Preámbulo:
Preámbulo:
–“No tenia miedo a las dificultades: lo que la asustaba era la obligación de tener que escoger un camino. Escoger un camino significaba abandonar otros”–
–Paulo Coelho–
Haley Evans:
A veces, solo a veces, habían casos en que la vida era sumamente injusta y, la verdad, sinceramente, no sabia o no comprendía porque la misma se ensañaba tanto conmigo, aunque yo siempre aceptaba cada una de las pruebas, los obstáculos y demás cosas difíciles se me presentaban con tan solo veintitantos años de edad, solamente quería vivir tranquila, terminar mi carrera como relacionista internacional y darle a mi hermano lo mejor que podía darle, porque si en mis manos estuviera la posibilidad de hacer algo magnifico y grande para mi hermano, seria darle salud.
A la edad de diecisiete años, todo era complicado en mi vida, siendo la hermana mayor y la que debía de ser un buen ejemplo para el pequeño de la familia; sin embargo, yo no era un buen ejemplo ya que a esa edad, apenas estaba desarrollando mi personalidad, encontrando paso a paso quien era o de lo que trataba la vida, pero en ese momento, todo iba a cambiar drásticamente, pero, antes de contarles mi desgracia, también habían momentos felices, como por ejemplo, el cumpleaños numero setenta y cuatro de la abuela Chloe, la madre de mi padre, una dulce y hermosa anciana que nos consentía con cuanta golosina y pastelillo delicioso podía hornear o comprarnos. En fin, amábamos pasar tiempo con esa señora re gordeta, y ese día, creo que los deseos se vuelven realidad… pero he de decir que, si pides un deseo, debes de tener cuidado como lo pides, debes de pensarlo muy bien, ya que esa noche, exactamente a las siete, paso lo que jamás hubiese querido que pasara.
Flashback:
–Abuelita, pide un deseo, se van a derretir las velas del pastel, anda, ya no hay tiempo– exclamo mi tía Mariam, con la cámara en la mano y con dos niños a la par, ansiosos de que la abuela pidiera un deseo por fin y soplara ya ese bendito bizcocho.
Mi abuela se quedo pensando aun viendo que ya casi no había llama alguna en los tuncos que quedaban de cera. Inmediatamente, mi hermano Matthew tomo la iniciativa y grito –¡Deseo vivir con la abuela toda la vida! – con mucha fuerza, soplo las velas del pastel, dejando todo en oscuras, hasta que la pantalla del móvil de mi tía se encendió.
Mi abuela empezó a reír, mientras que yo, corrí hacia donde se ubicaba el switch de la luz, y cuando todos observamos a mi tía, ella lloraba en silencio, no entendía que era lo que pasaba, aunque si me preocupe en ese momento, ya que mis padres quedaron de venir a celebrar con nosotros el cumpleaños de la abuela, aunque mi tía tenía un novio muy toxico y, a menudo peleaban, así que mejor me tranquilice, y mi abuela se levanto de su asiento, ya que mi tía no salía de ese shock.
–¿Qué pasa, Mariam? –pregunto, caminando hacia ella, con el pánico contagiado en su semblante, así que me levante detrás de ella y abrace a mi hermano, con miedo, podía ver el miedo de mi tía en sus ojos.
–Es con respecto a William… madre, no se…– dijo entre hipidos, le costaba respirar y el suspenso se acrecentaba incesantemente–, no sé como decirte esto en este día– espeto.
Tomo aire, se vio que quería acabar con el aire de la habitación, y empezó a llorar mi abuela con ese sentimiento tan amargo que quema de lo fuerte que es.
–¡DIME, POR DIOS! –grito mi abuela con desesperación.
–William y Tiffany tuvieron un accidente automovilístico, me acaban de llamar del hospital de Tennessee… perdóname mamá.
Mi cabeza daba vueltas, abrazando a mi hermano con mucha fuerza, él, con tan solo ocho años, casi no entendía lo que estaba pasando a su alrededor.
