Capitulo 1
Sonia
—Pasa Sonia.
—Si. —entro a la casa viendo a todos lados, Ian me agarra de la mano con sus dos manitos y mi bebé me envuelve por el cuello medio asustado, estoy asustada, no sé cómo calmarlos porque estoy igual.
—Bien, esta equipada, lo que necesites nos avisas por favor... —Antonella señala el pasillo y voy con ella dejando atrás a los tres hombres que se supone nos van a cuidar—. Aca el baño, la habitación de los nenes.
—Mira Ian, mira las camas. —hay dos camas individuales con las colchas de autos y de dibujos animados—. Hermoso.
—Bueno. —Antonella sonríe aun cuando mi hijo se me aprieta mas y ella entiende—. Vamos a ver tu habitación.
—Señora, muchas gracias, me gustaría estar un momento tranquila después de todo el viaje que tuvimos que hacer.
—Si, entiendo, pero ven por favor. —me lleva a la otra habitación abriendo el cajón de la mesa de luz—. Los nuevos documentos, Ian ya esta anotado en el jardín, seguro vas a revisar todos los papeles asi que vas a ver todo, en los roperos hay ropa para los tres y aca hay plata, todos los meses vas a recibir la misma cantidad, úsala bien por favor, aca hay unos vales, con esto vas a poder retirar semanalmente leche, galletitas, pañales y carne de la despensa. —me seco la cara llorando donde me da rabia—. Y un teléfono, están registrados los números de mi marido, el mío y el de Leonardo por cualquier cosa que necesites, la televisión tiene plataformas, ya hicimos tu perfil en donde no vas a pagar, viene incluido por los niños... Asi que usa sin problema todo lo que hay.
—¡Muchas gracias!.
—Como regimen estricto pedimos que los niños vayan a la escuela, la seño de él nos va a pasar un informe semanal, y los debes llevar al medico asi le hacen un chequeo general, eso es obligatorio Sonia.
—Entiendo.
—Bien, tienes mi numero, cualquier duda me escribes, no importa lo que sea, estas en un lugar nuevo con una vida nueva, lo que creas tonto puede ser importante.
—Gracias Antonella, muchas gracias.
—Nos vamos entonces. —salgo al comedor viéndolos, voy dándole la mano al hombre que se arriesgó en sacarme de la casa, nos llevó por muchos lados despistando nuestro paradero y nos trajo.
—Muchas gracias señor, no sé cómo agradecer todo lo que hizo por nosotros.
—No tienes que agradecer nada, y me puedes pagar no volviendo mas de donde te sacamos, hazme el favor de hacer la vida diferente de tus hijos, viste que no fue fácil salir de ahi, asi que no se la pongas fácil.
—Nunca, asi le voy a pagar, no volviendo mas.
—Excelente entonces, que tengas buena vida Sonia.
—Igualmente señor... —salen todos de la casa, bajo a Emma y voy a la puerta—. SEÑOR, ¿CÓMO SE LLAMA?.
—RODRIGO... RODRGO ME LLAMO.
—MUCHAS GRACIAS RODRIGO. —vuelvo a llorar por todo lo que hizo por nosotros, todo lo que se arriesgó sin recibir nada a cambio.
—Mami tengo hambre.
—Si. —me seco la cara entrando a la casa, cierro enseguida y con llave.
—¿Por qué lloras?, no quiero que llores... —mueve los brazos apretando las manos—. ¡TODO EL DIA LLORAS, NO QUIERO QUE LLORES!.
—No... No te enojes hijo. —me agacho sonriendo—. Lloro de alegria.
—No mientas.
—No miento, tenemos casa... Mira, una hermosa casa para los tres... Vamos a poder comer lo que queramos, dormir a pierna abierta. —sonríe asintiendo—. Vamos a poder ver tele... Me gusta esta casa por eso lloro.
—Bueno, perdón.
—No pasa nada hijo, esta bien que te enojes y preguntes qué pasa... Vamos a ver toda la casa a ver si tenemos lo que precisamos.
Reviso los estantes, hay platos, vasos, tazas y cubiertos, todo para seis, ollas, tapers, jarra, cubeteras, utensilios de todo lo que se precisa y tamaño, y cuando abro la heladera esta llena, repletamente llena, me tapo la boca porque nunca vi una heladera llena, hay muchísimos yogures, de todos los sabores, en vaso y en caja, dulces, quesos, frutas de todas clases, voy al despensero encontrándome la misma imagen, cuatro pags de leche, cereales, galletitas, fideos de todas clases, polentas saborizadas, caldos, arroz, azúcar, yerba, gelatinas, de todo, y todo pensado para que niños tengan que comer, y eso mas rabia y angustia me da, a lo que llegue no puedo creerlo, me duele el alma saber que pase por todo esto creyendo como una tonta todas las veces que pedía perdon hasta que ya no hubo perdon, no hubo nada.
—Bueno. —abro el congelador encontrándolo lleno tambien, y eso me alegra, agarro una caja de hamburguesas de pollo mostrándoles—. ¿Qué dicen de hamburguesa?.
—Si, si mami si.
—Ti ti.
—Bien, vamos a comer en la cama y viendo dibujos animados. —llevo el tele a la habitación encendiéndola y les pongo dibujos asi vuelvo a la cocina—. Bien, queso cremoso... —abro el despensero de nuevo viendo pan—. Este a congelar... —miro la puerta cuando golpean—. ¿QUIEN?.
—SOY RAYMI, HIJO DE LEONARDO. —voy con miedo a abrir, cuando abro veo un muchacho con unos cartones de huevos en las manos y otro con unas bolsas de compras—. Hola, soy Raymi y él mi hermano Nahuel, traemos unas cosas que nos faltaron traer.
—Ah, muchas gracias. —agarro los cartones de huevo confundida—. Eh, pasa, puedes dejar las bolsas aca.
—Si, hay mas carne y pollo, también mas cosas para los nenes, perdón, teníamos que reponer antes de que lleguen pero no pudimos.
—No pasa nada, son muy amables.
—Bien, nos retiramos.
—Disculpen, ¿hay algún mercado por aca?.
—Allá... —el chico mas amable me habla porque el otro ni hola me dijo, me señala del otro lado del parque—. Allá está el mercado, la escuela, el hospital y la comisaria.
—Genial, todo cerca.
—Somos un pueblo muy pequeño... Bueno, nos vemos.
—Nos vemos, muchas gracias de nuevo. —acomodo todo lo que trajeron que son cosas de baño y mas comida, no sé qué voy a hacer con tanta comida la verdad, y muchísimos jugos en sobre asi como juguitos pequeños y unos pag de jugos grandes—. Bien chicos, a comer se ha dicho.
—Mmmm mamiiii.
—Iko iko.
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