Avancé por el pasillo sombrío, con el relicario entre mis manos como una llave hacia el desconocido. La tenue luz que se filtraba por las rendijas de las puertas dejaba entrever sombras que parecían danzar a mí alrededor. Cada paso resonaba como un eco en el misterioso corredor.
Al llegar a una puerta entreabierta, me detuve. El chico misterioso reapareció de repente, con una mirada intensa y una expresión que revelaba un atisbo de preocupación. Mis labios se entre abrieron para formar una pregunta, pero él habló primero.
"Ese relicario... pertenecía a tu abuela. Antes de que muriera, me pidió que te lo entregara" dijo en un tono grave y solemne. Cada palabra pronunciada por él resonaba con un peso desconocido, como si el objeto que sostenía en mis manos fuera un puente entre mundos ocultos.
"¿mi abuela?" murmuré, sintiendo una mezcla de asombro y desconcierto. El chico asintió, sus ojos fijos en el relicario. "Ella sabía que tú llegarías a este momento, Ada. Hay fuerzas más allá de nuestra comprensión en juego, y ese objeto es la llave para descifrarlas."
El pasillo continuó extendiéndose frente a nosotros, y decidimos avanzar juntos hacia lo desconocido. Cada puerta que abríamos revelaba más fragmentos del enigma, pero las respuestas parecían estar siempre a un paso de nuestro alcance.
Al llegar a una sala llena de antiguos pergaminos y libros polvorientos, el chico se detuvo. "La verdad está aquí, Ada, esperando a ser desentrañada. Tu destino y el de la familia Moretti están entrelazados de maneras que ni siquiera puedes imaginar."
La conexión entre mi vida y los Moretti, ahora profundizada por el relicario y las palabras del chico, generaba una mezcla de temor y curiosidad. La habitación parecía susurrar con cada crujido de las tablas del suelo y cada sombra que se movía en la periferia de mi visión.
"¿Por qué yo?" pregunté, sintiendo la carga de responsabilidad que se cernía sobre mí. El chico sonrió enigmáticamente. "Porque tú eres la elegida, Ada. La elegida para desentrañar el pasado y abrir el camino hacia el futuro."
La siguiente revelación parecía más monumental que cualquier cosa que hubiera enfrentado antes. Con el relicario aún en mis manos, me adentré más en el misterio que rodeaba mi vida y la mansión Moretti, listo para descubrir los secretos que mi abuela había tejido en la trama de mi destino.
"Te prometo que sabrás todo lo que anhelas saber, pero ahora tenemos que planear una cosa para descubrir lo que planea la familia Moretti", dijo aquel chico con determinación, como si cada palabra estuviera cargada de un peso desconocido. Me quedé mirándolo, con una mezcla de intriga y ansiedad, esperando a escuchar más.
Nos adentramos en una sala secreta detrás de una estantería, revelando un espacio oculto lleno de mapas, documentos antiguos y reliquias familiares. El chico comenzó a explicar la compleja red de secretos que envolvía a la familia Moretti y cómo mi abuela había estado involucrada en la búsqueda de la verdad.
"Los Moretti están ocultando algo importante, Ada. Algo que podría cambiar el curso de la historia de la familia y, quién sabe, tal vez más allá," susurró, como si el solo acto de mencionarlo pudiera desatar fuerzas desconocidas.
Estaba atrapada en un torbellino de incertidumbre y secretos, con el chico a mi lado, el único que parecía poseer respuestas a las preguntas que me atormentaban.
“tienes que acercarte más a Liam entablar una amistad para que te cuente la verdad al parecer él es el único que sabe más que Nika y Mathew” La idea de acercarme más a Liam para obtener información resonaba en mi mente, pero la tarea parecía más complicada de lo que aquel chico sugería.
Como conocía a Liam, a Nika y a Mathew, ¿quién era él y por qué tenía tantas ganas de saber la verdad?" Me preguntaba a mí misma una y otra vez. Después de un rato de silencio, levanté la mirada y me encontré con los ojos verdes del chico, una mirada que parecía tener la capacidad de perderse en ella.
"Aunque fuese amiga de Liam, él nunca me dirá la verdad, ni siquiera le cuenta las cosas a su hermana. ¿Cómo podré lograr que me lo cuente a mí?" expresé mi frustración en voz alta. Marcus me miró y sonrió, un gesto que me desconcertó. "Pareces saber mucho sobre él," comentó. "No solo lo sé, él no parece ser muy abierto con los demás y mucho menos conmigo," respondí.
Fruncí el ceño al ser cuestionada sobre la razón de nuestra constante disputa. "Por la razón de que estamos discutiendo todo el rato y nos odiamos," confesé. El rió levemente, una risa que transmitía calidez. Sonreí ligeramente mientras lo miraba, sintiendo una extraña comodidad en su presencia, a pesar de las circunstancias.
"Pues tendrás que hacer que se enamore de ti," sugirió de manera intrigante. Abrí los ojos sorprendida. "No, ni de broma haré eso," exclamé. Él se cruzó de brazos. "Tienes que hacerlo para que podamos descubrir lo que ocultan. ¿Por qué quieres saber lo que ocultan?" pregunté confundida.
"Poco a poco, Ada, y te contaré todo. Ahora solo necesito que me ayudes, y así los dos saldremos ganando," afirmó el. Asentí confundida, y continuamos hablando. Pasé una semana con él, en la que no supe nada de mi madre, mi padrastro ni de los chicos. Extrañaba especialmente a mi madre, y la incertidumbre sobre su paradero aumentaba mi ansiedad.
Estábamos desayunando en un lujoso comedor cuando decidí preguntarle finalmente su nombre. "Por cierto, todavía no sé cuál es tu nombre ni la edad que tienes" dije mientras llevaba un bocado a mi boca. "Me llamo Marcus y tengo 22 años," respondió con burla. "En serio, ha pasado una semana desde que estás aquí, y ni te molestaste en preguntar mi nombre," agregó riéndose. Sonreí ligeramente y seguí comiendo.
Terminé de comer y observé el relicario en mi mano. Era hermoso, pero las preguntas sobre él seguían sin respuesta. "Hoy volverás con ellos," dijo Marcus, rompiendo el silencio. "¿Y cómo quieres que me presente en la mansión después de estar una semana desaparecida?" pregunté. "Tengo un plan, pero será doloroso," dijo, sonriendo.
"Adelante, dime cuál es," le insté. "Te haré unas cortadas en los brazos y moretones en el abdomen, luego te llevaré al hospital. Allí llamarán a tu madre y les dirán que te han encontrado tirada en un bosque," explicó. Hice una mueca, pero asentí. Marcus se levantó y se acercó a mí, agarrándome del brazo.
"Intentaré que no te duelan las cortadas," dijo con seriedad. Asentí y lo miré. "¿Te volveré a ver, verdad?" pregunté con inseguridad. Marcus sonrió y me abrazó. Correspondí al abrazo, y nos quedamos así durante un rato. Al separarnos, él me acarició la cara y dijo, "Eso tenlo por seguro," antes de besarme en la frente.
Sin darme cuenta, Marcus volvió a poner el paño en mi boca, y quedé inconsciente una vez más. La incertidumbre sobre el futuro y la verdad que buscaba continuaba, pero ahora con un plan en marcha, y Marcus como mi guía en este camino lleno de misterios