CAPITULO 03

1367 Palabras
Cuándo regresé a mí hogar eran más de las nueve de la mañana, lamentaba haber perdido mi tiempo cómo lo hice, estába cansado hasta los huesos y ahora era demasiado tarde para descansar, debía ir a la constructora y organizar que hacer con mi vida, el engaño de Astrid lo cambiaba todo, haciendo más complicada mí situación. Había perdido el norte de mí estable y cómoda relación, cómo es que no lo ví venir. Nunca pensé que ésto podría pasarme a mí. Mientras subía por las escaleras sin prestar atención a mí entorno, la voz de James me hizo entrar en razón. — ¿Y ahora que hago, esperar de nuevo en el sofá? — Estuve tan hundido en la maldita traición de Astrid que me había olvidado del chico. — Si... No... ¡Lo siento!. Ven conmigo, te mostraré tu habitación. — Le hice seña para que me siguiera. — Bien chico, te presento tú nueva habitación. — Dije con un tono de voz de bajo, realmente me sentía agotado. James entró en la habitación observando cada detalle con cautela, colocó su bolsa sobre la cama y comenzó abrirla. Yo sólo me limité a verlo desde el marco de la puerta completamente en silencio. Sacó tres piezas de ropa y me hice una nota mental para llamar a mí asistente, necesitaba conseguirle un guardarropa completo, luego con cuidado tomó unos mini autos de juguetes y comenzó a ordenarlos en el escritorio frente a su ventana. — Vaya, parece que te gustan bastante los autos. — Añadí detallando su enorme colección. — Mmmm bueno, me dan uno cada vez que voy al juzgado de familia, me parece una pena tirarlos así que los llevo conmigo a todas partes. — Contestó de forma distraída y sentí un nudo en el estómago, había sufrido muchos rechazos para su corta edad. — James. — Pronuncie su nombre con seriedad. — Justo ahora, necesito pensar, iré a mi oficina para resolver varios asuntos con mí abogado, pero Mónica mí ama de llaves, se quedará contigo en lo que decido resolver el asunto de mí... — Hice una pausa ni siquiera podía mencionarla. — "Esposa". Cómo comprenderás ésto arruina mis planes por completo, para cumplir con la última petición de mi abuelo. — Finalmente se giró para verme a la cara. — No veo que sea un problema. — Fruncí el entrecejo, no le estaba entendiendo nada. — No entiendo a qué te refieres James. — Se encogió de hombros restándole importancia al asunto. — Sólo digo que si ya conseguiste a un "hijo". — Hizo una comillas al aire refiriéndose a la última palabra. — También podrías conseguir otra "esposa" ¿no? ************** BELLA. [Un mes después....] LA ENTREVISTA. — Lo siento señorita pero no cumple con el perfil que estamos buscando. — Asentí y ni siquiera tuve la cortesía de despedirme. Era mi quinta entrevista en la semana, había solicitado en más de veinte empleos y no recibía más que rechazos. Cada día suponía una lucha para llegar al siguiente y sabía que si no conseguía algo pronto, las deudas terminarían por dejarnos a mí hija y a mí sin hogar. Es por ello que seguía haciendo búsquedas interminables por Google. Caminé hacía una cafetería cercana tratando de no perder la esperanza, no podía rendirme de alguna manera u otra, alguien acabaría contratandome. — Un café con crema de caramelo, por favor. — Le pedí a la mesera sin prestarle mucha atención. Estaba chequeando el lugar fijándome en cualquier aviso en caso de que necesitarán otra camarera. Un pitido llegó a mi móvil, me había registrado en varias páginas de asistencia esperando me ayudaran a conseguir empleo. «Sí, estaba desesperada» Pasé varios anuncios en los cuales no calificaría ni en un millón de años, hasta que uno muy particular llamó mi atención. "SE BUSCA ESPOSA" ¡Oh! Tal parece que hay alguien más desesperado que yo. Me reí mientras que por curiosidad ingresaba al sitio web dónde se había publicado el anuncio y sorprendentemente era una propuesta real. Pero eso no era lo más impresionante sino la cantidad de dinero que