CAPÍTULO DIEZ

1034 Palabras
BASTIAN “Repite eso que acabas de decir,” le digo a August, mientras siento mi corazón empezar a palpitar con fuerza. August me mira con una expresión cautelosa, mira el documento que tiene en la mano y luego me mira nuevamente, se muerde el interior de la mejilla y finalmente exhala derrotado al notar mi expresión molesta. “Entre la lista de asistentes a la coronación están el rey y la reina de Crimson Woods,” él repite en tono monótono y bajo, casi como si esperara que yo no lo escuchara. “No puedes ir,” él añade y yo le frunzo el ceño. “¿Por qué no?” le pregunto. “Bastian, tú y ella están en guerra, puede que no la hayan declarado oficialmente, pero es un hecho, ¿cómo vas a ir a un lugar en donde esté ella con su nuevo esposo?” él me responde. “¿No eras tú quien ha estado insistiendo para que intente acercarme a ella y dialogar para poder buscarle una salida a la guerra?” le pregunto y él rueda los ojos. “Pero no de esta forma, no cuando estás así de molesto, y no te atrevas a negarlo,” él me dice cuando ve que empiezo a protestar, luego continúa: “Has estado molesto desde que te enteraste sobre la causa del dolor que sientes en el pecho, así que dudo mucho que un encuentro en este momento con Elina y quien ha estado ayudándola a causarte ese dolor, sea tan buena idea, es mejor que no vayas,” él me dice y yo siento molestia con sus palabras. Pues si bien tiene razón con apuntar a mi estado de ánimo en los últimos días, el cual ha sido causa en su mayor parte por esa nueva información que adquirí del doctor Phillip, la verdad es que no he estado tan mal como creía, pues han pasado varios días desde la última vez que sentí el dolor y si el doctor tiene razón, eso quiere decir que ella no se ha acostado con él en este tiempo, lo cual por alguna razón me genera cierta satisfacción, y es que desde el momento en que ella y yo empezamos a dormir juntos, no pasaron nunca más de dos días sin que estuviéramos follando en cualquier lugar que pudiéramos encontrar, así que tantos días sin que ellos tengan sexo y teniendo en cuenta que están recién casados, no creo que sea una buena señal. “No voy a hacer nada en contra de ellos, sería estúpido cuando he tratado de buscar una alianza con el rey de Howling Creek desde hace semanas, y esa es precisamente la razón por la cual no puedo faltar, si ellos van a ir es porque también deben estar tratando de convencerlo para que se una a su causa, no puedo simplemente dejarles el camino libre para que ganen un nuevo aliado, y menos uno tan poderoso como él,” le digo y August me mira con el ceño fruncido. “A mi no me engañas, y puedes tener las mejores excusas del mundo, pero sé que quieres ir para verla, y eso es precisamente lo que me preocupa, tú no has estado en tu mejor momento últimamente y no quiero que vayas a perder el control si llegas a ver algo que no te guste, o si ella llega a hacer algo que te moleste, sé lo mucho que ella te afecta aún, así lo quieras negar, y eso es un riesgo muy grande,” él me dice con tono de preocupación. Y aunque sé que mi Beta tiene razón con sus dudas sobre mi asistencia a este evento, es algo que debo hacer, tengo que verla, tengo que lograr quedarme a solas con ella, debo poder encontrar una forma de convencerla que pare toda esta locura, que me escuche por al menos un par de minutos, sé que si yo aún siento tanto por ella, seguramente ella también debe sentir al menos algo por mí, así sea algo mínimo, pues me resulta imposible creer que ella pueda simplemente olvidar lo que pasó entre nosotros, algo tan fuerte no puede desecharse así como si nada, y tengo que usar eso en mi favor para poder acercarme a ella. --------------------------------- El día de la coronación del rey de Howling Creek llega sorprendentemente rápido, y cuando menos lo espero, ya estoy con mi comitiva entrando por las puertas principales del palacio, mis ojos escanean la creciente multitud, pero no hay señales de ella, ni de nadie procedente de Crimson Woods, y mientras estoy distraído buscándola, una chica joven y rubia, con una sonrisa amable y un escote sugerente, se acerca a nosotros para guiarnos hacia nuestros asientos designados, por lo que nos apresuramos a seguirla, y aunque ella parece estar diciéndonos algo, mi atención está totalmente enfocada en buscar a la mujer que realmente me interesa. Y justo cuando estamos entrando al salón del trono la siento, su esencia golpea mi nariz como una bola de cañón y siento cada músculo de mi cuerpo tensarse en respuesta a ese aroma tan familiar, siento mi corazón empezar a martillar con fuerza en mi pecho y mis manos comienzan a sudar, mientras mis ojos cautelosos recorren el enorme salón, y entonces la veo, sentada a tan solo unas filas adelante y a la izquierda de nosotros, con un vestido azul de cuello alto que cubre mi marca en su cuello, y sentada junto a su nuevo esposo, el asombro y la pequeña alegría que siento al verla son rápidamente reemplazados por los celos cuando veo la mano de él posada en la espalda de ella. Y entonces ella gira su cabeza rápidamente, su cuerpo también parece tenso y su mirada parece estar buscando algo, ¿habrá percibido mi esencia también? Siento el tiempo ralentizarse mientras la observo escanear la multitud hasta que sus ojos finalmente se posan en los míos y frunzo el ceño al notar que ya no son color caramelo sino dorados, como los de su loba, y tan pronto ella me reconoce, el dorado cálido se convierte en oro sólido y frío, llenos de rencor.
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