-Oye, idiota. -dijo una voz femenina cuando salíamos del aula en la última hora- Sí, tú, mentecato. -me di vuelta y vi a una chica con cabello blanco y verde, piercings y tatuajes, hablándole a Francis. Él, con la mano vendada, se señaló a sí mismo- ¡Que sí! -gritó. Ahora creo reconocerla. Vive en mi edificio a unas calles de aquí-
-¿Qué quieres, chica rara? -preguntó. Yo sólo quería salir de allí e irme a casa, pero la multitud rodeándolos no me lo permitía- ¿Una oportunidad? -la chica le puso el brazo en el cuello y lo empujó contra la pared-
-¿Una oportunidad de castrarte, imbécil? -se la veía muy enojada. Le hablaba a centímetros de la cara- ¿No vas a golpearme, eh? -se alejó y abrió los brazos, en pose desafiante- Adelante, no prometo que no responderé.
-¿De qué hablas? -dijo él con furia-
-¡De que golpeaste a Miranda en la fiesta de la fraternidad de infradotados a la que perteneces! ¡Soy su mejor amiga! ¡¿Creíste que no me enteraría? -ésta debe ser Sam-
-Cierra la boca, estúpida. -él se paró como si fuera a golpear a alguien-
-¿O qué? -se rió- ¿Vas a pegarme? -se acercó a él- Hazlo. -él intentó empujarla pero ella le agarró el brazo y lo puso contra la pared. Yo me reí de lo ridículo que se veía siendo sometido por la pequeña gótica- Te atreves a tocarle un pelo a Miranda y te juro que te arrepentirás. -todos estaban pendientes de ellos-
-¡Samantha! ¡Suéltalo! -gritó escandalizada Miranda mientras se abría paso entre la multitud- Te dije que no hicieras nada... -la alejó de Francis y trató de llevársela, pero él agarró a Miranda del brazo con fuerza, provocándole dolor. Iba a intervenir, hasta que lo vi en el suelo, agarrándose las partes nobles-
-¡Te dije que no la tocaras! -gritó Sam- Maricón de mierda...
-No hagas escándalo, Sam. Por dios... -Miranda, roja de la vergüenza, se llevó a su furiosa amiga del brazo-
Miranda no sabrá defenderse sola, pero vaya amiga tiene que lo hace por ella.
***
-Hola, Brian. ¿Qué tal todo? -la voz de Olga a través del teléfono me puso de buen humor-
-Muy bien, Olga, hoy hice un examen y me fue fantástico. -acaricié a Ron-
-Me alegra mucho escuchar eso. -la oí toser-
-¿Estás bien? -pregunté-
-Sólo un poco enferma, nada por lo que preocuparse. Ya estoy muy vieja.
-No digas eso, pareces una veinteañera.
-No me mientas tan descaradamente, jovencito. -me reí- ¿Ya conseguiste alguna novia?
-No quiero una novia, Olga. -Ron maulló y yo lo callé-
-¿Ese era Ron? -preguntó-
-Sí, es muy molesto. -lo bajé de la cama-
-Pronto veré eso.
-¿A qué te refieres? -pregunté-
-Mañana iré a visitarte. -quedé mudo, hacían tres años que no la veía- Encontraron a alguien para que me reemplace aquí y no hago falta. Iré a vivir con Clancy.
-Esa es una excelente noticia... -murmuré, sin saber que más decir-
-Al menos alégrate, pequeño. -dijo con humor y volvió a toser-
-Es que me tomaste por sorpresa -me senté en la cama- No esperaba que dijeras eso. En verdad me alegra escucharlo. Te extraño mucho.
-Yo también. -respondió- Te críe toda tu vida, es como encariñarse con un gato.
-¿Estás comparándome con un gato? -me reí- Entiendo, yo también me encariñé contigo. Tú me diste un apellido para usar, gracias a ti puedo estudiar. Eres lo único bueno que tengo en la vida.
-Estoy segura que más pronto de lo que imaginas llegará algo para alegrar tus días. Y no hablo de un amigo para Ron.
-No me buscaré una novia, Olga. -ella se rió-
-Tenía que intentarlo al menos. -suspiró- Debo colgar para descansar y así poder viajar mañana temprano. A lo mejor voy a verte a la salida de la universidad.
-Genial, nos vemos, hermana.
-Hasta mañana, pequeño Brian. -colgué la llamada y dejé mi teléfono a cargar-
Mañana vería a la hermana Olga de nuevo, después de tres años. Era imposible no sentirse feliz.