Capítulo 2

1991 Palabras
Se dirige a la pista con un caminar sensual y matador que solo las reinas hacen. Comienza a bailar mientras la acerca a él, puede sentir su perfume mezclado con su olor corporal, es dulce y aditivo, vainilla con canela, ocasionándole que su corazón se acelere por la sensación que se le hace familiar, sus movimientos son magistrales, siente como su cuerpo se amolda a él. Un simple baile se vuelve el mejor de su vida, los roses, la música, el baile, todo se vuelve perfecto, ella es hermosa, sensual, dulce y a la vez tan única. Están tan cerca que se siente su respirar, el roce de su piel ocasiona una sensación en sus cuerpos que no pueden entender, eso insista a Luciano a perderse en su cuello sin poder evitarlo. —Eres muy hermosa Valeria. — Susurra en su oído, ocasionando un jadeo en Valeria, ante la sensación que su cuerpo emite por su cercanía. Sin respuesta, Luciano pasa suavemente su mano por su espalda, enviando sensaciones por todo su cuerpo, Valeria se aferra más a él, la suelta haciéndola girar, entre el ir y venir arquea su espalda mientras el rubio sujeta su cintura con una mano y con la otra, desliza sus dedos desde su pecho a su vientre, vuelve a él muy cerca de su rostro, la tira a la derecha y la vuelve acercar a él, luego a su izquierda al mismo ritmo pegando sus cuerpos sin despegar su mirada de ella, él le sonríe de manera encantadora llevándola a otro universo, siguen el ritmo de la música. El rubio la toma suavemente de su nuca y la acerca poco a poco hasta rozar sus labios ligeramente, generando ansiedad y chispas en Valeria, se olvidan dónde están y solo se concentran en ellos mismos, lo cálido de sus bocas, intensificando el beso, volviéndolo más pasional, la suavidad de sus labios, para él es la gloria, de unos labios tan tentadores no podía esperar menos, va rosando sus dedos por la espalda baja de Valeria a punto de perder el control. Ella se separa poco a poco tratando de recuperar la respiración, pegan sus frentes fijando sus ojos el uno con el otro, Valeria no sabe que le sucede, toda esa mezcla de emociones la superan, trata de descubrir algo en su mirada, pero no puede descifrarlo, él le trasmite una calidez que hace mucho no siente, sus besos alteran todo su interior. Luciano toma su mano llevándola por un pasillo que los lleva al balcón, ella se suelta de él acercándose al barandal para apreciar mejor la vista iluminada de las Vegas, el rubio se acerca a ella y con apenas un rose pasa su mano por el cabello de la castaña bajando por su espalda descubierta, Valeria siente escalofríos en cada parte de su cuerpo, se voltea abriendo mucho sus ojos al encontrarlo nuevamente tan cerca. Luciano se acerca a ella tomando sus labios suavemente, poco a poco va aumentando el beso intensamente, siendo correspondido por Valeria, se acerca a su cuello, rosa su nariz mientras inhala su aroma, dejando pequeños besos en esa zona. Vuelve a sus labios mordiéndolos un poco mientras tira de ellos. La lleva poco a poco al ascensor mientras la sigue besando, entran, marca su piso y vuelve atacar su boca, la carga pegándola a la pared, presiona sus muslos, mientras la besa con pasión y deja pequeñas mordidas en sus labios carnosos, el ascensor suena indicando la llegada, Valeria no sabe que sentir, se deja llevar, él apenas la deja respirar, no puede evitar corresponderle, siente ansias al sentir sus besos. Luciano se detiene pasando su tarjeta por la ranura de su puerta, no piensa, está un poco ebrio al igual que ella y se deja llevar por todo esto que ella lo hace sentir, se alejan un poco, lo que pasará es algo incierto, en cuanto están adentro solo se miran, Luciano cierra la puerta tras su entrada y la mira, no piensa meditarlo, han llegado hasta aquí y las ganas siguen latentes incluso más que antes, ante la privacidad de su habitación, se desean, no pueden evitarlos y al mismo tiempo se acercan uniendo sus labios en un excitante beso. Valeria siente la adrenalina en todo su cuerpo, él es todo lo que ella ha querido en un hombre, cada beso la hace suspirar, con nada más su ropa interior la lleva a la cama, le suelta el sostén y acuna su pecho centrándose en ellos, acción que la lleva al límite, desciende por su abdomen mordiendo sutilmente hasta llegar a sus bragas, la rompe y arroja lejos, se acomoda en medio de las piernas para hundirse en ella, fijando la mirada en sus ojos. —Siento que no podré soportarlo, pero si deseas parar, estoy dispuesto hacer un sacrificio, ¿Deseas que me detenga? —No, por favor, no te detengas. ** Valeria despierta un poco soñolienta en un cuarto lujoso que no es el suyo, sábanas blancas de seda rodeándola y almohadones suaves, trata de adaptarse a la claridad que la rodea, al voltear a su lado derecho de la cama se encuentra con una espalda ancha, llena de pecas y un cabello rubio. —No puede ser… —Susurra para sí, avergonzada con sus manos en su rostro. Sin pensarlo sale de la cama de espacio, haciendo el mínimo ruido para no despertarlo, busca su ropa que está regada por toda la habitación, encontrando su braga rota recordando lo que él hizo anoche, se ruboriza sacudiendo su cabeza, toma su vestido y se lo pone apresurada, agarra el monedero y lleva sus tacones en su mano, para no hacer ruido mientras se acerca a la salida. —¿A dónde vas? —Pregunta el rubio con voz ronca. Ella detiene sus pasos, voltea y lo mira sorprendida al ser descubierta, no lo piensa, sale corriendo de la habitación dejando a tras a un impactado Luciano, al