Samantha se llevó a Martha a vivir a su casa, le había comprado ropa, y demás. Al principio fue un tanto difícil hacerla aceptar aquello. Pero Samantha le dijo que no se preocupara. Había prometido ayudarla en todo, y cuidar de ella. Solo que a veces la notaba un poco rara, y pensó que quizás sea por el embarazo.
—¿Estás segura de que estás bien? —Samantha se veía preocupada, ya que no pensara que fuera algo normal.
— Si, no te preocupes estoy bien — dijo ella mostrando una sonrisa — Perdón si peco de imprudente. Pero ¿Por qué no tienes hijos?
Samantha reaccionó un poco sorprendida por la pregunta, ya que era algo que nadie le había cuestionado antes, ni el mismo Carlos le había propuesto eso, ni siquiera preguntado. — No quiero, nunca me intereso tenerlo. Creo que me concentró más
