La mañana fue bastante aburrida, y de hecho la tarde iba por el mismo camino, aún estaba esperando a que Christina llegara al restaurante para comprobar su teoría, había muchas personas, así será más fácil darse cuenta. Había estado al pendiente de la puerta las últimas dos horas hasta que por fin ella se apareció, se sentó en una mesa del fondo y sacó un libro de su bolso mientras observaba a los lados, por un momento pensó que era para ver que nadie la reconocía, pero en realidad era para buscarle a él y pedirle el menú.
—Tendré que decir al gerente lo mal que das el servicio —dijo luego de que Drake se lo pensara unas cuatro veces antes de acercarse a tomar su orden.
—¿Bromeas? No has pedido nada —ella solo le estaba reprochando lo lento que es para atender.
—Al menos deberías ofrecer los platillos principales, o traerme agua con hielo para refrescarme del calor que hace afuera —ella venía con intenciones de ponerle los ánimos de malas.
—En verdad eres insoportable —le dice con molestia.
—Y tú eres un niño pequeño que no sabe cómo tratar a los clientes, debería recomendar que te despidan —realmente suena como toda una diva.
“¿Serán así todas las divas? —pensaba Drake”.
—¿Pasa algo con la chica Drake? —el jefe se acerca luego de ver el escándalo que ella le estaba formando.
—¡Jefe! —exclama con una sonrisa fingida al verle cuando en realidad estaba por colapsar de estrés. —no para nada jefe, estaba comentándole a la hermosa chica que el chef tiene preparado como platillo principal algo exquisito y estaba por recomendar que lo probara.
—De hecho, señor este jovencito… —en ese momento él se posicionó justo en frente a Christina obstruyendo la visión hacia el jefe interrumpiendo de nuevo.
—¿Por qué no me acompaña a revisar si el chef tiene listos los platos jefe? —propone para salir de la situación.
—Está bien, no te veía tan entusiasmado desde que te contraté así deberías trabajar todos los días —y hasta su jefe reprochaba el servicio de Drake cuando se esforzaba todos los días. Ella le miraba extraño mientras se alejaba, pero no dejaría que se saliese con la suya.
—Aquí está el platillo del día —se lo coloca en la mesa al regresar, aunque sabe que ella no lo pidió, pero el jefe le observaba literalmente.
—No ordené esto —sabía que lo reprocharía, pero no tenía opción.
—Por favor no me hagas esto —le suplica, voltea y el jefe seguía mirándole así que le sonríe. —Mi jefe cree que estoy haciéndolo lo mejor posible solo cómete el platillo —vuelve la mirada a Christina.
—¿Es gratis? —levanta una ceja.
—Claro que no —le responde de manera directa.
—Entonces no comeré algo que no ordené y menos si tengo que pagarlo —ella se niega y corre el platillo en la mesa alejándolo de sí misma.
—Está bien solo haz silencio, puedes comerlo y yo pagaré —vuelve a colocárselo en frente.
—Eres un jovencito muy amable y dulce —se ríe sínicamente como si se hubiese ganado la lotería mientras que la paga del día de Drake se va en una sola comida que ni siquiera es para él.
—Odio que me trates como a un niño de diez años —le dice a ver si se da cuenta de que debe tratarlo diferente.
—Deberías acostumbrarte —lo dice como si esto fuese parte de su rutina diaria.
—¿Qué? —él queda sorprendido de esa respuesta.
—Vuelve a trabajar —llama el jefe y Drake voltea.
—Sí señor en seguida —le dijo. —tú y yo aún no terminamos —le señala con la mirada.
Extrañamente cuando salió de su turno ella estaba esperándole, fue lo que pensó al principio, pero como tenía sus dudas simplemente avanzó en la dirección contraria.
—¿No piensas esperarme? —dijo ella, él se detuvo y volteó. —Yo si te esperé y así me pagas, dejando a una pobre dama sola a las afueras de un restaurante, eso no es de hombres.
—Ni siquiera sabía que me estabas esperando —realmente no lo creía.
—Eres tan niño que ni siquiera captas las señales de una chica en apuros —le dice Christina.
“Lo dice como si tuviese más problemas que yo —se dice Drake”. —No veo que estés en apuros —le contesta.
—No son cosas que se ven a simple vista —dice ella.
—Para mi forma de pensar creo que sí —alarga más la conversación.
—Deberías acompañarme a casa —insiste nuevamente.
—¿Qué? No creo que sea necesario —pero pensaba en lo extraño de la situación todavía.
—A menos que quieras que presente una queja con tu jefe después de que hoy te felicitó por tu desempeño laboral —se cruza de brazos y sabe que ha ganado la batalla.