Mi abuela casi entra en un ataque de negación, pero el timbre de la casa nos saco de nuestra triste burbuja. Mi tía se enfilo hacia la puerta y abrió lentamente, mientras que yo seguía abrazando a mi hermano, y solo escuche la voz de un hombre, llamado Paul Meier, agente de la policía, dándonos la noticia que William y Tiffany Evans, habían estrellado su automóvil con un tráiler que iba a máxima velocidad, llevando sus pertenencias a casa, y que podían ir a identificar los cuerpos en la morgue del hospital.
¿esto en verdad estaba pasando? Mi hermano rompió en llanto, echándose la culpa de su absurdo deseo de cumpleaños.
Fin Flashback
****
Vivimos con mi abuela hasta que murió, fue otra perdida muy dura de superar, pero logramos salir adelante, mi tía se casó, al final, ella y mi abuela se habían hecho cargo de nosotros hasta que yo cumplí la mayoría de edad y legalmente me hice cargo de mi hermano, yo con veintitrés años y el apenas con catorce, hasta que empezó nuestro calvario… cáncer.
Las medicinas, ya no hacían efecto en él, así que debía de tener dos empleos, los cuales no me generaban mayor ingreso, y el peor momento fue cuando el doctor Dereck Griezmann, de la clínica Mayo, me dio la noticia que iba a costarme el corazón, una noticia que, aunque fuera una esperanza, la veía muy lejos.
–Haley, sé cuanto te esfuerzas para que Matthew esté bien, tenga sus medicamentos y sus quimioterapias, pero si no hacemos el trasplante de medula, no veo que se quede mas tiempo con nosotros, lo siento mucho– espeto con pena, porque desde que mi hermano empezó a tener síntomas, o eso era lo que yo pensaba, este doctor siempre nos ha apoyado, pero comprendo que esto se sale de sus manos.
Con lagrimas en mis ojos, en ese pasillo tan tranquilo aunque con muchas almas que habían sufrido por lo mismo y perdido la batalla con esta enfermedad, estaba escuchando una parte de esperanza, pero para una chica como yo, que apenas comía uno de los tres tiempos para reunir suficiente dinero y pagar la clínica, no podía costear un trasplante de medula para mi hermano y eliminar el maldito cáncer.
–Perdón por llorar, pero sabe que eso es imposible para mí, y es que esto no es justo, ya no sé qué más hacer, a quien acudir o, a quien pedir un empleo extra, ya no me doy abasto– dije cansada y con la nariz hinchada y roja de tanto llorar, porque si, se me ponía el rostro rojo como un tomate.
El doctor me abrazo fuertemente, casi como si fuésemos muy unidos. Encontraría la solución, porque mientras personas como yo que luchaban por conseguir lo mejor para sus familiares batallando contra esa enfermedad, salían muchos felices y gritando a los cuatro vientos que habían ganado la batalla contra la enfermedad silenciosa que te mataba a paso de gigante.
***
Andrew McCallister:
Con veinticuatro años, me había encontrado en una situación de la que jamás pensé estar, y creo que ninguna persona se imaginaria pasar por esto. Mi vida cambiaria por completo, después de ser un mujeriego, un excelente bailarín y un buen empresario administrando el gran imperio de restaurantes y hoteles; McCallister's Restaurant and Resorts, un cáncer que me cambiaria la vida por completo, dejándome sin ganas de seguir luchando en la vida, pero que tampoco se iba a rendir tan fácilmente. Mi amigo y gran médico, Dereck, me apoyo en el proceso, al igual que mi padre y mi hermana, pero eso no era suficiente, a pesar de haber sido todo lo que había sido en ese tiempo, yo deseaba ser padre, y mi amigo junto con mi hermana mayor, decidieron convencerme de realizar la criopreservación de semen, para preservar la paternidad y muchos recurrían a esta técnica antes de someterse a quimioterapia o radioterapia ya que estos procesos pueden dañar la espermatogésis.
