Palabras para comenzar

3058 Palabras
A veces queremos lo que no podemos tener, la vida se encuentra plagada de visiones que te han comprender que no todo es tan sencillo como pensamos de niños, los humanos nos hemos encargado de complicarnos de forma hilarante porque lo que se deseaba era la facilidad. Son esas complicaciones las que van haciendo que el camino sea más difícil, las expectativas familiares pueden ser totalmente inaceptables y aún querer seguirlas por la necesidad de aceptación. La sociedad también puede crear rechazo, al final del día eres tú quien decide lo que deja que le afecte, las cosas que tiene que cambiar y aquello que solo puede aceptar. El camino es tuyo para recorrer. Cristian estaba en camino a la boda de Lena y Alonso, se había vestido exactamente como Jillian le había recomendado, se había arreglado y ahora estaba en camino al lugar que la invitación indicaba. Condujo con algo de emoción en el pecho, había querido negar que se sentía de esa forma, pero la verdad era que ver a Cary en un ambiente mucho menos informal le parecía interesante, lo emocionaba hasta cierto punto. Era algo que no le había admitido a su hermana y jamás lo haría, pensaba distraerse esa noche y tal vez hacer algo que no estuviera en los planes de su familia para variar. Se estacionó en el lugar indicado para caminar hasta el interior del salón, la ceremonia sería en la playa. Siguió un camino de madera que estaba montado sobre la arena oscura para entrar en el recinto. Los invitados se acomodaban con inquietud esperando la llegada del novio, al parecer había llegado algo temprano al lugar. Los minutos pasaron lentamente hasta que Alonso se hizo presente, Benjamin era su padrino junto a su padre que lo acompañaba. Los organizadores los fueron moviendo hasta que de pronto el sonido cesó y la marcha nupcial inició lentamente. Él se volteó para observar a la novia como todo el mundo. La madre de Lena iba al frente, detrás de ella iban, una Alejandra muy embarazada, Cary llevando un vestido que la hacía lucir más inocente y joven de lo que era, Lisa quien mostraba una sonrisa sincera y finalmente la novia llevada del brazo por su padre. Era una entrada bonita, ellos caminaron hasta el altar, Lena fue dejada en la mano de Alonso y la ceremonia inició. Las palabras de amor y compromiso fueron dadas hasta que la pareja fue declarada oficialmente como marido y mujer. Las lágrimas estaban en todos lados, las felicitaciones, los abrazos de alegría, le gustó aquello aunque nunca se lo imaginó. Todos los invitados fueron conducidos hasta la mesa que les correspondía en el salón de fiestas donde se realizaba la recepción, las copas comenzaron a correr, la gente comenzó a animarse y la música sonaba. La cena fue servida cuando los nuevos esposos entraron al salón por lo que el brindis inició antes de que todos comenzaran a disfrutar de la comida que olía delicioso. Todo el mundo reía y se veía tan feliz que se sintió contagiado. Estaba rodeado de algunas personas que había conocido en el trabajo, observó con sutilidad a aquellos quienes rodeaban la mesa nupcial. Cary estaba sentada con la familia de Lena, imaginaba que sus primos y tíos estaban allí, pero él solo pudo observar al hombre que había estado persiguiendo a Cary durante bastante tiempo. Estaba sentado a su lado, los veía reír y bromear con todos en la mesa, eso hasta que notó que su hijo también estaba allí. El niño se sentaba con seriedad observando todo, lucía como un adulto aunque minimizado, se reía con algunas de las personas allí y en esos momentos lucía tan guapo como su madre. Él tragó con fuerza al notar que todo a lo que había estado huyendo de pronto se le presentaba. Los invitados comenzaron a levantarse para que la pareja hiciera su primer baile, y como era común los asistentes fueron bailando con todos ellos. Las horas fueron pasando, todo el mundo comenzó a bailar y el alcohol hacía de las suyas, él incluido. Desde la barra veía atentamente a Cary, no quería resultar aterrador, pero no podía evitarlo. Ella bailaba con el niño, se reía y lucía hermosa, la observó hasta que el hermano de Lena se la llevó a la pista de baile. Los observó hasta que su humor fue cambiando, no sabía si se trataba del alcohol en su sistema o si eran solo los celos que no había tenido tiempo de asimilar, pero le molestaba como