Mi pasado Mi presente

Dicen que solo una vez puedes hallar a tu amor verdadero, otros dicen que durante la vida puedes amar a más de uno, pero si bien es cierto no hay una guía que nos oriente durante nuestro camino, nos basamos en intuiciones, valores, principios y lo que creemos que es lo correcto para nuestra persona y los demás, y lo que la sociedad nos ha inculcado por tantos años creyendo ser correcto Pero ¿Qué pasa cuando rompemos las reglas que nos dictamina la sociedad en la que vivimos? ¿Qué sucede cuando tus acciones del pasado calan en tu presente? No podemos controlar el tiempo y mucho menos lo que nos traerá nuestro accionar en el futuro aun más cuando el pasado decide traerte a la persona que alguna vez fue tu primer amor o tu único amor. Soy Nicole Smet y esta es mi historia. ------------------------------------------- Tengo unos veinte minutos mirando el techo de mi habitación analizando qué voy a hacer con mi vida ahora que estoy por entrar a la vida adulta, qué quiero para mí, cuáles son mis metas una vez que termine la preparatoria, quiero viajar y conocer los lugares maravillosos que tiene el planeta, no sé, tengo tantos sueños que no sé por donde comenzar y como comenzarlos. Mi sueño es estudiar el lenguaje del español si todo sale bien, tengo 17 años, soy una chica común creo yo, ya saben, piel trigueña, cabello color n***o, ojos cafés y contextura media, no delgada, pero tampoco gruesa. Estoy felizmente enamorada de mi novio Stuart, tenemos una relación desde hace un tiempo y aunque no tenemos nuestros mismos gustos nuestro objetivo es ser profesionales, nos conocimos por casualidad en la biblioteca y fue amor a primera vista, nos volvimos a encontrar por casualidad unas cuantas veces más hasta que entablamos una conversación y nunca más volvimos a dejar de hablar, ambos somos estudiantes de la misma institución por lo que en cada receso lo pasamos juntos. Mañana habrá una feria en la cuidad e iremos junto a varios amigos a divertirnos un rato, es fin de semana y aunque soy una estudiante regular de mi institución me gusta despejarme los fines de semana de mis obligaciones escolares, entiendo que el estudio es importante y es mi prioridad, pero eso no quiere decir que deje de lado mi vida social. Decido que ya es hora de levantarme del suelo y acostarme en la cama, cuando no tengo sueño lo que hago es escuchar música como buena latina e imaginar escenas románticas dependiendo la canción luego me avergüenzo de mí misma por lo que imagino y caigo a la realidad que solo es un sueño despierto. Me doy vuelta mirando el gran post de gran tamaño que tengo en mi habitación donde estamos los dos juntos, mi novio y yo, a veces me digo "wow lo quiero tanto" y otras veces pienso lo contrario, creo que estoy algo pequeña para meterme en un mundo de adultos, pero los sentimientos no son algo que puedas decidir si sentirlos o no, solo aparecen. Ya es bastante tarde y en medio de mis pensamientos me quedo dormida, me despierta un ruido en mi habitación y oh sorpresa es mi madre que anda con la escoba barriendo a las seis de la mañana, aunque ella quiera negarlo mi obligación es levantarme y ayudarle con los quehaceres de la casa. Como buena hija me levanto, me hago una cola alta para tomar un baño y comenzar mi día, como ella está barriendo me encargo de hacer el desayuno para los cuatro, mi padre, mi madre, mi hermano y yo. Debo estar lista a los dos de la tarde para que Stuart pase por mí, tengo un atuendo que quiero usar por si hace calor y llevaré un abrigo para la noche, el clima puede variar de un pronto a otro y más en mi cuidad, pero por lo pronto terminaré mis obligaciones. Tengo unos veinte minutos mirándome al espejo, llevo un jeans y un top que me hacen lucir bella, mi maquillaje es suave y resalta muy bien mis facciones, me gusta verme bien y lo he aprendido de mi madre. Por alguna razón Stuardo no vendrá a recogerme y nos veremos en la feria, solo espero que le guste como luzco. — Ya me voy mamá. Grito y ella viene a despedirse de mí, me mira y no dice nada por mi atuendo, pero como llevo un abrigo no sé ve mal. — Ve con cuidado hija, nos avisas cuando llegas y cuando estás por regresar para estar al pendiente por favor. — Lo haré mamá, hasta más tarde. Por alguna razón estoy emocionada por pasar esta tarde en la feria, me encanta cada vez que organizan una, siento que le da vida a la zona, una vez que llego es justo lo que había pensado, el ambiente está muy animado, personas caminado de un lado a otro comiendo algodón de azúcar o manzanas acarameladas Le marco a Stuart par informarle que ya llegué, sin embargo él viene de camino, voy por unos curros y me siento a esperar que llegue, no puedo evitar la mirada de algunas personas, tanto hombres como mujeres me observan, me hacen sentir un poco incomoda, pero a su vez codiciada, no debería pensar de esa manera, pero que puedo hacer, las miradas de los hombre me sonrojan. Si se lo preguntan o lo dudan, soy virgen, no me siento preparada para dar ese paso y aunque he estado en situaciones comprometedoras con Stuart él sabe que no es el momento para mí y lo ha sabido respetar a su modo, a veces me replanteo si estoy lista para hacerlo y la verdad es que no, quiero que la persona sea la indicada y me trate con amor, no como un objeto al que quieren poseer para una noche, esa no es la visión que tengo. Después de los piropos de algunos chicos Stuart llega y al verme su reacción no es la que desearía o que creí que tendría, se acerca a mí y su rostro denota furia, siento que conforme se acerca a mí me hago pequeña. — ¿Porqué vienes vestida de esa forma? Yo miro mi ropa y no entiendo qué tiene de malo, no muestro más que un poco de piel en mi abdomen, eso no es malo, si lo fuera mi madre me lo hubiera dicho. — Te vez vulgar Nicole ¿Quieres que los hombre de cojan con la mirada? ¿eso quieres? Miro a mi alrededor para ver si nos están viendo y así es, muchas personas se han detenido a nuestro alrededor, siento vergüenza por como visto y su vez por lo que Stuart está haciendo. — Responde Nicole ¿Qué es lo que pretendes? sabes que creo, creo que lo haces al propio para que los hombres te codicien, eres una cualquiera, una mujerzuela, eso es lo que eres. Me coloco el abrigo para que nadie me mire, pero Stuart me lo arrebata y lo tira al suelo, toma mis brazos lastimándome. — Suéltame Stuart me lastimas. Él se deleita con mi dolor y hace más fuerte su agarre. — ¿Cómo no te duele venir como una puta? ¿eso no te duele verdad? Sin poder impedirlo lloro, mis brazos duelen y nadie hace algo por ayudarme, miran y cuchichean entre ellos sin tener compasión por lo que estoy sintiendo. — Suéltame Stuart por favor, quiero irme para mi casa, suéltame. Me sacude una y otra vez hasta que miro su mano venir directo a mi cara. — Maldita puta. Nunca creí que él fuera capas de hacerme daño y mucho menos pegarme, lo observo a los ojos mientras continuo llorando y su mirada es aterradora, diabólica, no sabría como explicarla o describirla.