—Está bien lo haré —dice sin ánimos. —pero ya párale con eso de abrir tu bocota para acusarme con mi jefe.
—Suenas como un niño pequeño —ella se ríe de él.
—Si aja como tú digas.
La tensión entre los dos lo estaba volviendo loco, de verdad que el silencio que mantenían mientras caminaban era bastante incómodo, era hora de decir algo para romper el hielo, pero justo cuando estaba pensando en lo que podía decir:
—Deberías decir algo, es bastante aburrido que cuando estés con una chica solo te quedes callado “Seguramente tiene poderes mentales —pensó él”. —Lo siento, pero no acostumbro a hacer este tipo de cosas —dice un tanto tímido y a la vez sintiéndose muy por debajo de su nivel de madurez. —no se me ocurría algo para decir ya que no te conozco muy bien.
—Podrías comenzar por preguntar cosas que quieras saber —eso le parecía como si ella se interesase en que él supiese de su vida o algo así.
—Suena lógico —le contesta. —tienes razón es solo que tampoco quería preguntar cosas que tal vez no podrías responder.
—¿Siempre eres tan inseguro? —lo mira de reojo.
—Es solo que todo esto me parece raro, en primer lugar ¿Por qué insistes en hablarme? —le pregunta Drake. —creía que sabrías lo que todos piensan de mí en la escuela.
—Todos lo saben —afirma y le hace pensar que todo es más extraño aún. —eres famoso incluso en otras escuelas, de mala manera claro.
—Eso es nuevo, cuando pensaba que las cosas no podían ir peor y vienes tú a decirme eso.
—No me gusta mentir, además creía que ya lo sabrías.
—Pues no lo sabía —dijo Drake. —aunque gracias de todos modos, aun así ¿Cómo es que después de saber todo eso aún sigues hablándome? —era lo que más lo sorprendía.
—Pues quería saber quién era el chico del que tanto hablaban, debía ser muy especial o muy temible pero luego me di cuenta de que eras tú y todo lo demás ya lo sabes —ella parece ruda por fuera, pero la ha visto mientras lee y parece una persona distinta.
—¿Preguntaste por mí? —le interroga con interés, pero ella parece no querer responder por un momento.
—Soy una persona curiosa —responde al cabo de un momento. —hablaban tanto de ti que en verdad debía ser algo grandioso así que me di la tarea de buscar a esa persona y resultaste ser tú.
—Solo son rumores, todos mienten sobre lo que en verdad pasó —agacha un poco la mirada y sigue caminando.
—Son muchas opiniones diferentes en contra de la tuya —dice de manera normal dejando de lado ese tono hiriente.
—Pero ellos no estuvieron ahí, yo sí —dijo algo molesto, pero más que eso se diría que triste.
—Al menos tienes un amigo —le dice Christina.
—Fue el único que me creyó a pesar de todo, pero eso no cambia el hecho de que los demás no quieran tratarme.
—Peor es nada —sigue con ese tono confuso que cambia dependiendo su respuesta.
—No te imaginas la vida que llevo gracias a eso —intenta no decir demasiado pero no es como si tuviese muchos amigos con quienes desahogar su dolor.
—Mientras tú sepas la verdad no te deberían importar otras opiniones —la observa de reojo y se da cuenta de que ella no le mira cuando responde, pero se ve hermosa de perfil, delicada, como una chica perfecta.
—Es fácil decirlo —dice creyendo que ella no lo entiende y su vida debe ser un sueño hecho realidad.
—Solo es mi opinión —dice y se encoje de hombros.
—¿No preguntarás qué fue lo que pasó? —vuelve su mirada hasta ella con interés.
—¿Debería? —lo miró por unos segundos y al ver su reacción y duda siguió mirando al frente.
—No lo sé —dijo dudoso de querer responder. —creí que con lo que te había dicho no me creerías si no escuchabas lo que sucedió.
—Supuestamente golpeaste tres alumnos y mandaste a un profesor al hospital —parece que estaba al tanto.
—Fue todo un accidente —se excusa.
—No te estoy culpando de nada, de hecho, no me parece creíble que un niño como tú sea capaz de hacer eso.
—¿Me crees? —y por primera vez sus ojos podían ver con claridad una luz al final del túnel.
—Te creo, no pareces ser un buscapleitos, además si fuese cierto te habrían expulsado hace mucho —tenía razón en eso.
—Ojalá todos pensaran como tú —y antes de que la conversación pudiese continuar se dio cuenta de que estaba justo frente a su casa extrañamente, la miró sorprendido ya que creía iría a casa de Christina.
—¿Cómo llegamos aquí? —se pregunta.
