Cuando me levanté ya eran pasadas las 10 y me sorprendí de lo mucho que había dormido y lo tarde que era. Siempre fui de las que dormía lo justo y seguía trabajando, pero la emoción de ayer no dejó que pegara un ojo cuando logre acostarme ya que en lo único que pensaba era en el doctor sexy y lo muy perfecto que había sido todo.
Aunque cuando logre conciliar el sueño aún seguía soñando con él y sus manos recorriendo mi cuerpo. ¿Cómo es que un solo encuentro con un hombre pueda afectarme tanto? No lograba comprenderlo, es como si me hubiera hipnotizado por completo, sabía que estaría en el Hospital y ansiaba poder verlo.
Por más que moría por verlo debía de saber controlarme, no lo conozco y tengo que tomarme las cosas con calma no perder el juicio y de esa forma evitar salir lastimada si las cosas no se dan como quiero.
Teniendo clara mi mente decidí que disfrutaría estos días en las que estoy con mis amigos nuevamente, revisaría mi mail en el desayuno para ponerme al tanto de las cosas en la empresa pero me concentraría más en disfrutar de esta tranquilidad y del amor de mis amigos.
Ya lista una vez que me di una ducha y me cambié, bajé las escaleras yendo a la cocina. Moría por una taza de café n***o y unas tostadas.
- Buenos días!! – dije al ver que todos se encontraban pululando buscando que comer. – Veo que no soy la única que durmió hasta tarde.
- Buenos días hermosa! – me saluda Martín con beso fugaz en la mejilla.
- ¡Amiga! – exclama Any – Sheryl estaba emocionada por conocer los detalles de tu cita que estuvo esperando que te levantarás pero luego tuvieron que marcharse
- ¿Tan intenso estuvo la noche que no pudiste seguir tus horarios esta mañana? – Pregunta Bastián logrando conseguir un codazo de parte de Celeste, me reí ante tal situación.
Sabia que todos estaban ansiosos por conocer los detalles así que me tomé mi tiempo en servirme mi anhelado café y el pan en la tostadora, una vez que todo estuvo servido me senté junto con mis amigos y fue cuando los miré a cada uno y sonreí.
- Fue estupendo.
Todos rieron mientras me animaban a seguir.
Fuimos a su casa, preparo la cena que por cierto fue riquísima. Tomamos vino y en su jardín, que es una maravilla total, nos tumbamos en uno de esos sillones colgantes donde obviamente nos besamos, pero no ocurrió nada más. Según él porque quiere que hagamos las cosas como se debe que quiere conocerme de verdad y no solo ser una simple aventurilla.
- Pff! – dice Martín sorprendiéndonos a todos ya que su cara estaba contraída al escuchar mis palabras ¿Qué le ocurría? – Suena a un discurso basura de alguien que quiere aprovecharse de ti.
- MARTIN! – reclama Anabelle, había dejado la cuchara con la que alimentaba a la pequeña Jenna muy ruidosamente sobre la mesa. – Tú no sabes eso y no te corresponde a ti argumentar si es sincero o no con sus palabras.
Un silencio incómodo inundó la habitación, claramente todos estaban a la espera de que dijera algo a los comentarios de Martín, pero la verdad es que no sabía que decir. No me lo había esperado, creía que estaría feliz por mí, pero ahora que pensaba recuerdo que ayer estaba de un humor extraño y mucho no había opinado acerca de mi cita, quizás no le agrade ser el único que no lo esté intentando.
- Como sea, me iré a dar una vuelta – dijo y se retiró dejándonos a todos con la boca abierta.
Un silencio incómodo inundó la habitación, todos se habían quedado viéndome esperando una reacción de mi parte, pero simplemente yo no sabía que decir o que hacer, su actitud me había tomado por sorpresa y ese resentimiento que escuché en su voz me preocupó.
No sabía que ocurría con él, desde ayer había notado su desdén con Joaquín y ni siquiera lo había conocido como para tener una mala impresión. Quizás fuera porque luego de tantos años intentaría una relación y quedaría él solo sin pareja, de todas formas, no comprendía cuál era su preocupación. Seguiríamos siendo amigos sin importar con quien esté, es una persona muy importante en mi vida y no querría perderlo.
