Dos semanas después, me encontraba en la cocina, perdida en mis pensamientos, cuando llegó Nika y me sacó de mi ensimismamiento.
"Oye Ada, ¿te gustaría ir a una discoteca?" me guiñó el ojo divertida. Yo negué riéndome, "No gracias, estoy muy cansada."
"Oh, vamos, por favor, es solo por hoy," insistió Nika. Al final, logró convencerme y subí a prepararme. Me puse un vestido n***o ajustado que resaltaba mi figura, aunque no era demasiado corto, llegaba hasta los muslos, y como hacía mucho calor, era de manga corta, lo que me hacía sentir cómoda. Recogí mi cabellera rubia en un moño y me maquillé. Luego, agarré mi bolso, me puse mis zapatos y bajé a la sala, esperando a Nika.
Para mi mala suerte, en lugar de Nika, apareció Liam y arruinó mi buen humor. Durante estas dos semanas, habíamos pasado discutiendo y peleando por cualquier cosa, incluso por cosas estúpidas. Aunque me miró de arriba a abajo con una sonrisa burlona y preguntó: "¿Adónde vas así de fea?" lo miré mal y rodé los ojos, "Ya te dije el otro día que adónde yo vaya no te incumbe." Pero él me miró mal y se colocó delante de mí, "Bueno, pero irás con mi hermana, así que por una parte sí me incumbe," dijo con voz seria. Este chico era tan bipolar. "Iremos a una discoteca," respondí finalmente, y él sonrió al ver que le respondí justo cuando iba a decir algo.
En ese momento, llegó Nika con Mathew a su lado. Los miré y sonreí al ver lo guapa que iba Nika. "Estás preciosa," nos dijimos al mismo tiempo Nika y yo, y luego nos reímos. Ella llevaba el mismo vestido que yo, pero en color blanco. Nika miró a Mathew y a Liam, "¿Vosotros iréis luego, verdad?" preguntó a los chicos, lo cual me dejó confusa. "Entonces, ellos también vendrán luego," le pregunté yo a Nika mientras íbamos camino a la fiesta, y ella asintió, lo que me hizo bufar y ella se rió. Llegamos a la discoteca y empezamos a beber, bailar y, sobre todo, cantar.
La música vibraba en el aire, envolviéndonos en una atmósfera de diversión y liberación. Nika y yo nos sumergimos en la pista de baile, moviéndonos al ritmo de la música como si el mundo exterior hubiera quedado suspendido en el tiempo. Las luces parpadeaban en colores brillantes, y cada risa y grito se fusionaban en una sinfonía de alegría.
Mientras disfrutábamos de la fiesta, noté que Liam y Mathew se unieron a nosotros. A pesar de la tensión previa, la energía festiva parecía haber suavizado sus ánimos. Bailamos y nos reímos juntos, dejando de lado por un momento las disputas y los desacuerdos.
Entre canciones pegajosas y risas compartidas, empezamos a sentirnos más relajados. La música tenía ese poder mágico de borrar preocupaciones y permitirnos disfrutar del presente. Nika y yo nos miramos, cómplices, reconociendo el alivio mutuo en ese momento de diversión.
A medida que la noche avanzaba, decidimos tomarnos un descanso y nos dirigimos a una zona más tranquila del lugar. Sentados en un rincón, con cócteles en mano, comenzamos a compartir historias y risas. Incluso Liam y yo intercambiamos algunas palabras que no estuvieron marcadas por la hostilidad de días anteriores.
La música lenta empezó a sonar, y la atmósfera cambió. Nika y Mathew se levantaron para bailar, dejándome con Liam. La mirada intensa que compartimos en ese momento transmitió algo más que palabras. Era como si la música hubiera creado un puente temporal, permitiéndonos dejar atrás las tensiones y simplemente disfrutar del presente.
Bailamos en silencio, permitiendo que la música hablara por nosotros. Fue un momento efímero de conexión en medio de la bulliciosa discoteca. Aunque sabíamos que las complicaciones aún existían, por ese breve instante, solo éramos dos personas compartiendo un baile.
Concluida la canción, nos separamos y regresamos al grupo. La noche continuó con risas, bailes y momentos de camaradería. Al final, cuando la discoteca empezó a despejarse, salimos nosotros dirigiéndonos a casa con sonrisas en el rostro, dejando atrás las tensiones por un momento y llevando con nosotros la memoria de una noche llena de sorpresas y conexiones inesperadas.
Estaba un poco borracha, pero aún era consciente de lo que hacía. Liam me agarró de la cintura para evitar que tropezara, casi cayendo. Dirigiéndome hacia su moto, él me ayudó a subir. Nika ya se había ido con Mathew, y yo me iría con Liam. Aunque le pedí que quitara sus manos, él ignoró mi molestia y continuó ayudándome. Se subió a la moto, y me abracé a su espalda para no caerme.
"¿Estás despierta, Ada?" dijo Liam al notar que apoyaba mi cabeza en su espalda. "Sí, sí, estoy súper despierta," respondí, luchando por no cerrar los ojos. Liam, al escuchar mi voz cansada, se rió ligeramente, arrancó la moto, y nos dirigimos a casa. Al llegar, me sostuvo al ver que casi caía de nuevo, y subió las escaleras conmigo en brazos, llevándome a mi habitación.
