A medida que íbamos avanzando en camino a la sorpresa que le tengo organizada, me siento cada vez más nervioso, como si fuera mi primera cita. Aunque es normal, no soy un puberto, pero está si es mi primera cita con ella. Este será nuestro primer encuentro a solas. No sé hasta donde podamos llegar, tampoco espero mucho, solo deseo estar el tiempo necesario a su lado y poder ver de cerca y sin distracción, qué tan fuerte es lo que estoy comenzando a sentir por mi secretaria. Volteo a verlo, está en silencio, pensativo. No ha vuelto a decirme más nada, espero no me sorprenda con alguna cosa extraña. Desde que salimos de la ciudad y nos adentramos en un pasaje montañoso siento el corazón a punto de salirse por mi boca. Parece llevarme a una casa o algo similar, pues entramos en una zona