- Tranquila, cuando piense mejor en las cosas se disculpará contigo – Any estaba a mi lado con su mano en mi brazo reconfortándome.
- Si por supuesto – respondo. Tomo asiento y como mi desayuno en un completo silencio pensando en Martín y Joaquín.
***
Había esperado dos horas por Martín esperando que volviera, quería hablar con él y saber porque actuaba de esa forma. Hacerle entender que mi relación con Joaquín ni siquiera podía definirse como tal y que no había nada por la cual temer. No quería perder un amigo por alguien a quien ni siquiera conocía bien.
Como me percaté que sería una pérdida de tiempo y viendo que todos habían decidido almorzar por separado y tomarse unas horas antes de ir con Alejo y Arami, decidí que ese tiempo la pasaría sola. Necesitaba poner las cosas en orden y retomar el control de todo en mi vida y para eso no había mejor manera que poniéndome al tanto con el trabajo y ocupando mi mente con números y cuentas muchas cuentas.
Primeramente, busqué algo liviano para almorzar y mis cosas para luego buscar un gran árbol donde sentarme debajo y trabajar. Había extrañado esa sensación de perder el tiempo cuando estaba inmersa en mis cosas, era esta la razón por la que nunca me pedía vacaciones, necesitaba de esas horas largas de concentración para mantener mi cerebro funcionando y no alterar mi vida con decisiones precipitadas. Digamos que funciono a la inversa de las personas, necesito de mi trabajo para mantener mi estabilidad.
No estaba segura exactamente cuánto tiempo pasó desde que estuve sentada allí, pero volví a la realidad cuando mi teléfono sonó con un pitido indicando un mensaje. De inmediato imaginé de quien se trataría, desde la noche anterior luego de traerme a casa no volvimos a hablar y no quise molestarlo porque sabía que estaría en el trabajo y luego cuando yo me sumergí en el mío había olvidado por completo su existencia.
Hola bonita, ¿cómo estuvo tu día hasta ahora? Te he extrañado hoy creí que vendrías a ver a tus amigos.
Me sorprendí por su sinceridad, ¿Así que estuvo espiando a mis amigos viendo si iba a verlos? ¡Wow! Eso me halaga. Al parecer realmente estaba interesado en mi si tanto deseaba verme teniendo en cuenta la noche pasada estuvimos cenando juntos.
Doctor sexy que sorpresa, estuvo bien trabajando un poco para despejar la mente. ¿Y tú día? Es verdad aún no he ido, hemos quedado que iremos por la tarde
Cuando miro la hora me sorprendo porque ya era bastante tarde. Tomé todas mis cosas y salí corriendo a la casa buscando a mis amigos para irnos al Hospital. Pero al llegar me sorprendí porque el único presente, era Martín. Quedé estática mirándolo sin decir ninguna palabra, esperaba que fuera él quien primero dijera algo.
- Cony yo – dijo titubeando mientras se rascaba la cabeza, sabía cuánto le costaba expresarse con la gente que me apiadé de él.
- Escucha no sé qué sucede contigo, pero quiero que sepas una cosa, cualquier problema o inquietud que tengas ven y habla conmigo. Además, no entiendo porque no confías en mí, sabes que sé cuidarme de las personas y no dejaría que nadie me lastimara de alguna forma, eres mi mejor amigo y amo que te preocupes por mí, pero necesito esto, creo que es el momento.
- Lo entiendo, lamento lo que dije y como lo dije. Sabes que te quiero y no quiero que ningún hombre juegue con tus sentimientos. Perdóname y prometo hacer lo posible para que el doctorcito me caiga bien.
Lo abracé con mucho entusiasmo, amaba que se preocupara por mí, era el único que sabía realmente cuán débil podía ser cuando estaba con las defensas bajas por lo que entendía su afán de cuidarme.
- Ahora dime ¿Y los demás? - digo mirando para todos lados, aunque ya sabía que nadie se encontraba en la casa por el silencio que había.
- Ya se han ido, yo me quedé esperando porque quería que disculparme y además no quería dejarte sola así iríamos juntos.
- Perfecto, déjame cambiarme y tomar mi bolso.
Corrí hacia mi cuarto subiendo las escaleras de a dos, sabía que lo vería a Joaquín por lo que decidí ponerme un vestido que sabía llamaría su atención, pero no por lo vulgar sino más bien por lo delicado y fino que es.