—Caminos diferentes, mismo destino —y suena hasta genial cuando ella lo dice.
—Pero se supone que te irías a tu casa no a la mía, no me digas que…
—No seas pervertido —responde de inmediato. —vivo en la residencia que queda justo en la esquina cruzando la calle.
—Ah sí lo siento no estaba pensando nada extraño —de hecho, pasaron muchos pensamientos por su cabeza.
—Si como sea —ella se voltea. —Nos vemos mañana temprano si es que logras despertar a tiempo, buenas noches.
—Buenas… noches —le responde casi a medias.
Luego de cenar se quedó un rato viendo televisión y posteriormente se durmió en el sillón hasta que al rato de haberse quedado dormido la puerta comenzó a sonar, ya era tarde así que bien podría tratarse de una emergencia por lo que se levantó rápidamente y se dirigió hasta la puerta a observar por el visor antes de abrir.
—¿Christina? —abrió la puerta y ella pasó sin decir nada. —Adelante… —ni eso le dejó decir y ya estaba dentro.
—Lo siento es que creí que me perseguían —venía algo sudada y se notaba agitada.
—¿Qué se supone que haces aquí? —le sorprendió por la hora.
—Mi aire acondicionado no enciende y no puedo dormir con este calor, no podré descansar bien si no duermo a gusto, y creí que podría dormir aquí contigo —sonaba provocador, pero Drake intentaba no pensar mucho en ello.
—¿Estoy soñando verdad? —se frotó los ojos. —es muy irreal que una chica venga hasta mi casa solo para decirme que quiere dormir conmigo.
—Pervertido —le dice y lo mira de forma rara. —me refería a dormir en tu departamento más no junto a ti.
—Suena más lógico, pero aun así es irreal —se dice a sí mismo.
—¿Puedo? —pregunta ella y sería difícil negarse a esos ojos.
—Supongo que puedes usar mi cuarto —le señala la puerta de dicha habitación. —yo seguiré durmiendo aquí en el sillón, puedes dejar tus cosas por ahí —no se había dado cuenta de que traía mochila.
—Gracias espero no molestar solo será por esta noche mañana lo mandaré a revisar.
—No hay problema —dice amablemente. —bien retomaré mi sueño.
De alguna manera cuando volvió a recostarse en el sillón se quedó dormido al instante, todo parecía un sueño, pero al día siguiente en la mañana luego de despertar se dio cuenta de que lo que había sucedido la noche anterior había sido totalmente real.
—Creo que hoy voy a desayunar cereal, será lo más rápido si quiero llegar a tiempo a clases —aún estaba sumergido en el quinto sueño.
—No te preocupes ya preparé el desayuno y aún es temprano —se quedó un rato viéndola y se frotó los ojos un par de veces y ella seguía ahí con el delantal de cocina que Drake no suele utilizar puesto.
—¡No jodas no fue un sueño! —exclama.
—Por supuesto que no —le responde y se quita el delantal para colgarlo nuevamente en la pared de la cocina.
—Ultimadamente me están pasando cosas extrañas creo que estoy volviéndome loco —se rasca la cabeza.
—Pues loco o no deberías apurarte para llegar a tiempo a la escuela, yo ya desayuné solo faltas tú —ella olía bien, hasta había utilizado la ducha.
—Gracias —le dice Drake amablemente por el gesto.
—A pesar de todo tu departamento está bastante limpio —por fin le halagaba en algo.
—No suelo ensuciar mucho y además vivo solo —sonríe, pero sus ojos ven a un lugar diferente al que no conectan sus sentimientos de emoción o alegría.
—¿Y tus padres? —se interesa ella en saber.
—Me abandonaron cuando era más pequeño, mi abuela se encargaba de mí, pero hace un año que murió y desde entonces me las he arreglado solo —se dirigió a la mesa con lo que ella había preparado para comer, así podría desayunar para luego preparase e ir a la escuela.
—Lo siento no quería…
—Tranquila… —agachó la mirada y se sintió tan miserable que perdió hasta el apetito. —Iré a ducharme, ¿Podrías por favor guardar mi comida en la nevera? —le pregunta. —no tengo hambre comeré algo en la escuela.
—Pero ni siquiera tocaste la comida… —al verlo así Christina solo se limitó a hacer silencio y dejarle.
Era difícil para Drake hablar con alguien sobre su situación actual, pero a pesar de todo no estaba tan hundido, estaba estudiando, tenía un lugar al que volver, tenía un trabajo simple pero que le daba para pagar sus gastos además de unos ahorros que su abuela le había dejado, estaba vivo, o eso es lo que pensaba para no sentirse peor todos los días.