-Tus poderes están despertando y estás aprendiendo a luchar, pero aún no estás lista... -le decía Tiana a Raven mientras luchaban.
-¿Ah no? –decía Raven -¿y qué me queda? –preguntó atacando a la reina con su báculo.
Su báculo empezó a lanzar rayos morados a la reina, los cuales, Tiana esquivaba con facilidad. Tiana desprendió sus blancas alas semejantes a las de un ángel y voló.
-No me alcanzarás aquí... -dijo Tiana.
-Pero eso no es justo... yo no puedo volar... -replicó Raven.
-Eres un hada... blanca u oscura deberías saber volar... -aclaró la Reina.
-¡Báculo, quiero alas! –le ordenó Raven.
A la reina de las hadas se le escapó una carcajada.
El báculo ni siquiera desprendió su luz.
-El báculo no podrá proporcionarte alas... las alas de un hada aparecen solas, cuando el hada puede controlar sus poderes... por lo que se deduce que aún no estás capacitada para luchar contra un demonio... -expuso la Reina Tiana.
-Ya me imaginaba que no eras humana... -dijo el esbirro del demonio que Raven vio la otra vez en el aquelarre de brujas apareciendo ante las dos hadas.
Raven se preparó con su báculo para pelear con el demonio.
-Así que eres una aprendiz de hada... -averiguó el demonio.
-más o menos... -contestó la chica.
-¡te destruiré antes de que te conviertas en una de ellas! –dijo el demonio atacando a Raven.
El demonio soltó una llamarada de fuego por su boca.
Raven hizo una barrera protectora con su báculo. Pues la Reina Tiana le había enseñado a protegerse de ataques.
El fuego se apagó solo al no poder impactar contra su víctima porque esta tenía la protección de la barrera mágica.
-muy bien, pero eso no es todo lo que puedo hacer... -dijo el demonio.
-¿Ah sí? ¿Y qué más sabes hacer, demonio? –le preguntó Raven.
El demonio hizo aparecer una especie de ballesta de fuego y apuntó hacia Raven.
Raven hizo que su báculo se transformara en un escudo y la flecha de fuego que salió de la ballesta se partió por la mitad al chocar con el escudo de la muchacha.
-eres dura de pelar... -observó el demonio –pero yo lo soy más...
El cuerpo del demonio se empezó a envolver en un fuego oscuro por el que parecía había incrementado su poder, su fuerza y su agilidad y aumentado la velocidad y se disponía a atacar. Había concentrado su poder de fuego al máximo creando una enorme bola de fuego gigante y se disponía a lanzársela a Raven.
Raven, por otra parte, volvió a protegerse con la barrera. La enorme bola de fuego se acercaba a Raven hasta que alcanzó la barrera de protección de la chica amenazando con romperla.
La gran bola de fuego finalmente rompió la barrera acertando a dar a Raven y provocando así una fuerte explosión.
-¡Raveeeeeeeeen! –gritó la reina Tiana a su aprendiz.
Raven estaba inconsciente, pero no muerta. Inmediatamente, Raven se vio envuelta en un aura morada que la estaba haciendo levitar por los aires. Su báculo se iluminó y la esfera que contenía le lanzó un rayo lila a la chica, que continuaba con sus ojos cerrados.
La inmensa luz morada que rodeaba a Raven la levantó poniéndola en pie. Sus ojos miel se abrieron, pero se tornaron negros, aunque no fueron los únicos.
De la espalda de la muchacha emergieron dos enormes alas negras que se abrieron.
-¡Vaaaya! Así que ya te han salido las alas...-dijo el demonio –pero eso no será suficiente para que puedas vencerme...
La Reina Tiana miró a Raven, esta le devolvió la mirada y las dos sonrieron y asintieron a la vez en señal de complicidad.
Raven sacó su báculo y pronunció una palabra: -"¡Contracturo!"
La esfera del báculo lanzó un rayo lila al demonio, parecido a un láser y le cortó un brazo al demonio. El trozo de brazo junto con la mano del demonio cayó al suelo.
-¡Maldita! –logró exclamar el demonio al ver la mitad de su brazo tirada en la tierra del parque –esto no va a acabar así... ¡volveré! –dijo el demonio y despareció dejando una gran llama de fuego en su lugar.
Las alas negras de Raven desaparecieron y Raven cayó de rodillas al suelo producto del cansancio y el agotamiento.
-¡Raven! ¡Has conseguido tus alas! –exclamó orgullosa de su alumna la reina de las hadas.
Raven le devolvió la sonrisa y se desmayó.
-Normal... has utilizado demasiada energía hoy... -dijo Tiana tocándola y teletransportándola a su casa.
Una vez en la habitación de la chica, la reina Tiana dejó a Raven en su cama para que descansara.
-lo has hecho muy bien, pequeña hada... -le dijo la reina a Raven antes de desaparecer, sin que esta la escuchara, puesto que estaba dormida.
A la mañana siguiente, Raven despertó con su cuerpo pegado al techo de su habitación, pues estaba flotando en el aire y sus alas habían aparecido solas.
Raven se sobresaltó al verse volando y se cayó al suelo haciendo que sus alas desaparecieran.
-Au... -se quejó de la caída.
-Raven, hija, ¿estás bien? He escuchado un golpe... -le hablaba su madre detrás de la puerta.
-Sí, mamá, estoy bien... solo me he caído de la cama... -contestó Raven.
-vale, el desayuno ya está listo, puedes ir bajando... -añadió su madre.
-Vale... ahora bajo... -contestó.
Raven se cambió de ropa con su magia, haciendo un chasquido con los dedos de su mano izquierda. Y apareció con una luz morada puesto en ella un vestido n***o de tirantes con escote y unas medias. Dejando su larga cabellera negra con mechas lilas suelta.
Así que se dispuso a ir al instituto como hacia siempre. En el parque se encontró a su amiga Elizabeth.
-Hola Raven... -la saludó.
-Hola Eli...
Las dos se encontraron con James y Sam, la otra componente de su grupo musical y fueron a clase.
Como pasaba últimamente, el profesor Rasmus Claude no dejaba de mirar a Raven mientras explicaba la lección, lo cual cada día la incomodaba aún más.
-entonces, estábamos hablando de los aquelarres de brujas y de la caza de brujas en la santa inquisición... -exponía el profesor sin dejar de observar a la chica.
Raven recibió una nota de Elizabeth que se habían pasado entre compañeros hasta llegar a ella. Pues Elizabeth se sentaba al final y Raven al principio de la clase.
Raven miró de donde venía, vio que era de su amiga, abrió el papelito doblado y leyó la nota:
"Creo que le gustas al profesor Rasmus,
no te quita el ojo de encima..."
Raven no pudo evitar sonreír ante el comentario de Elizabeth, cogió su báculo, ahora bolígrafo, y escribió:
"No creo que sea eso"... -le contestó Raven a Elizabeth en el mismo papel.
Por desgracia para Raven, el profesor Rasmus la pilló cuando se disponía a pasar la nota hacia atrás, le cogió la nota y la leyó para él.
Rasmus sonrió.
Elizabeth se sonrojó de vergüenza por su comentario que ahora había sido descubierto por el aludido.
-Bueno señorita, O'Sullivan, tal vez usted no lo crea pero nunca se sabe... -le dijo Rasmus a Raven refiriéndose a la nota –ahora por favor, usted y la señorita Swan ¿podrían dejar de interrumpir la clase por esas cosas que podemos hablar en privado usted y yo si así lo desea? –le preguntó a Raven.
Ahora fue Raven la que se avergonzó y escondió la cabeza entre sus brazos entrelazados en su pupitre, pues, se había puesto como un tomate.
-¡tierra trágame! –dijo Raven completamente avergonzada.
Al decir estas palabras, el bolígrafo de Raven comenzó a brillar con su esplendor morado y provocó un pequeño temblor.
-¡No lo decía en serio! era una expresión... –le decía Raven al bolígrafo/báculo.
A la hora de la comida, una vez en el comedor del instituto, Elizabeth y Raven hablaban de lo sucedido con la nota. Mientras, James y Sam le prestaban más atención a la comida.
-de verdad que lo siento, Raven... no era mi intención que nos pillara... -se disculpaba Elizabeth.
-No te preocupes, Eli... afortunadamente no nos ha castigado... -la disculpó Raven sin problemas.
Casualmente pasaba por ahí el profesor Rasmus y obviamente, para no perder la costumbre le dirigió una mirada a Raven.
Raven se levantó ahora sin ningún temor y se dirigió a la mesa donde se había sentado solo el profesor Rasmus.
-profesor, ¿puedo hablar con usted? –pidió Raven.
-Claro, señorita O'Sullivan... pero si es sobre lo ocurrido hoy con la nota, está disculpada, no tiene por qué darme ninguna explicación... -contestó Rasmus.
