Eloise Era hora de volver a casa. Habían pasado tres días desde que había llegado a la casa de Alessandro; estar a su lado me había ayudado a olvidar, aunque fuera por un rato. El álbum de fotos, contra todo pronóstico, me había dado una extraña calma. No sabía por qué me sentía así, pero lo agradecía. Después de esa noche no volvimos a hablar del tema. Tampoco insistí. Pasamos los días viendo películas, cocinando juntos, durmiendo en la misma cama y, sí, teniendo encuentros íntimos hasta quedarnos exhaustos. Ahora estaba alistando mis cosas. Alison me había traído ropa y había comprado algunas prendas; incluso había algunas camisetas que Alessandro me había regalado. Mientras doblaba una de ellas, sentí unas manos que me rodeaban la cintura por detrás. —¿Y si te secuestro? —susurró él