El vestido era corto con escote Bardot de un color rojo que hacía resaltar mis cabellos, con lunares blancos, el cual me llegaba hasta dos dedos por arriba de las rodillas. Amaba el aire vintage y fresco que proporcionaba, sabía que era el ideal para la temporada en la que nos encontrábamos aparte de que era una prenda muy cómoda para mí.
Como el color rojo era fácil de combinar, en los pies opté por unas sandalias en un tono café al igual que la cartera que llevaría. Metí rápidamente la billetera, el celular y algunas otras cosas indispensables en las carteras femeninas para luego salir corriendo nuevamente junto a Martín. Al verlo me di cuenta que él también se había cambiado.
- ¡Qué guapo estás! Volverás locas a las enfermeras y doctoras del Hospital.
- Mírate tú, estás despampanante. Lo tendrás como un bobo babeando por ti, y creo que no solo al doctorcito más bien a todos los hombres del Hospital.
Me río con su comentario y enganchándome de su brazo nos dirigimos al auto.
Para mi tranquilidad el camino lo recorrimos en silencio mientras tanto debatí en mi interior si enviarle un mensaje avisándole de que iría, pero luego dije que no, ya que estaba espiando a mis amigos sabría cuando estuviera ahí.
- Quieres pasar por unos cafés antes o prefieres ir a saludar y luego ir a por algo que tomar.
- No lo sé, creo que es mejor ir a verlos primero para ver si ya no han merendado algo.
- Tienes razón - coincide Martín mientras vamos bajando del auto.
Nuevamente me enganché a su brazo mientras íbamos recorriendo el pasillo del Hospital y tal como lo predije todas las mujeres nos observaban encandiladas y a la vez con aires de envidia al verme del brazo de alguien tan guapo como Martín. Se escuchaban leves suspiros y cuchicheos, en mi interior sonreía ya que estaba acostumbrada que a donde íbamos siempre ocurría algo parecido.
Lo que no me esperaba fue que al llegar al ascensor y al abrirse este me encontraría cara a cara con Joaquín quien estaba hablando con otro doctor. Al verme perdió completamente el interés en lo que su amigo decía ya que sus ojos estaban puestos en mi agarre en Martín.
- No me estás prestando atención - dice este amigo suyo hasta que finalmente se percata de la puerta abierta del ascensor y de la presencia que desviaba por completo la atención del doctor sexy.
- Constanza – dice finalmente Joaquín - Viniste.
- Hola Joaquín, sabías que vendría a ver a mis amigos asi que estamos aquí por esa razón. ¿Cómo estás?
- Bien ¿y tú?
- Chicos lamento ser inoportuno pero deberíamos entrar al ascensor ya que estamos deteniendo el movimiento y muchos quizás lo necesiten. ¿Cómo estás Joaquín? Supongo me recuerdas, nos presentaron anoche. - saluda Martín logrando que el doctor sexy lo mire muy fijamente.
- Por supuesto pasen – nos dice el otro doctor mientras ingresamos al cubo – Buenas tardes soy el doctor Felipe Navarro amigo de Joaquín, tú debes ser Constanza Meyer. Es un placer.
- Un placer conocerte. El es uno de mis mejores amigos Martín.
- Si te recuerdo, un gusto volver a verte – responde finalmente Joaquín.
Cuando finalmente nos terminamos de presentar y saludar, un silencio invadió el espacio hasta que llegamos a nuestro piso que tal parece era donde se estaban dirigiendo los doctores.
- Ustedes también venían a este piso.
- Así es, tenemos un posible paciente que tiene programada una cirugía esta noche y estamos preparando a la familia.
- ¡Oh pobre! Espero que todo salga bien.
- ¡Gracias! ¿Te veré luego cuando termines de ver a tus amigos y no tenga pacientes, te parece? - me dice en voz baja acercándose más a mi.
Me percaté de su tranquilidad en el momento en que vio que mi agarre en Martín se había soltado, ¡Estaba celoso! Ay Dios, ya tuve bastante con uno hoy no necesitaba otra escena.
- Bien te veré más tarde, ¿Quieres que te mande un mensaje para saber si estás libre?
- Por supuesto. - me dice, rozando levemente su mano con la mía.