el primer día verlos juntos. Detestaba que ella se riera en sus brazos y no le importaba si aquello era egoísta, tenía el anhelo de verla así junto a él, la necesidad de sentirla de nuevo junto a su cuerpo, hacerla reír de la misma forma. Solo quería volver a acercarse y sin pensarlo se levantó de la silla para caminar directamente hacia ella. -Cristian- lo saludó ella con una sonrisa extrañada. Estaban en el medio de la pista de baile. -Sígueme- casi le ordenó él con una mueca. Ella dudó antes de seguirlo. Caminó hasta un lugar escondido entre los baños del salón, se suponía que ese espacio era solo para el personal, pero a él le importaba poco. -¿Por qué estamos aquí?- Preguntó ella confundida. -Solo…- comenzó él sin saber que decir -¿te gusta ese hombre? -¿Quién? ¿Jesús?- Preguntó ella con una sonrisa fingida -es el hermano de Lena, nos llevamos bien. -Era el hombre con quien ibas a almorzar todas las tardes- soltó él como una acusación haciendo que su mirada se volviera helada. -Y por eso era que ibas todas las tardes a la oficina de Alonso en ese momento- afirmó ella como si se lo hubiera confirmado. -Teníamos reuniones- rechazó él. -Me hace gracia que creas que puedes engañarme- dijo ella con burla -de la misma forma que negaste evitarme o haber huido por saber que tengo un hijo. No soy ingenua ni estúpida, Cristian, las cosas que he vivido han tomado mucha inocencia de mí, esto es solo más de lo mismo. Así que dime, ¿por qué estamos aquí? -No quiero verte con él- admitió sin pensar en las consecuencias y se sintió tan bien hacerlo. -¿Por qué?- Preguntó ella, el calor regresando a sus ojos. -Porque solo esa noche en el club, sonreíste de la misma forma conmigo- siguió él -y no quiero verlo con alguien más. -Tampoco puedes verlo directamente si me evitas- atacó ella, riendo. -No te estoy evitando ahora- recalcó él acercándose a su cuerpo. Estaban tan cerca que sus respiraciones se mezclaban, sin meditarlo él unió sus labios en un beso desesperado. Al inicio la sorpresa lo hizo un poco incómodo, pero pronto Cary estuvo tan entregada al beso como él, no importaba el lugar donde estaban. Sus labios se acariciaron con necesidad, sus cuerpos se encendieron poco a poco, sus lenguas se encontraron para comenzar a tentarse. Cada roce era mejor que el anterior, era como si no pudieran alejarse. Ella gimió en sus labios cuando sus manos sujetaron su culo solo para alzarla, con fuerza encajó sus cuerpos juntos pegándola a la pared. La excitación lo había puesto duro y ella se frotó contra él de la forma más deliciosa, se desearon, se tentaron de ese modo hasta que el aire no fue suficiente. -Esto no es lo que esperaba- dijo ella colocando los brazos alrededor de su cuello. -Yo tampoco- dijo él con sinceridad -pero te deseo, siempre te he deseado. -No es lo que me hiciste creer- argumentó ella mordiéndose el labio. Su cuerpo se estremeció, ese gesto había enardecido su deseo. Se frotó contra ella haciéndola gemir, debido a la forma en la que estaban su dureza alcanzaba su centro, la sentía cálida, tan deliciosa. La quería así, con ojos llameantes debido a sus caricias. Abierta para él, deseosa. No importaba todo lo que hubiera sucedido antes, le pasaban por encima todas las excusas, la deseaba desde el segundo en que sus miradas se habían cruzado y ese hecho era algo que nunca había podido negar. -Lamento eso- siguió él con sinceridad -pero es la verdad. Te deseo, Cary. Ella sonrió por sus palabras antes de besarlo una vez más, fueron lentos esta vez. Sus labios se tocaron antes de que sus lenguas jugaran, ella acarició su cuello con lentitud provocándole un estremecimiento. Él movió sus caderas de forma automática y un gemido real escapó de ella, su cuello quedó expuesto cuando sus ojos se cerraron con placer. Los besos húmedos fueron dedicados en ese espacio de piel seductora, la deseaba. Estaba tan duro que sentía como si fuera explotar en ese momento, ninguna otra mujer lo había hecho sentir de ese modo. -Yo también te deseo- confesó ella con una sonrisa pícara -pero te deseo más cuando eres sincero. No intentes mentirme de nuevo. -No creo que pueda hacerlo- admitió él. Sus besos gradualmente bajaron de intensidad, la excitación era mucha, pero el lugar no era el correcto. Finalmente él la soltó, sus pies tocaron el piso y la sostuvo hasta que se estabilizó lo