Mientras que, por otro lado, en el interior del jet privado que surcaba el cielo del Caribe hacia una exclusiva isla privada, Caleb apretaba su mandíbula con fuerza mientras el tono de "número no disponible" resonaba por segunda vez en su oído. Sus dedos, decorados con anillos de oro, tamborileaban con tensión contenida sobre el reposabrazos de cuero italiano, con el azul turquesa del océano brillando amenazante bajo las alas del avión. ―Mierda, espero que no te hayas echado para atrás maldito ―murmuró entre dientes, con su acento marcado por la ira apenas contenida. Terminó la llamada con un movimiento brusco y se quedó mirando por la ventanilla del jet, con el mar caribeño extendiéndose infinito bajo él, un espejo que reflejaba la furia creciente en sus ojos revelando su verdadera natur

