Sentada en el balcón con una copa de vino en la mano, jamás pensé que mi vida fuera a terminar así, cuando me casé pensé que sería para toda la vida, pero como dice mi madre, uno pone y Dios dispone, solamente él sabe porque hace las cosas, y sinceramente en este momento agradezco a dios, que me quitará el alacrán que tenía en mi espalda sin siquiera yo saberlo, miro hacia el cielo se ve precioso las estrellas alumbran como nunca antes las había visto, cierro los ojos y suspiro, definitivamente ocupaba estas tres copas de vino, necesitaba relajarme pensar bien lo que voy a hacer, cuando de pronto suena mi celular, jamás pensé que él me marcará y menos a esta hora. —Hola. —Victoria buenas noches ¿no me diga que la desperté? —¿Por qué lo pregunta? si no quiere que se lo diga. El suelta u