suficiente como para que pudiera alejarse de ella aunque no lo deseara. -Solo hay pocas cosas que me molestan más que las mentiras- dijo ella de pronto mirándolo a los ojos -no necesitas conocer las demás. -No más mentiras- aceptó Cristian. -Si vas a intentar acercarte- comentó ella con una sonrisa malvada -tendrás que afrontar algunos de tus miedos. El primero podría ser tu aversión a los niños. -Yo no tengo aversión hacia los niños- se quejó él -es lo que representan. Puede ser intimidante… Ella sonrió de nuevo, la verdad se le había escapado una vez más y parecía que a ella le gustaba. -Sé que sí, por eso mismo vamos a afrontarlo- afirmó ella. Lo tomó de la mano con firmeza antes de conducirlos hasta el salón de fiestas, habían pasado algunos minutos aunque parecían horas, algunos de los invitados estaban bastante borrachos para ese momento. Atravesaron el lugar, ella todavía los llevaba, llegaron a la mesa donde se sentaba hasta que el rostro de Jesús apareció, el niño todavía no los había notado. Todos los ojos se posaron en ellos al segundo. -Ya deben conocer a Cristian, es el vicepresidente de la compañía de Alonso- comentó ella con una sonrisa antes de acercarse a su hijo -este es Ezra, puedes notar el parecido familiar. -Un placer- fue todo lo que pudo decir, el niño lo miraba atentamente -es igual a ti. Cary sonrió divertida. Ezra siguió observándolos hasta que alguien en la mesa lo distrajo, unos minutos más tarde era arrastrado por una horda de niños que llegó corriendo para llevárselo. -Creo que Ezra hizo amigos esta noche- comentó Jesús desde la mesa. -Todos los hicimos- convino ella, viendo al hombre. Él se quedó allí observando la interacción. Al menos desde cerca no se veía del mismo modo, se trataban como amigos, alguien bastante cercano, pero no con intención romántica. -Un placer- soltó Jesús acercándose con la mano extendida -soy el hermano de Lena. -Sé quién eres- contestó él con más fuerza de la que hubiera querido -un placer. El silencio los acompañó mientras los ojos los miraban de nuevo. Sonrisas se dibujaban en los rostros alrededor hasta que la novia llegó para llevarse a Cary. Él se disculpó para regresar a su silla en el bar, vio a Cary reír con sus amigas, disfrutar del tiempo juntas. Abrazaban a la embarazada, se felicitaba entre ellas y en un momento dado incluso gritaron emocionadas, Cristian se contentaba con mirarlas. Era interesante, entretenido e incluso extraño, no podía creer que una mujer le resultara lo suficientemente atractiva como para deleitarse solo con el hecho de observarla reírse. Estaba tan mal, y no le importaba. Por primera vez se alegraba de haber escuchado a su rebelde hermana, tal vez él la salvaría de ser la siguiente decepción de sus padres. Se quedó allí hasta que Alejandra comenzó a alejarse, la vio conectarse con la mirada de Benjamin en la distancia hasta que se detuvo a medio paso y supo que algo estaba pasando. Los gritos comenzaron haciendo que se volviera un desastre. Resultó que la mujer estaba en labor de parto, el piso estaba mojado y sus amigas no dejaban de correr a su alrededor, era impresionante la velocidad a la que se movían, pronto Cary iba rumbo al hospital con Lisa, Benjamin y Alejandra. Solo pudo notar que fue Jesús quien se quedó con un Ezra sonriente, ese hombre tenía la confianza que quería para él y juró que lo conseguiría. ***************************************************************************** Cary no podían terminar de creer todos los acontecimientos de la noche, estaba un poco impactada en ese momento. El día había comenzado con lo planeado, se había preparado con sus amigas para la boda de una muy emocionada Lena, la ceremonia había sido hermosa, había llorado un poco aunque no quería admitirlo. Luego la recepción fue divertida sabiendo que estaría en la misma mesa que los familiares de su amiga, sus tíos eran graciosos, incluso el más serio del que siempre se burlaban, sus padres eran dulces, tratándola como una más de la familia y Lily era genial, pero todos los miraban con interés cuando Jesús se acercaba a ella. Era obvio que todo el mundo en esa mesa, incluidos los primos, sabían sobre los encuentros de ella y Jesús, era como si esperaran que de pronto se declaran amor o algo parecido, su relación nunca había llegado a eso. Sí, habían buscado el placer juntos, pero no iba