Salí del pasillo sin lograr articular una palabra. Esto era demasiado para cualquiera. No es normal tener una vida así. Anhelaba que regresara mi vida perfecta, esa donde mi única preocupación era desconfiar del mundo entero. Deseaba tener una varita mágica o, mejor, sufrir nuevamente una pérdida de memoria. Pero esta vez, que fuera en un lugar donde nadie me conociera, en un sitio donde nadie pudiera herirme, un lugar donde las mentiras no se sirvieran como el plato principal del día. ¿Acaso esto es normal? Porque, permítanme decirles, para mí no lo es. Mis padres me buscan, Sasha es mi hermano mayor, mi tía Suzette tuvo un grave accidente, Émile es un mafioso que me odia sin motivo aparente. Probablemente hay más mentiras en mi vida, y por si fuera poco, mi familia pertenece a la mafia

