Capitulo 3.
Punto de vista de Leyla.
Cuando llegamos a la cocina, me senté en una de las sillas de la barra, me siento tan cansada que creo que no podré soportar más todo eso, en el instituto todo fue muy agotador, y lo que está por venir será muy agotador, pero de una forma más mental. Trago saliva antes de levantar la mirada y mirar directamente a la cara de la madre de Adam.
— Entonces… ¿Querías hablar conmigo? — digo intentando no ahogarme bajo su intensa mirada, Adam definitivamente heredó eso de ella.
Algo cambia en el rostro de Milena y no necesito pensar mucho para saber que siente pena, lastima por mi hermano, mi padre y por mí, pero eso es exactamente lo que menos necesito en este momento.
No necesito este tipo de simpatía, porque simplemente no puedo soportarlo.
— Se trata de tu madre… — Comienza después de un momento de vacilación, lo que confirma mi teoría, asiento lentamente, pero una serie de recuerdos se juntan en mi interior, me gustaría sacarlos de inmediato, pero las imágenes fluyen a través de mí y el dolor de cabeza se vuelve insoportable, esos recuerdos son como una carga sobre mis hombros que me tiran hacia abajo cada vez más y más.
—¿Cómo está ella? — Suspiro y miro a Milena, tiene un brillo triste en los ojos.
— ¿Tú… tú cómo estás? — Pregunta con cuidado y casi me rio, me han hecho esa pregunta tantas veces en los últimos meses, que estoy tan cansada de eso.
— Estoy bien, como siempre. — Ella me mira con escepticismo.
— ¿Estás segura? — Asiento después de tomar una respiración profunda. — Sabes que siempre puedes venir aquí si sientes que algo anda mal, Adam está aquí también para ti, igual que yo, ¿De acuerdo? — Su voz es suave y suena tan sincera que no puedo evitar tragar de nuevo.
— Gracias Milena, gracias por todo, de verdad.
Simplemente no puedo expresar con palabras lo increíblemente agradecida que estoy con esta mujer, no sé qué habríamos hecho Josh y yo sin ella, ella estuvo a nuestro lado, ella estuvo para nosotros cuando no teníamos a nadie a quién aferrarnos, al igual que Adam, tomó nuestras manos y nos decía que todo iba a estar bien, que solo era un mal momento, y que este momento pronto llegaría a su fin y que hasta entonces se quedaría con nosotros, en las buenas, como en las malas.
Y Milena estuvo con nosotros, como esa madre que ya no tendremos.
— No tienes que dar las gracias, Leyla, y lo sabes. — Me sonrió cálidamente y no puedo evitar devolverle la sonrisa.
— Bien, ahora sí, dime, ¿Cómo estás? — Sus ojos llorosos se iluminan de nuevo y de repente me siento mejor, me encojo de hombros con diversión.
—Bastante bien — Responde a medias y observo a Milena comenzar a organizar algo sobre la estufa.
— Eso me hace muy feliz, me alegra que estes bien. — Ella sigue haciendo sus cosas y yo asiento. — Ah, casi se me olvida preguntar, ¿Qué ha pasado con la tutoría de matemáticas? ¿Si notas alguna mejora en Adam o… ? — Antes de que termine de hablar es interrumpida por el sonido de un celular, es el mió el que suena.
Sacó mi teléfono a toda prisa de mi bolso y suelto un suspiro de Alivio cuando veo que Josh está llamando, me alegra porque nunca he sido buena mintiendo y así tuviera que salvarle el pellejo a Adam en este momento, sé que Milena se daría cuenta que estoy mintiendo.
Levantó la vista con nerviosismo, pero lo intento disimular con una sonrisa.
— Lo siento, pero tengo que contestar. — Le explico brevemente y acepto la llamada.
— Josh. — Digo con alivio.
— Hola lala, solo quería decirte que ya estoy en casa y que puedes venir, dile también a Adam. Nos vemos.
Antes de poder responder, Josh colgó el teléfono, un poco irritada guardo el celular en mi bolso de nuevo, odio tanto que Josh me cuelgue antes de siquiera poder responder algo, pero siempre lo hace, tiene esa maldita costumbre que me choca mucho.
Levantó la mirada hacia Milena y le doy una sonrisa a modo de disculpa.
— Ya tengo que irme, Josh me está esperando. Disculpa.
— No te preocupes. — Le agradezco y salgo de la cocina, caminó por el pasillo cuando recuerdo que debo avisarle a Adam.
Frustrada miro las escaleras, se ven tan largas e interminables…
— ¡Adam! — Grito desde el pasillo pero no tengo respuesta. — ¡Adam! — Vuelvo a gritar y nada.
Suspiro y subo las escaleras, me detengo por un momento frente a su habitación, respiro hondo antes de girar el pomo de la puerta y entrar a la habitación.
Inmediatamente veo a Adam parado de espaldas a mí, pero justo cuando estoy a punto de hablar, se quita la camisa y quedo muda, mi boca se cierra ante el shock que tengo, y casi me ahogo con toda la saliva que se estaba acumulando en mi boca.
Santa mierda…
Mis ojos se abren y me doy cuenta de que debería mirar hacia otro lado, pero ni siquiera ese pensamiento me hace mirar hacia otro lado, mi mirada recorre la espalda de Adam por sí sola y se detiene en sus anchos hombros, tragó saliva antes de darme la vuelta, con el corazón acelerado y dar un paso lo más silenciosamente posible hacia la puerta, porque me doy cuenta de lo que estoy haciendo aquí y no quiero otra cosa más que desaparecer.
Pero en el último segundo, su voz áspera y un poco divertida me detiene.
— Sé que me estabas mirando.
Me muerdo la lengua con fuerza para evitar sonrojarme, pero eso es exactamente lo que hago, me gustaría que un hueco en el suelo se abra y que la tierra me trague, pero eso no pasa. Respirando con dificultad me giro hacia Adam, quien se está poniendo una camisa limpia.
Sus ojos se encuentran con los míos y casi suelto un suspiro, sus ojos son tan hermosos…
Adam suelta una pequeña risa, haciéndome salir de mis pensamientos.
Lo miro un poco avergonzada, Adam se me acerca con una gran sonrisa.
— Cierra la boca, pequeña. Vamos, ¿O vas a hacer esperar a Josh todo el día? — Dice y sale de la habitación, dejándome atónita.
Mierda, ¿Por qué siempre tiene que pasarme esto a mí?