más allá de eso, su relación era bastante amistosa y a Ezra le gustaba pasar tiempo con él, a veces creía que a Jesús le gustaba pasar más el tiempo con su hijo que con ella, eso no le molestaba porque a veces le gustaba la ayuda. Ahora conducía a toda velocidad por las calles de la ciudad en busca del hospital, Ale iba en la parte de atrás del carro a punto de parir y Benjamin parecía que se desmayaría en cualquier momento. Una opresión se instaló en su pecho con dolor y algo de envidia, recordaba el día en que ella misma había pasado por aquello, el día en que había visto el rostro de su hijo por primera vez, la emoción la había golpeado con la fuerza del amor, pero en el proceso había estado totalmente sola. Lucas se había ido y ella no había querido llamar a sus padres, estaba sola y asustada, nerviosa en todo momento. Luchó con el dolor y las lágrimas hasta que escuchó a su hijo llorar sintiendo que todo había valido la pena. Nunca cambiaría de parecer, pero ver a todas las personas que poyaban a Ale le hacía sentir lo sola que había estado ella una vez más. Intentando borrar esas sensaciones y viejos recuerdos de su mente, condujo hasta la entrada del hospital. Lisa se había encargado de llamar a los padres de Ale y Benja, ingresaron a su amiga y las dejaron a ellas con los papeles, algunos datos eran desconocidos, por lo que solo cuando las madres llegaron fueron entregados correctamente. Ella se sentó junto a Lisa en la sala de espera, su amiga recibió un par de llamadas para luego regresar a su lado. -Lena estaba preocupada- dijo Lisa riendo -todo el mundo quedó bastante alterado en la recepción. No hubo mejor momento para que este niño naciera. Ellas rieron con acuerdo tácito. -¿Tú también crees que será un varón?- Preguntó ella. -Sí- aceptó Lisa con una sonrisa -pero creo que pronto estaremos seguras. Ella asintió. Esperaron allí durante lo que parecieron horas hasta que Benjamin apareció sonriendo, les anunció que tenían un nuevo hijo y luego regresó con Ale. Ellas sonrieron con placer y luego fueron a la guardería para poder ver al bebé, era igual a su padre, lo único que tenía de Ale era el color de su pelo. Era tan dulce y tranquilo, dormía plácidamente junto al resto de las cunas. Regresaron a la sala de espera donde se encontró a Jesús junto a un Ezra intranquilo. Al verla corrió desesperado con una sonrisa en los labios. Cary lo abrazó con fuerza, ver a su hijo le hizo recordar las cosas buenas de su propia experiencia, amaba a ese hombrecito con todo su ser. Lo besó muchas veces antes de dejarlo hablar, lo que provocó risas a su alrededor, no le importaba demasiado. -¿Es un niño o una niña, mamá?- Le preguntó Ezra por fin. -Es un niño- dijo ella con una sonrisa. -¿Y cuál es su nombre?- Siguió él. -Sus padres todavía no lo deciden. Ezra torció el gesto unos segundos. -Pero…- ella estaba segura de que su hijo soltaría una explicación de lo importante que era escoger el nombre. -¿Quieres que vayamos a verlo?- Preguntó ella antes de que comenzara. Su hijo asintió emocionado y ella sonrió antes de tomarlo de la mano para guiarlo a la guardería donde había visto al pequeño antes. Lo miraron dormir durante algunos minutos hasta que una enfermera llegó para tomar al bebé y llevarlo afuera, su hijo la miró entonces luciendo algo preocupado. -Tranquilo- dijo ella con una sonrisa -lo llevan con sus padres, lo tendrán en la habitación. Ezra sonrió. -Y le pondrán un nombre- afirmó su hijo haciéndola reír. Ezra era insistente en las cosas que quería. Caminaron hasta la sala de espera, deseaba poder ver a su amiga, pero comprendía que sus familiares estaban demasiado emocionados en ese momento. Regresaría al día siguiente con algunos regalos, llevó a su hijo hasta la salida y los subió a ambos en un taxi, regresó hasta el salón para buscar su auto, allí algunos invitados seguían festejando aunque los novios se habían retirado. Subió a Ezra al auto y condujo hasta su departamento, preparó a su hijo para dormir y lo acostó antes de ir a su habitación. Se duchó para poder acostarse, una vez en su cama pensó en todos los acontecimientos del día y sonrió inevitablemente al pensar en Cristian. Ella había afirmado que se mantendría alejada, pero parecía que las cosas iban a cambiar. Con eso, se quedó dormida.  
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR