Capitulo 2

2193 Palabras
Capítulo 2 Punto de vista de Leyla La campana suena avisando el final del día, suelto un suspiro de alivio, a velocidad de la luz recojo mis cosas y las meto en mi mochila, cuando termino la cuelgo sobre mi hombro. En lo único que puedo pensar es en mi dulce y cálida cama que me espera en casa, es tan acogedora y está solita, es como si me estuviera llamando para que vaya y le haga compañía, no te preocupes camita, allí voy. Me despido de mis compañeros y maestro y salgo del salón de clases, por fin puedo irme a casa, allí podré decirle a Josh que Adam se quedará está noche con nosotros. Solía pensar que la amistad entre mi hermano y Adam era algo muy lindo y especial y en mi vida era como una bendición, como si fuese la voluntad de Dios, lo sé, que pensamientos más pendejos, ahora que soy más grande, note que su amistad es para mí una gran maldición. Suspiro de nuevo y me uno a la corriente de estudiantes que se dirigen a la salida del edificio, cuando por fin salgo del instituto busco mi teléfono para marcarle a Josh, no quiero esperar hasta llegar a casa, así que decidí avisarle justo ahora. El teléfono resuena en mi oído hasta que finalmente Josh contesta al otro lado de la linea. — ¿Bueno? — ¡Josh! — Exclamo feliz. — ¿Quién habla? — Pues yo, tu hermana, idiota. — Murmuro rodando los ojos. — Ah Leyla, eres tú, es todo un milagro que tú me llames, de una vez te aviso que dinero no tengo. — Suelta una risa y yo me uno a ella. — No seas tonto, no te voy a pedir nada, solo quería avisarte que Adam se quedará con nosotros esta noche. — ¿Y por qué no me llamó él? — Preguntó claramente confundido. — No lo sé, demás que no pudo comunicarse contigo. — Respondo encogiéndome de hombros. — Está bien, dile que yo estaré en la universidad más o menos hasta las cinco o seis de la tarde. — Oki doki… Nos vemos. — Adiós. Gruño molesta porque Josh me colgó justo antes de que le pudiera pedir una pizza, guardo nuevamente el teléfono y emprendo nuevamente mi camino, pero antes de que pueda dar un paso al frente, escucho una voz familiar que me llama por mi nombre. — ¡¡Leyla!! — Lentamente me doy la vuelta y veo la reluciente sonrisa de Adam, viene caminando hacia mí. Mi corazón late más rápido y comienzo a sentirme muy nerviosa, pero trato de que no se me note mientras juguetonamente me pongo un mechón de cabello tras la oreja varias veces. — Adam. — Respondo, desafortunadamente mi voz no suena muy amable, debí haber sido un poco más amigable. — Que bueno encontrarte. — Me dice con una sonrisa. Lo observo fijamente, sus dedos pasan lentamente por su grueso cabello, por fin llega justo frente a mí, su respiración es un poco irregular debido al trote que acaba de hacer, vuelve a pasar sus dedos por su cabello y me es inevitable no posar mis ojos en sus musculosos brazos, maldita sea, debería dejar de hacer tanto ejercicio, es imposible no mirarlo. — Ujumm. — Es lo único que sale de mi boca y me doy una palm face mental, idiota. Pero, en mi defensa, no sé que más decir en este momento, o en momentos cuando él está junto a mí. — Mi madre me acaba de llamar, te está buscando, dice que necesita hablar contigo de algo importante. — Lo miro sorprendida y me toma un momento digerir sus palabras. — ¿Tu madre quiere hablar conmigo? ¿Y eso? — Pregunto un poco confundida. Adam se encoge de hombros pensativo y sus dientes muerden sutilmente su labio inferior, lo que literalmente me vuelve loca. Me obligo a apartar la mirada, lo que funciona para distraerme, levanto la mirada nuevamente y me encuentro con sus ojos, esos ojos cafés con los que tanto he soñado. El marrón de sus ojos es tan intenso y cálido que casi me deja sin respiración, tienen un brillo tan especial… Todo él es tan hermoso. — La verdad, no tengo la mejor idea, pero ya la conoces, sabes como es ella, a veces le da la locura. — Dice de repente y suelto una pequeña