Al día siguiente me levanté entusiasmada, ¡tenia el día libre! Había planeado ir al spa, se lo comenté a Addison en la cena y quedó en ir conmigo, así que seria un día solo para nosotras, para relajarnos, divertirnos y ir de compras. Me encantaba las compras, no podía permitírmelo de modo constante, pero si de vez en cuando y con ello me alegraba.
Después de desayunar, me dediqué a recoger un poco la casa y luego me arreglé para salir, me puse unos vaqueros, una camisa y unos mocasines negros. Me cogí un moño alto y me dirigí a la puerta.
Estar con Addison a solas era genial, podíamos hablar de una y mil cosas, las dos siempre nos habíamos llevado muy bien desde pequeñas, lo que hacia que congeniáramos muy bien y tuviéramos casi los mismos gustos.
Una de nuestras conversaciones fue sobre Chase, por lo visto, el muy miserable por no decir una palabra peor, había contactado con Addison, le había contado unas sandeces alucinantes que me encargue de desmentir una por una. Por supuesto, Addison me creía, y no por ser mi hermana, si no porque sabia que no iba a mentirle y que decía la verdad. Aunque una de las estupideces le llamó la atención.
-¿Quién era el tipo del coche?
La miré y aguanté una sonrisa.
-No te lo vas a creer -prefería mantenerlo en secreto, pero ya que había salido el tema, no podía mentir a Addison. - Garret Heller.
Addison abrió mucho los ojos.
-¡NO!
Yo asentí.
-Oh, Alyssa... ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?.... ¿Qué?
La dejé boquiabierta.
-Que no se entere mamá. Porque como se entere...
-No, mamá no puede enterarse de esto. Prométeme que no se lo dirás -le supliqué a Addison.
Oh, j***r, Amber, no era nada serio lo que tenia con Garret y no vería con buenos ojos la situación, no quería más altercados con ella.
-¿Te has acostado con él? -me preguntó entonces.
Yo la miré inescrutable.
-No me lo puedo creer. ¿En serio eres tú la Alyssa que conozco? ¿Mi hermana?
Me carcajeé un poco.
-Escúchame, Addi, con él... bueno, tengo una relación diferente.
Addison me miró ceñuda.
-¿A que te refieres cuando dices diferente?
Cogí aire antes de hablar.
-Me refiero que con él, no tengo una relación convencional -bajé un poco la voz, para que no nos oyeran las mujeres que estaban próximas a nosotras en la piscina de burbujas- Es solo sexo.
Addison se hecho las manos a la cabeza.
Ella era muy puritana, creía en el amor convencional, del cual te haces novia, te casas y tienes hijos. Y la verdad era que yo tenia ese mismo pensamiento, hasta pasar por lo de Chase y encontrar a Garret.
Addison ya estaba casada con Jake Hoffman, el hombre que la había enamorado a primera vista con tan solo veintidós años. Y ahora con treinta y uno quería formar una familia. Yo me sentía emocionada porque las cosas le fueran bien. Trabajará de lo que le gustaba, tuviese un marido ejemplar y quisiera formar una familia con él.
-No puedo creer lo que me estas contando, Alyssa. ¡¿Cómo se te ocurre?! -habló un poco más alto de lo normal. Estaba escandalizada.
-Shhh, calla -le dije al tiempo que miraba a nuestro alrededor.
-¿Cómo quieres que no me altere? -meneó la cabeza- Tengo una hermana descarriada.
Aquello me hizo reír y solté una carcajada.
-¡Por el amor de dios, Alyssa! -me miró fijamente- Estoy hablando en serio.
-Ya lo sé, ya lo sé. No te pongas así.
Después de haber tranquilizado a Addison y quedado con ella que no contaría nada a nadie, nos marchamos a la sala de masajes.
Allí un dios griego me dio un masaje increíble, que me dejo como nueva y más tarde nos marchamos a almorzar.
El almuerzo fue ameno y la comida estaba deliciosa, el restaurante era nuevo, se había inaugurado hacia poco.