-Eh... vale... -dijo Raven ruborizada –eh... lo cierto es que sí, era eso... solo quería disculparme por interrumpir la clase con esa tontería...
-Descuide... a mí no me pareció una tontería... –respondió el profesor mirándola profundamente y fijando sus ojos en los de ella.
-Bueno, tengo que irme... -dijo Raven, pues no le gustaba mucho por donde iba la conversación.
Raven seguía sintiendo que había algo raro en ese profesor. Pero todavía no sabía el qué. No le parecía malo, pero... había algo en él que no le acababa del todo de encajar.
De hecho, lo que Raven se preguntaba es que no sabía si es que ella le gustaba como creía Elizabeth, o es que no era un profesor común y corriente y presentía sus poderes de hada.
Al terminar las clases y los ensayos del grupo, Raven fue al parque donde entrenaba con la Reina Tiana y estaba muy ensimismada pensando en ese profesor Rasmus.
-¿me vas a decir ya qué te ocurre o tengo que leerte el pensamiento para descubrirlo por mí misma? –le preguntó la Reina de las Hadas al ver a su discípula meditativa.
-lo siento, alteza... -se disculpó Raven –es que...
-dime, que te preocupa, pequeña hada... -le empezó a llamar así cariñosamente, pues Raven ya se estaba ganando el afecto y el cariño de la Reina de las hadas.
-hay un profesor nuevo que ha venido justo cuando mis poderes despertaron... -expuso la chica.
-Entiendo... -contestó Tiana.
-Sí, pero es muy extraño... no deja de mirarme y... creo que siente que tengo poderes... -le confesó lo que creía Raven –alteza, ¿crees que él pueda...?
-¿...sentir tus poderes? –acabó la pregunta la reina –sí, es muy probable... -contestó.
Raven la miró extrañada.
-Verás, hay seres humanos que tienen una energía muy fuerte y pueden sentir nuestros poderes e incluso nuestra presencia aunque la ocultemos... -argumentó Tiana –bueno, eso suponiendo el caso de que sea humano... también existe la posibilidad de que no lo sea...
-¿quieres decirme que podría tratarse de...?
-... de un demonio encubierto en un cuerpo humano o de cualquier otra criatura mágica... ya sea blanca u oscura... -explicó la Reina –lo mejor será que empecemos cuanto antes a entrenar... ¿no querrás que nos sorprendan como ayer, verdad? –le dijo recordando el suceso con el demonio.
-Sí, es verdad... ahora tengo un problema con mi alas... no sé cómo hacer que aparezcan ni que desparezcan...
-Eso es muy fácil, mi pequeña hada inexperta... cuando vayas a luchar y sientas que las necesites, centra tu energía y piensa en tus alas... ellas solas aparecerán y te defenderán de cualquier adversidad, y en cuanto pierdas tu energía ellas solas desaparecerán...
-pero tú las tienes siempre... -se quejó Raven.
-Yo soy un hada de luz ya definida... tú todavía no sabes ni qué tipo de hada eres... yo ya puedo hacer que aparezcan y desaparezcan a mi antojo y voluntad... tú todavía no puedes hacer eso... además, no querrás ir al instituto con las alas puestas, ¿no?
-No, claro que no... si ya piensan que soy rara... -comentó Raven –pero esta mañana me he despertado levitando por encima de mi cama con mis alas, luego me caí al suelo y desparecieron...
-Eso es porque tus alas se están haciendo a ti...
-¿Se están haciendo a mí? ¿qué significa eso?
-se están formando como parte de ti... de tu cuerpo... -explicó la reina -¿y bien? ¿comenzamos? –le preguntó para empezar con el entrenamiento.
Después de un intensivo entrenamiento, Raven regresó a su casa. No sin antes decirle a su maestra hada:
-Me gustaría saber teletransportarme como tú...
-bueno, ya aprenderás... ahora puedes practicar el vuelo... -le sugirió haciéndole aparecer sus alas negras y guiñándole un ojo.
Raven se concentró en sus alas y empezó a elevarse del suelo.
-¡estoy volando! –dijo entusiasmada.
Raven llegó a su casa volando y entró por la ventana de su cuarto.
Una vez en su habitación sus alas se cerraron y del cansancio del vuelo, las alas negras desparecieron.
-Raven, ¿ya estás aquí? No te he visto llegar... -dijo su madre a través de la puerta.
-Sí, mamá, ya estoy aquí...