risa. Sus ojos me estudian brevemente antes de suspirar y me hace un gesto con su cabeza hacía el parqueadero que está a unos metros de nosotros. — ¿Y quiere verme ya? Me gustaría darme una ducha urgente y cambiarme el uniforme, estoy cansada de esto. — Pues dijo que era un poco urgente, ¿Entonces vamos? ¿O prefieres caminar? — Levanta una ceja divertido y por culpa de ese simple gesto se me olvida respirar. ¿Por qué? ¿Por qué mi cuerpo no razona cuando se trata de él? ¿Por qué diablos todo es tan difícil cuando él está cerca? Adam me mira expectante y recuerdo que me hizo una pregunta. — Si, ¡Quiero decir, no! ¡Por supuesto que no quiero caminar! así que ah… Solo olvídalo. — Avergonzada, me aclaro la garganta y trato de evitar su divertida mirada. — Entonces, vamos. — Me da una amplia sonrisa antes de deslizar su brazo sobre mis hombros y acercarme a su pecho. Sus palabras y tenerlo tan cerca hacen que mi corazón se congele en mi pecho, me recobro antes de mirarlo y le doy una sonrisa inocente. — vamos. Adam sonríe y mis mejillas comienzan a calentarse, este efecto que Adam está teniendo en mí no es nada saludable, una sola mirada suya puede hacer derretir mis entrañas, y con solo unas palabras haría cualquier cosa por él. Dios, eso no es nada bueno, Él tiene todo el poder sobre mí y eso no es ni siquiera la peor parte, lo peor es que probablemente siempre será así y si sigue así, él siempre será el único que podrá desencadenar tantos sentimientos en mí, él es el único que puede llenar mi corazón y en consecuencia, también es el único que puede partirlo en pedacitos. Hay silencio entre nosotros por un tiempo, lo único que se escucha es el motor y nuestra respiración, es extraño estar en el mismo auto con él, a pesar de que me ha llevado varias veces después de la escuela. Lentamente me recuesto en el asiento maravillosamente suave y exhalo exhausta, hoy fue un día ajetreado y ya tengo la sensación de que solo se va a complicar más. — ¿Estás cansada? — un poco sobresaltada, llevo mis ojos hacia Adam, para ser muy honestas no pensé que él se daría cuenta de algo tan simple como eso, pero parece que sí, porque me mira brevemente y en sus ojos veo apoyo, o eso creo, su mirada no duró mucho ya que debía volver la mirada a la carretera. Me aclaro la garganta antes de sacudir mi cabeza débilmente. — Si, pero, estoy bien. Él asiente, lo que veo por el rabillo del ojo y lo deja así. Miro el camino como él por un rato, pero cuando comienza a volverse aburrido, simplemente no puedo soportarlo más y entrecierro los ojos discretamente hacia él. Quiero decir, si tengo la oportunidad de observarlo en privado, ¿por qué no aprovecharlo? Sería estúpido. Tomo una respiración profunda antes de dejar que mis ojos deambulen por su rostro, y tengo que decir de nuevo que amo todo de él. Por extraño que suene, me encanta su cabello oscuro, sus ojos castaños igualmente profundos y, sobre todo, me encanta su hoyuelo que aparece cada vez que sonríe. Adam se ve muy bien, su piel es casi perfecta, sus labios están perfectamente curvados e incluso puedo ver la pequeña cicatriz sobre su ceja que apenas es visible para los demás. Incluso amo esa diminuta cicatriz en él. ¿Por qué no puede simplemente amarme? ¿Por qué la vida tiene que ser tan dura? Sobresalto de mi rigidez cuando siento sus ojos sobre mí, me ha pillado, avergonzada, echo la cabeza hacia atrás y trato de ocultar el hecho de que lo he estado observando abriendo algún tipo de tema de conversación. — ¿Y como vas con los entrenamientos? — vale, guau, ¿no se te ocurrió nada mejor? Adam me mira sorprendido y puedo ver claramente cuánto lo confunde mi pregunta. Ni yo misma entiendo qué me pasa, porque normalmente nunca hablo de basket, especialmente porque este deporte realmente no me interesa en absoluto. — Pues, bastante bien — responde después de un momento de vacilación. ¿Estás segura de que estás