"Sé mi invitado, cariño, ¿por qué no te aseguras de que su dedo esté lo suficientemente mojado para ti?", dijo papá. Sabiendo lo que se esperaba de mí, abrí la boca y chupé su dedo, moviendo la cabeza para asegurarme de cubrirlo con suficiente saliva. Excitado por todo esto y al borde del largo polvo casual, papi empezó a penetrarme con más fuerza. Bajo mi camisa, mis tetas empezaron a rebotar mientras papi me abría las nalgas para el desconocido. El hombre mayor me puso la mano en el culo y la deslizó hasta que su dedo empapado de saliva tocó mi ano. Me dio golpecitos en el ano durante un minuto y luego, lenta y firmemente, la introdujo en mi culo. Gemí al sentirlo y gemí en el pecho de papá. "¡Qué buena zorrita eres, cariño, dejándote follar y tocar el culo en el metro!", escuché. Es