estaban dispuestos a pagar. ¡Tiene que ser una broma! Cualquiera diría que estoy loca, pero ése empleo debe ser mío. [...] Al día siguiente me encontraba de pie frente al imponente edificio, hice un esfuerzo consciente para calmar mis manos inquietas. «Tranquila es solo una entrevista de trabajo.» Sintiéndome más repuesta atravesé las enormes puertas de cristal y me dirigí hacía el mostrador de seguridad donde se encontraba una hermosa mujer, quien amablemente se ofreció ayudarme. — Yo, ummm. — Tartamudeé y me odié por eso. — Lo siento. Vengo por el anuncio en la web. — Se quedó pensativa durante unos segundos hasta que finalmente la comprensión invadió su rostro. — Muy bien. — Me entregó un formulario junto a una lapicera. — Llénalo con toda tu información y lo entregas a la secretaria encargada en el piso 20, después de eso solo espera a que te llamen para entrevistarte. — Me regaló una última sonrisa antes de señalarme el camino hacía los ascensores. La lujosa sala de espera a la que ingresé era enorme y me tomó unos minutos poder ubicarme. Estaba amueblada con varios sofás de cuero colocados en forma de L a mi izquierda y en el centro se exhibía una pequeña estatua de piedra, todo aquí olía espantosamente a dinero. Vi varias chicas más parecidas a las modelos de pasarelas esperando a ser entrevistadas, de repente me sentí muy consciente de mi modesto y corto vestido azul. ¡Ah! Pero las cosas no terminaron ahí, sino que se pusieron peor al leer las preguntas del formulario. ¿Algún talento especial? ¿Profesión Universitaria? ¿Cuántos idiomas domina? ¡Dios! ¿Es enserio? ¿Quién necesita hablar varios idiomas para casarse? Maldije en voz baja, sabiendo que lo más inteligente sería irme. ¿Cómo puedo ser tan ridículamente torpe? Me di media vuelta y casi corri hasta los ascensores, al abrirse las puertas una chica chocó conmigo y nuestras cosas cayeron al piso, la ayude a ponerse de pie y con ojos fisgones leí la información de su formulario. — ¡Disculpa! Es que vengo por lo del anuncio en la web. — Dice mirándome de arriba abajo. — ¿Tú también vienes por él? — Parecía confundida. Mi instinto de conservación y supervivencia me hizo actuar. — ¡Oh! no, no. Yo trabajo acá. Es una pena, pues ya han elegido una chica. — Su rostro cambió la expresión y apretó los labios con fastidio. Sin decir más entró en el ascensor y golpeteó con fuerza el panel de botones. Los nervios se apoderaron de mi parte racional y llené el formulario con los datos de aquella chica. «Bueno la mayoria» y luego entregue el folder a la secretaria. Casi una hora después de esperar y esperar finalmente alguien dijo mi nombre, me levanté del cómodo sofá para seguirla hasta llegar a la puerta que abrió con gentileza y me indicó que pasara. Avergonzada el calor comenzó a extenderse por mi cuello hasta llegar a mi rostro, dos hombres me miraban desde el fondo tras un escritorio. — Señorita... — Dijo el primer hombre mirando el formulario. — Isabella Miller. Bienvenida, tomé asiento por favor. — Señaló la silla frente a mí y con torpeza logré sentarme. El segundo hombre no había dicho ni una palabra, se veía de lejos que no era un tipo cualquiera con traje, también era atractivo, algo mayor pero muy, muy atractivo, probablemente estuviera cerca de los cuarenta . Tenía un rostro deslumbrante, perfectamente cincelado y con una bonita mandíbula cuadrada. Estaba de pie era alto, quizás más de un metro ochenta y cinco. ¡Santo cielos! Se veía magnífico, su cabello rubio perfectamente cortado y ojos color ámbar, pero su mirada era devastadora, fría e intensa casi intimidante. ¡A ningún hombre se le debería permitir lucir tan bien! Aunque parecía estar disgustado, estaba allí irradiando un aura de poder, con los ojos al nivel de los míos. ¿Quién era ese hombre espectacular? ¿Sería posible que sea el novio, quién busca esposa?
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