El color de la venganza

Capítulo dos

Luna

No puedo creer que después de tantos años hayamos tenido que volver a Los Ángeles. Mi vida en Barcelona era tan tranquila y feliz. Pero ¿Qué puedo hacer? Tengo 21 años y soy la mimada de mi padres, montar una escena como una niña caprichosa no es lo mío, por lo menos aquí puedo seguir estudiando, dos años mas y me recibiré de lo que tanto amo: Medicina.

Por lo que me ha dicho mi madre, ellos vivieron aquí antes de casarse, pero vivían en la casa de mi abuelo paterno quien murió hace dos meses y por ese motivo tuvimos que mudarnos. Mi padre, Marco Medina, debe hacerse cargo de sus negocios y mi madre, Sara, es su fiel compañera. Me asombra ver lo bien que se llevan después de tantos años de casados, aspiro a que mi relación sea así de larga y bonita. Aunque lo dudo, pues Luca se ha quedado en España, de todas formas desde que le dije que me mudaría aquí su actitud ha cambiado por completo, como si supiera que nuestra relación a distancia no fuera a resultar.

En fin, hoy es mi primer día de clases y tengo los nervios de punta. Voy a mi habitación, que aún esta desordenada debido a que llegamos ayer por la tarde y no he tenido tiempo de guardar nada, busco lo primero que tengo a mano y me pongo un pantalón n***o con una blusa roja, unos zapatos bajos y le doy color a mi boca con un labial rojo, dejo mi cabello suelto y listo. Me doy una mirada en el espejo, cojo mi mochila y salgo rumbo a la uni.

En la puerta me esta esperando Peter, nuestro chofer y mi padre insiste que hasta que conozca bien la ciudad, él será quien me lleve y me traiga, me hubiera gustado protestar pero será una guerra perdida, el terco de Marco Medina no da el brazo a torcer en cuanto a mi seguridad.

Voy en la parte trasera del coche observando la ciudad con admiración, las calles son bastante transitadas y están llenas de color. Veo la cartelera del cine y agradezco que mi inglés es bastante bueno, aunque mi tono español me deja en evidencia denotando que no soy nacida aquí.

Cuando Peter aparca el coche y veo que esta a punto de bajar, le pido por favor que no lo haga, ya tengo demasiado con ser la nueva como para que además me miren como la ricachona.

— Esta bien señorita Medina, lo que usted diga. Estaré esperándola aquí por si necesita algo.

— Muchas gracias Peter. — me despido y respirando profundo, voy dándome paso a lo que será mi nueva vida.

Miro el cronograma y mi primer clase es la de Anatomía, camino buscando mi salón pero estoy tan perdida y todo es tan diferente a mi universidad de España que me veo en la obligación de pedir ayuda Me acerco hasta una chica que está muy concentrada con el móvil en su mano y le pregunto

— Hola, disculpa ¿podrías ayudarme? — la muchacha levanta su mirada y me regala una sonrisa que parece sincera, suspiro de alivio y me quedo observando que tiene unos ojos azules muy intensos, es rubia y lleva el cabello atado en una coleta dejando algunos mechones que caen en sus mejillas.

— Oh si, dime

— ¿Podrías decirme donde queda la clase de Anatomía? Es que soy nueva y a decir verdad estoy bastante perdida.

— Claro, es la segunda puerta a la izquierda. Me llamo Leila ¿y tu?

— Soy Luna, muchas gracias por tu ayuda — le agradezco con una amplia sonrisa y retomo mi camino.

Cuando llego al salón, escojo uno de los asientos del medio, a decir verdad me gustaría sentarme delante pero como es mi primer clase no quiero quedar como una nerd, aunque lo soy, claro que si. En España pasaba la mayor parte del tiempo leyendo, la biblioteca era mi segundo hogar y espero que aquí sea igual. Nunca fui de andar de fiestas aunque tampoco niego que no haya ido a ninguna. Pero le he prometido a mi madre que aquí sería mas social así que intentaré complacerla, aunque no se me da mucho eso de hacer amigos.

El profesor comienza la clase, pero se detiene en medio de la explicación y camina hasta unas filas cerca de mi.

— Disculpe alumno, ¿podría contarnos entonces que fue lo último que vimos? — le reclama el profesor a alguno de mis compañeros y la curiosidad me gana, haciendo que me gire para ver de quien se trata, pero mis ojos se chocan automáticamente con los de aquel chico de mirada cautivante. Ojos verdes, cabello oscuro rizado pero bien peinado, cuerpo de atleta y bien fornido. Su mirada va de mis ojos a mi boca una y otra vez.

— Lo siento — responde, y yo sonrío con timidez. Su presencia es intimidante y no se por que motivo me genera un escalofrío que me recorre el cuerpo.

— Entonces limítese a oír la clase, y deje de mirar a la nueva compañera o pensará que usted es un acosador. —vuelvo a sonreír por lo dicho por el profesor y centro toda mi atención a su explicación.

Cuando la clase finaliza, me apresuro por salir antes de que puedan ver que tengo chofer. No me gusta ostentar así que prefiero mantener un perfil bajo. Aceleró mis pasos para salir del campus, pero la chica rubia que me ayudó esta tarde me intercepta a mitad de camino.

— Ey Luna, hoy hay una fiesta en casa de Tom, el capitán del equipo de futbol, eres nueva así que creo que estaría bien que vengas y puedas conocer a todos — me lo pienso, la idea no me agrada pero recuerdo que le he prometido a mi madre, eso de ser mas social y todo el rollo.

— Emm, no lo sé.

— Vamos Luna, anímate. Verás que todos te caeremos bien. — largo un suspiro y aunque temo de arrepentirme luego, lo mejor es aceptar.

— Está bien, pero tienes que saber que no soy de aquí y no conozco las calles, ¿es mucha confianza si paso por ti y vamos juntas?

— Claro que si, me parece estupenda idea — Leila da pequeños saltitos de alegría y me da su móvil para que anote el mío, me hago una llamada perdida y agendo el suyo. Me despido de ella y voy corriendo hasta donde Peter está esperándome.

Bajo ninguna circunstancia le diré a mi padre de la fiesta de hoy o será capaz de mandarme a alguno de sus guardaespaldas para que me vigilen, ni hablar de que querrá que Peter me lleve, así que solo le diré que he hecho una nueva amiga y que esta noche nos juntaremos a estudiar y a ponerme al corriente.