Cerré los ojos con la intención de dormir al sentir que ya estaba en mi cama, pero al sentir que Liam se quedó mirándome, los abrí ligeramente. "Imbécil, apaga la luz y vete ya," le dije. Él me tapó con una manta, apagó la luz y se fue, haciendo que volviera a caer en un profundo sueño. Mientras dormía, tuve una pesadilla, y me desperté alterada, con la respiración agitada. Prendí mi lámpara y me quedé exhausta por ese sueño.
Por un momento, sentí que alguien me observaba, pero lo extraño fue que yo estaba sola en mi habitación. Escuché un ruido fuera de mi habitación y lentamente fui a abrir la puerta. Al abrirla, alguien me agarró del brazo y me puso un trapo en la nariz y boca, inhalando algo que me hizo perder la conciencia. No llegué a ver la cara de la persona, pero suponía que era un chico.
Cuando recobré la conciencia, me encontraba en un lugar desconocido, con una tenue luz que apenas iluminaba la habitación. Mi cabeza daba vueltas, y traté de recordar cómo había llegado allí. Recordé la discoteca, la moto de Liam, pero después todo se volvía borroso.
Al intentar levantarme, me di cuenta de que estaba atada a una silla. Pánico e incertidumbre se apoderaron de mí. Observé a mí alrededor, intentando identificar el lugar, pero todo parecía extraño y ajeno. ¿Dónde demonios estaba?
En ese momento, una figura se movió en la penumbra, revelando la presencia de alguien más en la habitación. Mis músculos se tensaron, y mi mente luchaba por procesar la situación. La figura emergió, y mi corazón se aceleró al reconocer a un chico joven, pero sus rasgos permanecían difusos.
"¿Quién eres? ¿Dónde estoy?" pregunté, mi voz temblando por la ansiedad. La figura se acercó lentamente, y pude ver una sonrisa siniestra en su rostro. No respondió a mis preguntas, lo que aumentó mi inquietud.
Intenté recordar cómo había llegado a este lugar, pero mi mente seguía siendo una nebulosa confusa. La realidad de la situación comenzó a hundirse en mí, y el miedo se intensificó.
"Vas a tener respuestas cuando yo quiera que las tengas," dijo el chico misterioso con tono desafiante. Mis intentos por liberarme de las ataduras fueron inútiles, y la impotencia se sumó a la sensación de miedo.
Pasaron horas, o al menos eso me pareció, entre preguntas sin respuesta y la sensación de estar en manos de alguien que tenía sus propios motivos ocultos. Finalmente, el chico se retiró, dejándome sola en la penumbra.
Mientras intentaba procesar la situación, mi mente divagó hacia Liam y la noche en la discoteca. ¿Había alguna conexión entre lo que estaba sucediendo y las tensiones recientes? Las preguntas se amontonaban, pero las respuestas seguían siendo esquivas.
En medio de la incertidumbre, decidí centrarme en encontrar una manera de liberarme de las ataduras y descubrir más sobre este enigma. La lucha por la supervivencia y la búsqueda de respuestas se convirtieron en mis únicos objetivos en ese lugar misterioso y amenazante.
La habitación seguía envuelta en penumbra, con solo destellos de luz que revelaban contornos difusos. Mis intentos por liberarme de las ataduras continuaban siendo inútiles, y la ansiedad se mezclaba con el misterio que rodeaba mi situación.
El chico misterioso volvió a aparecer, esta vez con un aura aún más enigmática. Sus ojos parecían contener secretos oscuros, y su sonrisa sugería que sabía mucho más de lo que estaba dispuesto a revelar. Sin decir una palabra, se acercó y dejó una pequeña caja en la mesa frente a mí.
"¿Qué es esto?" pregunté, pero él solo mantuvo su silencio, alimentando el desconcierto. La caja parecía antigua, adornada con inscripciones en un idioma que no reconocía. ¿Era acaso la clave para entender lo que estaba sucediendo?
Abrí la caja con cautela, revelando un objeto intrigante: un antiguo relicario con un diseño labrado y una piedra preciosa en su centro. La luz titilante de la habitación parecía reflejarse en la gema, creando destellos que iluminaban levemente el misterioso símbolo tallado en su superficie.
El chico se mantuvo observándome, como si estuviera aguardando mi reacción. En ese momento, una corriente de preguntas inundó mi mente. ¿Qué significaba este objeto? ¿Por qué estaba aquí? ¿Era parte de alguna conexión más profunda?
Cuando volví a mirar al chico, ya no estaba. Solo quedó la caja abierta y el relicario en mis manos. El silencio se apoderó de la habitación, interrumpido únicamente por el latir frenético de mi corazón.
Decidí explorar la habitación en busca de pistas o alguna salida. Las paredes parecían absorber la luz, y cada sombra sugería secretos ocultos. En un rincón, descubrí un antiguo pergamino con inscripciones en un idioma arcano. Cada palabra parecía un susurro del pasado, pero mi incapacidad para descifrarlo solo profundizaba el enigma.
Cada paso en ese lugar parecía llevarme más profundo en un laberinto de misterios. La sensación de que algo trascendental estaba en juego se volvía más fuerte con cada descubrimiento. Mi mente se convertía en un crisol de preguntas sin respuestas.
La puerta de la habitación se abrió de repente, revelando un pasillo sombrío. ¿Debería aventurarme más allá en busca de respuestas o esperar a que el enigma se desenrede por sí mismo? La elección estaba plagada de incertidumbre, pero la necesidad de descubrir la verdad se convirtió en un impulso irrefrenable, llevándome hacia lo desconocido con el relicario en mano y el eco de misterios susurrando en mi mente.