Una vez finalizamos las compras, me despedí de Addison y me marché a casa. Me había comprado un bolso, unos zapatos de tacón, y unas cuantas prendas básicas de vestir. Estaba tan contenta por como había empezado mi día, que no me di cuenta de quién me esperaba en el felpudo de la puerta.
-Pero, bueno. ¿Qué haces tú aquí? -una sonrisa iluminó mi rostro.
-Quería darte una sorpresa, estaba llamando a la puerta, cuando has aparecido de repente.
Mi amiga, Natasha, sonreía al igual que yo. Dejé las bolsas en el suelo y le di un fuerte abrazo. Estaba guapísima con su piel bronceada y su pelo castaño con mechas californianas. Entramos en casa y nos sentamos en el sofá, era una pena que Chris estuviera esa mañana en la universidad.
-Y cuéntame, ¿qué tal la luna de miel?
Natasha, me contó bastantes anécdotas de su aventura en África, a donde se había ido de luna de miel, ella y su -ahora- marido lo habían pasado genial de safari, desde hacia tiempo habían querido hacer ese viaje juntos y por fin lo habían conseguido. Ver su felicidad me alegraba, estaba esplendorosa mientras me contaba todos los detalles con ilusión.
-Me alegro tanto por ti. Espero que no veamos a menudo ahora que estas por aquí – le dije mientras me abrazaba a ella.
-¿Qué tal si nos vamos y nos tomamos unas copas? Necesito una tarde de chicas, ya.
Me reí a carcajadas.
Luego de cambiarme y ponerme un vestidito rojo, nos marchamos a por esas copas.
El sitio al que fuimos era el de siempre, un exclusivo pub de la zona. Allí teníamos unos amigos por los que accedíamos sin problema.
Nuestro amigo Raúl, nos recibió en la entrada y luego Mike en la barra.
-¡Hey! -nos dijo al vernos Raúl- Cuanto tiempo chiquitinas. ¿Todo bien?
Raúl era alto y rubio con unos ojazos verdes impresionantes. La mala suerte era que ya estaba cazado.
-Todo Genial -respondió Natasha.
Nos despedimos y entramos dentro.
El pub se llamaba ¨La guarida¨ era un lugar muy estiloso con las paredes llenas de grandes espejos y tapicería de cuero.
Una vez llegamos a la barra nos encontramos a Mike. Mike era un tipo moreno de piel y ojos marrones. Su atractivo tampoco dejaba indiferente, y la mala suerte era que también estaba cazado.
-Hola, preciosas. ¿Cómo vosotras por aquí? -nos dijo Mike nada más vernos.
Natasha y yo, sonreímos.
-Qué pasa, Mike. -le contestó, Natasha, en lo que él servía unos cócteles. Se le daba genial el manejo con las botellas.
-¿La luna de miel, bien? -le preguntó Mike a Natasha.
Natasha sonrió.
-Perfecta, gracias.
Éste asintió.
-¿Qué vais a tomar?
Yo no lo pensé dos veces.
-Un vodka tonic.
-¿Con lima o limón?
-Con lima.
Mike me sonrió y miró a Natasha.
-Yo un Mai Tai.
Mike asintió y se puso manos a la obra. Lo suyo desde luego era la coctelera. Natasha entonces se volvió hacia mi.
-¿Y tú qué? Que solamente hemos hablado de mí.
Yo la miré y sonreí un poco.
-Lo he dejado con Chase y ahora tengo una relación liberal – eso resumía mi vida en el tiempo que Natasha había estado de luna de miel.
Esta se quedó boquiabierta.
-¡j***r! Pues si que te han pasado cosas. Cuéntame, ¿cómo es eso que lo has dejado con Chase?
Resoplé pesadamente, no me apetecía nada tener que hablar de él.
-El muy cabrón me ponía los cuernos. ¿Te lo puedes creer? -le dije indignada.
Natasha empezó entonces a despotricar sobre él.
-A estas os invito yo -nos dijo Mike, cuando nos colocó nuestras copas delante.
-Gracias, Mike.
-Bueno, bueno, amiga, sígueme contando eso que me ha dejado estupefacta, petrificada...
Yo sonreí como una tonta.
-Pues como te venia diciendo es...
En ese momento visualice a Garret Heller entrando por la puerta.