Todos coincidimos en que parecía una conclusión razonable para la lección, y Tavio cogió el cuenco. Estaba lleno hasta el borde —casi media taza— y era una masa de líquido blanco lechoso y fibroso. Uno solo podía imaginarse los incontables millones de pequeños nadadores que pronto se moverían entre la lengua y los dientes de la adorable niña rubia desnuda. Eric aminoró el paso y retiró casi toda su polla del cuerpo de Hanna, dejando solo la cabeza dentro de ella. Podíamos ver que estaba muy duro, y era evidente que se controlaba para sincronizar su clímax con ella bebiendo el brebaje rico en proteínas que todos habíamos ayudado a prepararle. Hanna tardó en aceptar la idea de esta sesión de entrenamiento; obviamente solo quería tomar un batido con su amiga, pero como solía ocurrir con est