Al día siguiente, Raven iba pensando en sus cosas.
-"Cómo me gustaría poder detener el tiempo y teletransportarme como la Reina Tiana... así me teletransportaría al instituto..." –pensaba la muchacha.
-¡Hola chica-rara! –la saludó con tono de broma y la sacó de sus pensamientos, James.
-Ah, hola, James... -le devolvió el saludo sin prestarle demasiada atención -¿y Eli?
-Luego nos alcanza... se ha quedado dormida... ¿te importa si te acompaño?
Los dos se dirigieron al instituto y en la puerta se encontraron con Sam.
James acompañó a Raven como su guardaespaldas, porque esta era la mejor amiga de Elizabeth y ella le había pedido que la cuidara de las burlas de los demás. James también solía llamar a Raven "chica-rara" pero lo hacía porque eran amigos e iba con cariño y en broma. Él podía decirle chica-rara, pero no permitía tampoco, al igual que su novia Elizabeth, que los demás lo hicieran.
Las clases transcurrieron sin ningún percance y como siempre, el profesor Rasmus sin dejar de mirar a Raven, observándola y controlándola con la mirada, pero eso ya no era nada nuevo.
Al terminar las clases, antes de ir al ensayo con el grupo, Raven fue un momento a la biblioteca a buscar un libro sobre demonios.
Había un libro en particular que se llamaba "Magia negra"; cuando Raven lo descubrió sus ojos se volvieron totalmente negros.
-así que buscando un libro, ¿no, O'Sullivan? –apareció de repente el profesor Rasmus.
Los ojos de Raven volvieron a su color miel natural.
-¿qué? yo... yo... ¡profesor Rasmus! –exclamó al fin saliendo de la especie de trance –estaba buscando un libro sobre...
-¿sobre magia? –adivinó en cierta forma Rasmus.
-Sí... más o menos... ¿cómo lo sabe?
-Porque estamos en la sección de artes y criaturas mágicas... -respondió el profesor.
-Aah... sí, es verdad... ¡qué tonta! –dijo Raven por la deducción del profesor –bueno, si me disculpa... he de seguir buscando... -dijo retirándose.
El profesor Rasmus negó con la cabeza.
-Me está evadiendo... -pensó en voz alta.
Al final Raven cogió de la biblioteca un libro llamado: "El libro de la magia blanca".
-"¿por qué me pone tan nerviosa el profesor Rasmus?" –se preguntó Raven pensando para ella misma con un ligero rubor en sus mejillas –"nunca me ha pasado algo así... "
Mientras caminaba pensando en su mundo, una pelota de futbol casi le acierta a dar en la cara, pero una extraña luz negra empujó la pelota y esta cayó al suelo. Raven despertó de sus pensamientos al escuchar caer la pelota.
Raven cogió la pelota y se la pasó al muchacho que la había chutado hacia ella.
-Perdona... fue sin querer... -se disculpó el chico.
Raven solo sonrió.
-¡Qué raro! Esa pelota ha estado a punto de darme, pero no me ha dado... -pensó Raven.
Se encogió de hombros y continuó, sin saber que había sido observada por alguien que se ocultó detrás de un árbol.
Un misterioso poder oscuro proveniente del profesor Rasmus había evitado que Raven recibiera un balonazo pero ella no se dio cuenta de ello porque no lo vio.
-¡Raven! Te estamos esperando... -apareció corriendo hacia ella su amiga Elizabeth.
-¡Eli! Sí, ya voy... -contestó Raven.
Después de los ensayos, Elizabeth y Raven se separaron en el parque para dirigirse a sus respectivos lugares: Elizabeth a los ensayos de animadoras y Raven a entrenar con la Reina de las Hadas.
-Hoy he estado observando algo por tu instituto... -le apareció Tiana – y estoy de acuerdo contigo en que ese profesor tuyo no parece un profesor común y corriente... no sé de qué puede tratarse pero no parece humano... -admitió la reina.
Mientras Elizabeth dirigía su grupo de animadoras. Estaban practicando una nueva coreografía.
Un aura maligna imposible de percibir por los humanos se acercaba a las chicas. De pronto, sin saber cómo ni por qué, las cheerleader se desmayaron y cayeron al suelo al aparecer como una neblina negra.
Un demonio con un solo brazo cogió a la líder de animadoras, Elizabeth, y la colocó en su hombro llevándosela.
-me las vas a pagar, aprendiz de hada... -dijo mientras se llevaba a la chica.