- ¿Tú amante? – el cuerpo de Alicia se estremeció, cuando Sebastián atrapo su estrecha cintura entre sus poderosas manos
- Sí, Alicia, mi amante, a cambio tus padres seguirán teniendo el control sobre su pequeña Posada, con todos los beneficios de Bella Luna – susurro
- Leonardo
- Leonardo te engaño para casarse contigo, no es el buen amigo que tú has creído que es – Sebastián acaricio con su mentón el cuello de Alicia
- ¿Qué te hace diferente de él? – Alicia se liberó del embrujo para enfrentarlo la poca diferencia de altura le permitía ver su rostro sin desventaja
- No soy como Leonardo – Sebastián dijo con molestia
- No eres muy distinto de él, dices que me ha engañado en un contrato nada beneficioso para mis padres y para mí, tú estás haciendo lo mismo, él me presiono para ser su esposa, tú lo haces para convertirme en tu amante – Alicia está realmente enojada con Leonardo por haberla engañado y furiosa con Sebastián por arrinconarla sin ninguna posibilidad de escape
- Dime ¿Qué te hace diferente? – Sebastián sonrió
- Te estoy siendo sincero, te estoy dando los pormenores de lo que tus padres necesitan hacer para recuperar el auge del negocio, no estoy haciendo nada a tus espaldas, Alicia, desde nuestro primer encuentro, no he podido olvidarte, saber que no amas a mi hermano fue lo que me ha hecho pedirte que seas mi Amante, ya que no podrás divorciarte hasta que pagues la deuda total del préstamo, él no tenía intención de ayudarte Alicia – Ella quería creerle, porque tampoco había podido olvidar su primera noche juntos.
- Puedes aceptar o rechazar la oferta, piensa en tus padres Alicia, te has casado para salvar su negocio, sería una lástima que de cualquier manera tuviesen que perderlo, te estoy ofreciendo no solo un préstamo, también la remodelación de Casa Blanca, tus padres tendrán ingresos seguros, podrán abonar los intereses, y un día terminen de pagar y tu podrás ser libre – Alicia quería gritar de frustración, no, esto no podía estar pasándole
Sebastián, sentía muchas cosas entre ellas, su deseo por Alicia no era fingido, pero también su deseo de hacer sufrir a Leonardo, no sabía cuál de las dos razones era lo que movía su interés en estos momentos.
- Sé que sientes lo mismo Alicia, tu cuerpo no miente, tiemblas cuando sabes que estoy cerca de ti, eres su esposa, pero has sido mi mujer. Dime que lo amas y olvidaré mi propuesta, dime que te hace sentir lo mismo que yo y me alejaré de ti – Alicia se mordió el labio, no sentía por Leonardo más que amistad, una amistad del cual él se había aprovechado, mientras que la idea de Sebastián alejándose de ella dolió en lo más profundo de su corazón, no lo conocía mejor que antes, seguía siendo aún un desconocido con quien había pasado la mejor de las noches, Sebastián era su primera vez.
- Está bien Alicia, no voy a presionarte, piénsalo y cuando tomes una decisión sabes dónde encontrarme – Sebastián cambio su táctica, pero antes de salir de la biblioteca dejo un beso húmedo en el cuello de su cuñada, un beso que hizo estremecer el cuerpo de Alicia.
Alicia suspiro con los ojos cerrados, no sabía cuánto tiempo había estado de pie en medio de la biblioteca, sus mirada se había perdido en el ventanal, que dejaba ver un hermoso paisaje, el Volcán imponente de San Pedro parecía burlarse de ella, tan majestuoso y libre. Mientras ella era enjaulada…
- ¿Por qué demoras? – Leonardo se acercó, sus manos tomaron su cintura, Alicia no sintió nada ante el toque de su marido, las manos que ella deseaba sentir no eran las de Leonardo.