ver su acción busca apresurado su pantalón, no puede dejarla ir así. Valeria entra en el ascensor bajando hasta el lobby, sale del hotel acaparando las miradas de todos por su apariencia desaliñada. Un taxi se estaciona dejando a un pasajero, la persona sale y ella rápidamente sube. —Señor, por favor acelere, le iré indicando el camino. — Dice agitada al chofer, mientras se recuesta del asiento soltando un suspiro de alivio. El conductor acata y acelera dejando atrás a Luciano quien empieza a marcar a sus hombres para que la busquen. Por las calles de las Vegas, Valeria guía al conductor hacia su hotel, llega y sube a su habitación, se acabó sus vacaciones y todo lo que ha pasado la incita a recoger todas sus cosas rápidamente, metiéndolas en su maleta, revisa que nada se quede y llama a recepción solicitando un taxi que no tarda en llegar, Valeria baja a la recepción entregando su llave y toma su celular al notarlo sonar. —¿Bueno? — Contesta sin ver el remitente mientras sube al taxi que está en la entrada. —Valeria ¿Dónde te encuentras?— Pregunta preocupada Natasha. —Señorita ¿A dónde la llevo? — Consulta el taxista fijando su mirada por el retrovisor. —Al aeropuerto por favor. — Responde rápidamente. —¿Cómo que al aeropuerto? ¿Sucedió algo? ¿Dónde estás? Ayer solo vi cómo te ibas con el chico rubio, pase toda la noche llamándote y no contestabas me tenías muy preocupada, responde por favor… — Habla alterada la rubia del otro lado del teléfono. —Calma amiga, estoy bien, solo voy a regresar a la ciudad, no puedo seguir quedándome aquí. — Contesta evitando responder tantas preguntas, no es el momento, ni el lugar fijando su mirada en el conductor. —Pero ¿Cuál es el motivo? Teníamos planes para pasar el día las cuatro y en la noche regresábamos a casa. —Te lo contaré cuando llegues a la ciudad. —Dios Valeria, no me dejes con la curiosidad. — Responde con reproche. —No te preocupes, termina de compartir con las chicas, mañana almorzamos juntas y hablamos. — Dice y corta la llamada. El taxista estaciona en la entrada del aeropuerto, Valeria se dirige a la taquilla de la aerolínea. —Buen día, por favor un boleto con destino a California lo más pronto posible. —Buenos días, señorita en 5 minutos sale un vuelo, me queda un solo boleto, el próximo sale en 9 horas. — Indica señalando los próximos vuelos mostrados en la pantalla. —Por favor deme un boleto para el que sale en este momento. — Contesta interesada en salir de allí. —Ok, permítame sus documentos. Valeria entrega sus documentos ansiosa, mirando a todas partes mientras espera su boleto, la encargada de vender los boletos procesa su información y le regresan sus documentos con su pase de salida. —Aquí tiene señorita, apresúrese a abordar, el avión está a punto de despegar. Valeria entrega su equipaje, se dirige a la sala de embarque y hace su cola para abordar el avión, chequean su pasaporte y el boleto dejándola pasar, entra, toma su asiento pegado a la ventanilla, piensa que todo fue tan rápido anoche que no se dio cuenta como llego todo tan lejos, apoya su cabeza de la ventana mientras rosa sus labios recordando esos besos tan maravillosos. Anuncian el despegue y decide dormir un rato durante el trayecto. * Ya fuera del avión busca su maleta y se dirige la salida, decide tomar un taxi, ya que no avisó que llegaría antes para que el chofer fuera a recogerla. Toma un taxi en las afueras del aeropuerto, da su dirección, y solo espera no encontrarse con su padre, quiere descansar en su cama antes de revisar los pendientes que tiene para mañana. La dejan en la entrada, uno de los vigilantes de seguridad al verla abre el portón y se acerca ayudarla. —Señorita Valeria Bienvenida, déjeme ayudarla con su equipaje. —Con voz educada, el hombre de mediana edad, se ofrece. —Gracias Antonio. — Contesta soltando su maleta y sigue adentrándose en la mansión. El ama de llaves abre la puerta, Valeria le da un asentamiento y sube por las amplias escaleras hacia su habitación, el hombre de seguridad deja su maleta a un lado de la puerta que Valeria cierra tras su salida, ella se arroja a la cama extendiendo sus brazos observa el techo de su habitación soltando un suspiro. Está tan perdida en todo lo que pasó que se sobresalta al escuchar los toques en la puerta la hacen volver al mundo real. —¿Quién es? —Pregunta con cautela. —Hermana soy yo, ¿Puedo pasar? — Consulta pegado a la puerta —Sí, pasa. — Pide sentándose mientras espera a su hermano. —Me sorprendió que llegaras temprano, se supone que este viaje era para relajarte. — Agrega sentándose al lado de Valeria. —A una de las chicas le surgió un inconveniente por lo que tuvimos que adelantar el viaje de regreso. — Miente. —Pensé que papá tenía algo que ver, hoy ha estado actuando extraño. — Responde con mirada fija a su hermana. —Su comportamiento no es por mí, desde que me fui no he cruzado palabra con él y cuando llegue no lo vi por ningún lado. — Agrega encogiéndose de hombros. Ambos se miran quedándose en silencio. —Siendo así volveré a mi habitación mañana tengo examen y todavía debo estudiar unas cosas más. — Se despide con la mano, dejando a Valeria sola. Tras su salida Valeria vuelve a tirarse en la cama, apoya su cabeza en su brazo derecho pensando que debe estar más pendiente de los movimientos de su padre, el no actúa diferente porque si y ella no se puede confiar de que todo estará tranquilo, decide dejarlo de lado y se sumerge en los brazos de Morfeo.
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