Acepte, igual, en un futuro y esperando seguir con vida, cumpliría mi sueño de ser padre, uno excelente, así como mi padre lo había sido conmigo.
Una clínica prestigiosa de fertilidad hizo el proceso, algo muy raro por cierto, pero que me ayudaría en un futuro, así que con esto, ya estaba mas que decidido que tenía que luchar por lo que quería ver en el futuro, aun así, aunque no tuviera novia, habían muchas opciones como el vientre de alquiler y ese tipo de apoyo que el dinero podía costear.
Paso el tiempo y mi estadía en la clínica Mayo duro unos meses, siendo unos meses críticos, pero que, con un donador de medula, gracias a las influencias de mi padre, logre vencer la batalla silenciosa contra esta enfermedad, quedándome satisfecho de lo que había logrado gracias al apoyo de mi familia y de mi mejor amigo, mi médico que, además de ser un excelente médico, era como mi hermano.
Tiempo después, iba a hacer obras sociales con los niños de diferentes hospitales, en cuanto podía apoyar a estos niños, mejor me sentía, pero… sabía que mi vida necesitaba más… así deje pasar los años después de mi recuperación final hace unos años, porque el tiempo, aunque para mi hayan sido meses, realmente fueron cuatro años de lucha constante para terminar con cualquier rastro de esta enfermedad. Hoy, por fin salía de Mayo Clinic, llorando con sentimientos encontrados, mientras que no pude despedirme de mi mejor amigo, él se encontraba con una de sus pacientes, no quise interrumpirlo, así que me dirigí a casa, todo había cambiado, así que decidí desde ese momento, apoyar de lleno a mi padre en la compañía, independizarme y cambiar mi reputación, la cual, aunque me haya ausentado por unos años, Google se encargaba de mostrar todas mis aventuras y desventajas en paginas de cotilleos y demás basura que venden los paparazzi mediocres.
—¿que haces despierto a esta hora? Sabes que debes descansar, Andrew. —Dijo en tono autoritario mi hermana Eloise.
Sonreí como un idiota y le mostré el artículo que estaba en la página de Google; —Andrew McCallister, ¿cáncer o VIH? — con una foto mía en una de las tantas fiestas que armaba en las Bahamas.
Ella solamente vio y negó con la cabeza, mientras que se sentaba a la par mía.
—Sé que regresar a la vida de sociales no es lo que querías y menos, regresar a esto después del cáncer, te aconsejo que te tomes un año de desintoxicación, pasaste por mucho, Andrew. —acariciando mi cabeza y apoyándome en su hombro.
—Lo sé, lo sé... Pero estoy cansado de “Descansar”. Lo hice por casi cuatro años, vencí el cáncer y así como lo hice— espete, con mucha fe y entusiasmo—, lo haré con mi mala reputación, sabes que esto no es bueno por si algún día mis hijos leen artículos así en Google.
—Quedaste estéril, ¿lo olvidas? —y si, ella tenía razón, había quedado estéril debido a las quimioterapias y medicamentos fuertes, tener un hijo seria imposible.
—Lo sé, no debes recordármelo cada cinco minutos, Eloise. ¿Recuerdas que congele a mis amigos? —dije sonriendo triunfante, levantándome del sofá que compartía con ella.
—Eso es asqueroso, pero, si... Tienes razón. ¿En serio piensas tener un hijo con un vientre de alquiler? —preguntó aterrada.
La idea era descabellada, pero definitivamente lo iba a intentar, además, solo eran dos muestras las que había puesto a congelar, y mi sueño de ser padre estaba ahí, había visto la vida de diferente perspectiva después del cáncer y su sufrimiento.
—Sí, ¿por qué no? Quiero un hijo, a quien dejar mi legado, lo que yo seré y ver si quiera como seria poblar la tierra con una de mis semillas. —dije riendo.
La idea era loca, pero no imposible.