- ¿Por qué me has mentido? – Alicia se giró, ella era capaz de hacer todo por sus padres, pero era sumisa, no estaba en su naturaleza, había sido clara con Leonardo desde un principio
- ¿Qué te dijo Sebastián? – Leonardo la liberó permitiendo que se enfrentaran cara a cara Leonardo no era más alto que ella como Sebastián, aparto al hombre de su mente y se concentró en su marido
- No fue lo que digo, fue lo que tu hiciste, nunca te mentí, fui sincera contigo, te quiero, te amo como una buena amiga puede amar a su mejor amigo, pero no tengo sentimientos románticos para ti – Alicia dijo sería
- Lo siento Alicia, no creí que ayudarte fuera a dejarme mal ante ti, solo hice lo que creí correcto para ayudar a tus padres – Leonardo no sabía con seguridad lo que Sebastián le había dicho
- Me hiciste firmar un contrato matrimonial por el préstamo que ni siquiera se te había autorizado, lo que dio pie al cambio que tu hermano ha solicitado y lo considero justo y hasta correcto – Alicia debía reconocer que se había comportado como una idiota al no leer el contrato, había confiado en Leonardo con todo su ser.
- De todas maneras no hay nada que puedas hacer, estamos casados y solo serás libre cuando tus padres paguen el dinero del préstamo, ¿Por qué no puedes intentar amarme? – Leonardo intento abrazarla pero ella se alejó
- Ahora mismo, no estoy pensando en amarte, me has engañado Leonardo, conseguiré el dinero y pagare hasta el último centavo que pueda deberte y entonces no podrás retenerme – Alicia dejo a su marido parado en el mismo lugar donde ella estaba antes.
Alicia comprendió el cambio en los votos de Leonardo, tan distintos a los que habían elegido, sus atenciones, también habían cambiado desde que acepto ser su esposa, era una tonta por no haberse dado cuenta, quizá la intención de Leonardo era buena, pero ella no era capaz de verlo de otra manera que no fuera como amigo, su corazón, su traicionero corazón latía desesperado por un hombre como Sebastián.
Sebastián sonrió cuando Alicia salió enfadada de la biblioteca, Leonardo verdaderamente estaba enamorado de esa mujer, ¿Quién no lo estaría? Alicia era verdaderamente hermosa, sino fuera la esposa de su hermano seguramente la habría hecho su esposa, Leonardo la había atrapado antes que el llegará, ahora solo podía ser su amante…
⧓ ⧓ ⧓ ⧓ ⧓ ⧓
- Buen día Alicia – Sebastián le sonrió
- Buenos días Sebastián – saludo, llevaba prisa, había dormido poco la noche anterior pensando en la oferta de Sebastián y el problema de su matrimonio con Leonardo, también sobre cómo le diría a sus padres que no tendrían el dinero en la fecha acordada y sabrá el cielo si un día lo tendrían.
- Te esperaba, voy a San Pedro La Laguna a ver a tus padres – el cuerpo de Alicia tembló
- ¿Les dirás que el préstamo no procede?
- ¿Aceptarás mi propuesta?
Alicia no respondió, subió a la lancha que Sebastián le indicó, era una lancha rápida, muy diferente del Yate que Leonardo utilizaba
- ¿Lila? – Sebastián se encogió de hombros y ella no preguntó más
- Tienes el trayecto a San Pedro para pensarlo – Sebastián se hizo cargo del timón mientras ella se sentaba en la popa, su cabeza era un lió sus músculos estaba tensos, estuvo tentada a dejarse caer en medió del Lago.
El trayecto de media hora hasta San Pedro fue en completo silenció las hélices de la lancha era el único sonido que podía escucharse, aun así ella podía jurar que escuchaba los sonidos de su corazón.
- Tu tiempo se ha terminado – la voz de Sebastián hizo que abriera los ojos, no sabía en qué momento los había cerrado, pero habían llegado a San Pedro, el letrero que recitaba Posada Casa Blanca, estaba ante sus ojos
- Acepto – Alicia susurro tan bajo que si no fuera por la buena audición de Sebastián no hubiese escuchado lo que ella había susurrado
- Magnifica elección – él sonrió y ella tembló