiente para que pase por alto muchas cosas.
Neft camina hacia un grupo de tres personas: un rubio y dos morenos, entre ellos Noah, quien resalta por las diferencias en su físico al lado de los otros dos soldados. Tienen sus armas en los lugares correctos, el uniforme está impecable, y llevan mochilas sobre las espaldas. La zona donde nos internaremos es boscosa, con algunos edificios camuflados y superficies irregulares. El capitán ha pensado en cada mínimo detalle, hasta el tipo de rifle que usaremos en la simulación. Neft se acerca relajadamente hacia el moreno bajito, mirándolo desde arriba; intenta intimidarlo. El rubio y el otro se acercan tratando de intimidar a Neft; observo cómo los tres se tensan y quitan el seguro en una orden silenciosa.
Es una guerra de testosterona.