bien, pequeña? Mi mirada vaga nerviosamente de regreso a él, por un segundo temo que se dé cuenta de mi nerviosismo, por eso me muerdo el labio inferior confundida, desesperada por una respuesta creíble. — Si… no pasa nada, ¿Por qué lo preguntas? — Muerdo apresuradamente el interior de mi mejilla para no decir una palabra más. Santa mierda. La expresión de su rostro me muestra inequívocamente que no cree una sola palabra de lo que digo y me gustaría pegarme un puñetazo por ello. Soy tan estúpida, tan estúpida… Tragando saliva, me siento en el asiento y me giro hacia el parabrisas para al menos así no tener que verlo, toda esta situación se está volviendo cada vez más incómoda y ya no sé que hacer. — En serio no pasa nada, solo estoy un poco cansada. — Digo con más énfasis y me doy cuenta de que está vez suena más creíble, los ojos de Adam están de nuevo sobre mí, pero no dice nada y agradezco por ello. Después de unos minutos más de silencio, finalmente llegamos, la zona en la que vivimos es pacífica y perfecta, lo que personalmente creo que es realmente hermoso, simplemente me gusta cuando está tranquilo, así que este lugar es perfecto para mí, mucha naturaleza, paz y sobre todo buenos vecinos. — En caso de que mi mamá te pregunté cómo estoy en matemáticas…. — Le diré que vas cada vez mejor. — terminó su frase y no puedo evitar reprimir una sonrisa. Le he estado enseñando matemáticas a Adam por un tiempo, ya que realmente apesta en eso, no importa con qué frecuencia estudiemos, simplemente no puede obtener una calificación mejor que un cuatro, pero incluso esta calificación es como una maravilla del mundo para él. — Gracias, eres la mejor Lala. — me da una gran sonrisa antes de salir del auto, un poco aturdida lo sigo y camino con él hacia su casa. — Hemos llegado. — murmura Adam a mi lado, lo observo en silencio mientras abre la puerta principal antes de dejarme entrar. Hay un silencio agradable y por un momento tengo que no haya nadie aquí, sin embargo, eso cambia abruptamente ya que un brazo me jala y me envuelve en un amoroso abrazo. Inmediatamente reconozco la calidez y el olor de alguien muy familiar. — ¡Leyla! ¡Estoy tan feliz de volver a verte! — A mí también me alegra mucho verte, Milena. — Saludo a la madre de Adam después de que nos separamos. Ella me sonríe y sus cálidos ojos marrones brillan de emoción, Adam tiene los mismos ojos que su madre. — Me alegra tanto que hayas venido, por un momento dudé en qué sí ibas a venir. — Abro la boca fingiendo indignación. — ¡Pero como dices! — Protesto, aunque no puedo evitar reírme. Es muy lindo ver a la madre de Adam, porque ella no solo es la madre de Adam, ella es como una segunda madre para mí, como esa tia alcahueta, de verdad que en mi corazón tiene un lugar muy especial. —¿Querías hablar conmigo? — Pregunto recordando que he venido por esa razón, ella sonríe abiertamente. —Si, pero hablemos de eso en privado. — Con la cabeza me señala a un lado, dejando muy claro que no quiere que Adam escuche. Me tapo la boca para evitar reirme, porque la mirada de Adam no tiene precio. — ¿Qué? ¿No quieres a tu único hijo o qué? — Adam la mira con mucha indignación, pero con disimulo me guiña un ojo. Su madre se pone seria. — Es un tema que solo nos compete a Leyla y a mí. — Explica, Adam asiente. — Bueno, siendo así, estaré en mi habitación, para que puedan estar… A solas. Tan pronto como Adam está fuera de mi vista, suspiro de alivio y miró a Milena lentamente, quien me hace un gesto hacia la cocina. Camino detrás de ella y trató de reprimir la sensación de náuseas que de repente surge en mí, porque a juzgar por la expresión de su rostro, lo que va a decirme no parece nada bueno, y ese es exactamente el problema, porque sé que es lo que viene, pero no quiero afrontarlo, no quiero pensar en eso, y hablarlo en voz alta, es aceptarlo.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR