Capítulo 1

1800 Palabras
Los entrenamientos de poderes de Raven empezaron por cosas fáciles. Comenzando por mover objetos concentrando su energía en su báculo, cambiar cosas de forma, lo cual ya había hecho con solo una orden, aquella vez que su báculo se transformó en bolígrafo entre otros entes. Raven también sabía cambiarse de ropa, cosa que hacía por las mañanas, al cambiarse el pijama por ropa de salir. -Has aprendido mucho... -dijo la Reina Tiana apareciéndose en el espejo de Raven mientras se cambiaba de ropa. -Sí, majestad... -respondió con una reverencia respetuosa hacia la reina. -pero aún te queda mucho por aprender... -añadió –primero tendrás que dominar la magia blanca para que después consigas controlar la magia negra... el problema es que... -¿Problema? ¿cuál es el problema? –preguntó Raven un poco asustada. -El problema es que la magia negra es mucho más complicada y peligrosa que la blanca... y también mucho más difícil de controlar... existe la posibilidad que los poderes oscuros te controlen a ti... pero no tenemos que preocuparnos por eso ahora... -dijo con una hermosa sonrisa al ver la reacción y cara de preocupación de Raven. Elizabeth, había descubierto el secreto de Raven, sabía que era un hada oscura, pero no le comentó nada y actuó con normalidad. -Raven, ¿hoy vendrás a ensayar? –le preguntó a su amiga al acabar las clases. -Sí, Eli... Raven estaba mejor que nunca, parecía más centrada y no desafinó ni una sola vez, estaba dando lo mejor de ella misma. Estaban tocando un clásico del rock, "It's my life" de Bon Jovi. -¡Ha estado genial! –exclamó Elizabeth. -¿Verdad que sí? –respondió Raven con una sonrisa -¿hoy tienes ensayos de animadoras? –le preguntó a su mejor amiga. -No, ¿vamos juntas a casa? –preguntó Elizabeth. -Claro... Elizabeth se despidió de su novio, James, con un beso como acostumbraba y se fue con su amiga. -me alegro de que vuelvas a ser Raven... -comenzó Eli. -¿Qué quieres decir con eso? –preguntó la chica. -Bueno, es que has estado muy extraña estos días... más de lo normal en ti... ...y... estaba preocupada por ti... pero veo que ya estás mejor... -dijo Elizabeth. -Gracias, Eli... perdón por preocuparte... -Eres mi mejor amiga y quiero que sepas que si algo te preocupa, aquí estoy para ti ¿vale? –le ofreció Eli. Raven contestó con una sonrisa. Habían atravesado el parque y ahí tenían que separarse pues vivían una a cada extremo. -Hasta mañana, Eli... -se despidió Raven. -Hasta mañana... -contestó. Raven se sentía algo mal porque nunca había tenido secretos con Elizabeth, pues era su mejor amiga desde que tenían 3 años y se volvieron inseparables y ahora no podía contarle lo de sus poderes. -No te sientas mal por eso, Raven... -se le apareció Tiana –ya sé que es tu mejor amiga, pero tal vez algún día puedas contárselo... ¿empezamos con el entrenamiento? –dijo cambiando de tema. -Sí -aceptó Raven. -Además de tus poderes... tienes que aprender a luchar con ellos para poder defenderte... yo voy a atacarte y tú tendrás que defenderte e incluso si puedes atacarme, hazlo... Raven miró a la Reina con expresión decidida. La reina empezó a atacar a Raven con su magia e hizo una bola de energía dorada que se iba haciendo cada vez más grande. Raven sacó su báculo, preparándose para el ataque. La reina apuntó a Raven con la enorme bola de energía, lo cual, Raven usó su báculo como bate de béisbol y le devolvió a la reina su bola de energía. -¡Muy bien! No está mal... -dijo la reina –pero siempre que devuelvas un ataque no bajes la guardia y estate preparada... -¿Preparada para qué? –preguntó queriendo saber Raven. -para el contraataque... -respondió la reina esquivando su propia bola de energía dorada y con gran rapidez y agilidad como si se teletransportara apareció justo a unos pocos centímetros de Raven. La reina le dio un puñetazo a Raven. Raven cayó sorprendida al suelo. -Has de estar preparada para todo... tanto para la magia como para la lucha, sino te pueden sorprender como acabo de hacer yo ahora... Raven estaba en el suelo con un morado del puñetazo que le acababa de pegar la reina. Pero no se dejaría vencer así que se levantó ella sola. -Todavía no me has vencido, majestad... -respondió Raven. -Eres de voluntad fuerte... eso me gusta... -comentó Tiana sonriendo. Las dos hadas continuaron con el entrenamiento y luchaban. -¿Qué, Raven? Esto es mucho más difícil que conjurar ropa o cambiar las formas... ¿no crees? –la provocó la Reina para que le atacara, mientras la seguía atacando. -Tal vez... pero no me voy a rendir por eso... -respondió Raven con seguridad esquivando los ataques de la reina. La reina le daba patadas, Raven estaba aprendiendo a esquivar a pesar de que la Reina era extremadamente rápida. Ninguna de las hadas, ni la reina ni Raven, eran conscientes de que Elizabeth las observaba entrenar escondida, pero por suerte para Raven, su amiga no tenía ninguna intención de desvelar su secreto, pues cuando eran muy pequeñas, Elizabeth había hecho un juramento a Raven de que siempre la protegería, porque ella siempre había sido la niña más popular y por muy diferentes que fuesen de personalidad ella y Raven, Elizabeth siempre defendería a su amiga. Día tras día, los entrenamientos de magia y lucha de Raven eran más intensos y Raven tenía más poder desde que este despertó en su interior. Raven estaba agotada tras un día de entrenamientos y después de terminar, se disponía a ir a casa. En esta ocasión Raven vio y presenció lo que parecía un aquelarre de brujas en el parque, puesto que portaban largos cabellos con gorros terminados en punta y vestían ropas estrafalarias como si acabaran de salir del siglo XIX. Parecía que estaban haciendo un ritual de invocación al diablo en muestra de adoración. Una de ellas, recitó unas palabras al demonio: "Señor, en tu nombre me unto; de aquí en adelante yo he de ser una misma cosa contigo, yo he de ser demonio". La bruja estaba echándose un ungüento en la piel mientras pronunciaba esas palabras. Después de ese conjuro, apareció un ser demoníaco con cara de cabra y cuernos, todo de color rojo y todas las brujas reunidas comenzaron a volar alrededor. -No sé porque pero yo ya no me sorprendo de nada... -dijo Raven sin una pizca de sorpresa al haber visto todo ese aquelarre y las brujas volar. Raven se acercó a ese demonio que había aparecido mientras las brujas continuaban volando alrededor de este. El demonio la observó y le dijo olisqueándola: -Tú no eres del todo humana, puedo percibirlo... -¡Aaala! ¡Qué inteligente eres! –dijo con sarcasmo y burla la chica. -¡Insolente! ¿eres una nueva súbdita? –le preguntó el demonio. -Yo nunca serviría a un demonio... -le contestó Raven con arrogancia y sin ningún miedo. -Primera regla del infierno, nunca digas nunca... -respondió el demonio –puedo ver en ti magia negra y a ver si adivino, vistes de gótica, te gusta el heavy metal y el rock and roll y el n***o es tu color favorito ¿me equivoco? eres el prototipo de una de mis súbditas... -Puede ser, pero mis gustos no definen quién soy... -respondió Raven. -Tú ni siquiera sabes quién eres, ¿no es así? –le preguntó el demonio. De pronto apareció la Reina Tiana con su aura dorada. El demonio quedó momentáneamente cegado por la luz, hecho que aprovechó la reina de las hadas para sacar a Raven de ahí y la teletransportó a su casa. -todavía no estás preparada para enfrentarte a alguien así... -le dijo la Reina. -¿Ese era el demonio? –preguntó Raven con menosprecio. -No, ese era un esbirro del demonio... -explicó la Reina –Lucifer o Satán como lo conocéis, es más difícil que aparezca y solo lo hace cuando es estrictamente necesario, por eso, los asuntos irrelevantes los encarga a sus esbirros... -Así que solo era un esbirro... -Sí, pero no lo subestimes... los esbirros de Lucifer son muy poderosos... -le explicó Tiana. -Están sucediendo muchas cosas desde que despertaron mis poderes... -comentó Raven recordando todo lo que había sucedido: el fallido sacrificio del gato blanco, la aparición de la Reina de las hadas y ahora aquel aquelarre y su encuentro con uno de los esbirros del diablo. -Y todavía no has visto nada... -le respondió Tiana. Al día siguiente, cuando Raven llegó al instituto. -¡Hola "amiga de Satán"! –la saludó burlándose uno de los compañeros de Raven. -¡Lárgate, idiota! –defendió Elizabeth a su amiga. -Gracias, Eli... -dijo Raven agradecida. -No hay de qué... ¿sabes? Hoy no ha venido la señorita Abby... -le comentó Elizabeth. -¿Ah no? ¿y eso? ¡Qué extraño! –dijo Raven. La directora del instituto donde estudiaba Raven, Amanda, entró en la clase de Raven y anunció algo: -Alumnos, os he de comunicar que la profesora Abby está de baja. Así que tendréis un profesor sustituto hasta que le den el alta y ella vuelva... -dijo con un chico a su lado, presentándolo –... él es el profesor Rasmus Claude, viene de Francia... espero que seáis amables con él... Y dicho esto la directora Amanda se fue dejándolos solos con el profesor. El profesor Rasmus Claude, tenía un aura muy extraña que Raven podía percibir. Nada más llegar a la clase, no pudo apartar su mirada de Raven. Raven sentía que no era un profesor normal y corriente. Su báculo, ahora convertido en su bolígrafo desprendía su luz morada como si estuviera avisando a Raven de algo. Mas Raven no le tomó mucha importancia. El nuevo profesor era bastante atractivo para las chicas. Físicamente, parecía joven, que tuviera unos 24 años y que acababa de terminar la universidad y sacarse la carrera de profesor. Sus cabellos eran pelirrojos, sus ojos verdes como de ciencia ficción, su piel blanca y su mirada parecía oscura. Atrajo toda la atención y la inquietud de Raven con solo mirarla. -Buenos días, primero os iré conociendo... Por lo que sé, la profesora Abby os estaba explicando la santa Inquisición... así que os iré preguntando sobre ese tema para ver lo que sabéis y cuando os pegunte antes de contestarme me diréis vuestros nombres...-decía el profesor Rasmus. Raven se sentía muy extraña ante el nuevo profesor, pero todo lo que había transcurrido en estos últimos días, por no decir incluso ella misma junto con su vida era extraña. Así que continuó sin hacer caso a sus presentimientos.
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