Al despertar me doy cuenta que los rayos del sol irrumpen en mi ventana con más intensidad de lo habitual. Volteo el rostro buscando el despertador para darme cuenta que son diez minutos menos de las siete de la mañana. Sorprendido al darme cuenta que dormí más horas de lo normal, fui directo a la ducha, me vestí con tranquilidad y bajé desayunar. - Me quedé dormido –le digo a Ana al verla servirme café- Buenos días Ana. - Buenos días Mauricio, de vez en cuando no te hará daño descansar un poco más –me responde con cariño- te hace falta tomar unas vacaciones. - Si pudiera, pero no tengo a donde ir, ni tiempo para ello, además solo es aburrido, a menos que te vayas conmigo –le digo picando un trozo de queso-. - Quién sabe si tu secretaria te acompaña –me respon

