CAPITULO 8

857 Palabras
- “por el momento no, si lo necesito tocare la campana, ahora retírese” - “si, su majestad” Sentía que todo el mundo se me venía encima, me senté en el sillón a repasar todos los acontecimientos hasta el momento, había transmigrado, me había acostado con un desconocido, rechacé a ese desconocido, que ahora resulta que es el rey, oh por dios había rechazado el rey y no solo eso, sino que también lo había utilizado. - “¿se siente bien señorita Sarah?” - “la verdad, es que estoy severamente conmocionada su majestad, aun me cuesta creer que todo esto este pasando” - “por favor no me diga su majestad, tu misma habías dicho que nada de formalidades, mejor llámame Jonatan” Definitivamente en esta vida había tenido mucha suerte, ósea no era, la mejor, pero definitivamente, era una buena suerte - “bien, te llamare Jonatan” Jonatan me regalo una sonrisa hermosa, yo se la del vi, sine embargo segundos después todo se quedo en un silencio sepulcral, unos segundos después Jonatan tomo mis manos, por un momento sentí una corriente eléctrica por mi cuerpo, esto me recordaba que en los libros de romance los protagonistas siempre sentían esto al conocerse -“ aunque se que no se quiere casar en este momento, quiero pedir tu consentimiento para cortejarte, le seré completamente y es que desde que entro a ese salón de baile quede prendado de usted, al momento de entrar usted destilaba seguridad, encanto y sensualidad, es como si no le tuviera miedo a que los demás murmuraban, en el momento que intimamos sentí mucha atracción hacia usted, no se si es atracción s****l o algo más… es por eso que quiero conocerla más, me intriga todo de usted, es como si fuera de otro mundo, así que por favor lady Sarah permítame seguir viéndola, le prometo que nunca interferiré con sus deseos” Mi respiración se había quedado estática, sentía mis mejillas calientes, nunca nadie me había hablado de tal manera, como si estuviera desperado por tener una parte de mí, sus hermosos ojos brillaban con expectación, me conmovía terriblemente el hecho de que él había pedido mi permiso, él era un rey, no lo necesitaba y aun así lo había pedido. - “solo envíeme una carta con el lugar y la fecha, y ahí estaré, claro si no estoy ocupada frustrando los planes de mi padre” - “¿planes de su padre?” Suspire pesadamente, hablar de esto sería terriblemente agotador. - “que le parece si pide unos bocadillos, y hablamos” Jonatan hizo caso a mi sugerencia y pido los bocadillos, y en un dos por tres ya estaban, me sentí al lado de Jonatan aunque claro un poco apartada, algo en mi mente no dejaba de susurrar “ es el rey, compórtate maldita idiota” , así que de alguna manera le hacía caso a esa voz, le comencé a comentar a él todo lo que mi padre estaba plan arando y lo mucho que me indignada, este me escuchaba a atento, dejándome desalhajar, aunque de vez en cuando hacia caras de disgustos, que no negaban era demasiado sexis, después de un rato solo quedaba un panecillo y la conversación de los planes había muerto para nacer una sobre lo que nos gustaba hacer, la verdad no tenía mucho que decir, mis hobbies favoritos estaban en el mundo actual. - “la verdad no tengo muchos pasatiempos, aunque a veces me gusta leer” Había descubierto muchas cosas, al pasar el tiempo conversando con él, además no lo iba a negar, hablar con Jonatan era realmente un placer, su conducencia, y claridad al hablar, era realmente encantador, su acento, y la forma en que se movía, con esa seguridad, erra terriblemente sexi, el tiempo parecía detenerse cuando el hablaba, algunas veces me perdía del hilo de la conversación, después de todo a veces me sentía hipnotizada, tome el ultimo panecillo que quedaba en la mesa, y le di un mordisco, suspire, era delicioso. - “alguna vez tiene que enseñarme a montar a caballo” - “cuando guste, mi lady” Jonatan inesperadamente acerco su mano a mis labios, mi corazón dio un vuelco, y mis piernas flaquearon cuando paso su dedo por mi labio inferior, mirando, mis labios como si quisiera comerlos, este quito un poco de crema. me sonroje, por dios, él iba pensar que no tenía modales, no mente quedo en blanco, cuando llevo su dedo a sus labios y lambio la crema en él, mi respiración se detuvo - “realmente delicioso” Dijo susurrando, mientras miraba directamente a mis ojos, la verdad es que ese gesto había encendido todo dentro de mí, al diablo con la charla, me lance a besarlo, sus labios sabían a crema batida y un sabor que ni sabia identificar pero que igualmente era delicioso, me separe un poco de él, este paso su dedo de nuevo por mis labios - “¿que le parece si repetimos de nuevo lo de aquella noche, lady Sarah?”
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