Capítulo 3
— Buenos días…
Susurro, sintiendo la boca seca.
— Buenos… días… — Minnie se separa de mi babeado brazo izquierdo — ¿Ya amaneció? — se frota los ojos con el dorso de sus manos — Wuahhhh… estudiar no me dejó dormir…
— Ya Conejo, no seas tan infantil…
— Tú eres el infantil
— Eso no tiene sentido… — hago a un lado las sábanas y me levanto, camino hacia mi ropero y tomo un par de toallas limpias — Me daré una ducha…
— No me voy a duchar contigo…
Me giro a verla, su rostro está totalmente rojo, sonrío y suelto una risita ¡¿Es que puede ser más tierna?!
— Tampoco pensaba hacerlo…
Me le acerco, ella sonríe.
— Bueno… — susurra, lanzando su cuerpo hacia el mío y enroscando sus brazos alrededor de mi cuello — ¿Aquí dejé mi chaqueta de gatito?
— Sí, está en el cajón de abajo
— ¿Y mis pantalones fucsias?
— Colgados
Susurro, mirando sus labios.
— ¿Los planchaste?
— No soy tu lacayo…
— Pero siempre haces lo que te ordeno…
Sonríe, la imito.
— Sí los planché…
Confieso, ella suelta una risita ¡Sí! ¡Es verdad! Siempre hago lo que me ordena, incluso lo que no me ordena.
— ¡Yeh! — me suelta y salta fuera de la cama — ¿Aquí dejé mis bragas de conejito?
— Cajón de la ropa interior… — le indico, ella comienza a revolotear su interior — No desordenes mis cosas…
— ¡Los encontré! — alza su ropa interior rosada con blonditas — Estuve buscando este por todos lados…
— Tú jamás encuentras algo en tu habitación
— Eso no es cierto…
Minnie toma un par de toallas del ropero.
— ¡Ey! ¡No es justo!
Protesto, pero ella ya ha corrido fuera de mi habitación en dirección al baño.
— ¡Ah!
Grita riendo, la he atrapado en el pasillo.
— Yo pedí el baño primero…
La atrapo contra la pared, ella me mira fijamente.
— Pues las damas van primero…
— Tú eres un conejo…
Acerco mi rostro al suyo, siento el estómago revuelto ¡Quiero besarla! ¡Deseo mucho hacerlo! Incluso más de lo que alguna vez deseé besar a alguien. Es extraño, jamás creí que sentiría algo así por Minnie ¡Es Minnie! Mi estómago se revuelve aún más, siento una urgencia de lanzarme sobre ella y besarla ¡¿Qué rayos me pasa?! ¿Es la adolescencia? No recuerdo nada de esto en biología…
— Las damas y los conejos van primero…
— No…
Susurro, uniendo nuestros labios. Minnie vuelve a rodear mi cuello con sus brazos, la tomo por las caderas y la acerco más a mi cuerpo. No puedo creer que me esté besuqueando con Minnie en mi pasillo ¡No puedo creer que ella me esté devolviendo el beso! Esto es alucinante, una sensación inexplicable, un placentero cosquilleo en el estómago. Nos separamos, mi respiración y la suya están agitadas. Me siento feliz, me siento como flotando, me siento bien…
— Voy a ducharme…
Susurra sonriente.
— Primero yo, tú te demoras mucho
— Eso no es cierto
Hace un puchero, sonrío, Minnie es demasiado adorable.
— Sí lo es
— No lo es
— Sí lo es, voy primero
— Yo iré primero
Sonríe burlonamente, esta vez no la dejaré manipularme.
— Yo iré primero…
— Yo iré primero
— No, yo iré primero
— Yo iré primero
Me da un pequeño empujoncito.
— Yo iré primero
Comienzo a reír.
— Ya dije que yo iré primero
— No, lo haré yo
— Yo lo haré
— Ya dije que yo
— Yo
— Yo
— ¡Por el amor de Pikachú! — Henry atraviesa el pasillo con el rostro enojado— ¡Yo primero!
El mocoso da un portazo, Minnie y yo comenzamos a reír a carcajadas.
— De acuerdo, tú primero
Acepta Minnie.
— No, tú…
El mocoso termina de ducharse, entro al baño y abro de nuevo la ducha, el agua tibia empapa mi cuerpo. Es la asegunda noche que duermo con Minnie, no debería de tener nada de extraordinario, lo hemos hecho millones de veces desde que nos conocemos ¡Pero es que ahora es mi novia! Sonrío, recostando la cabeza contra los azulejos. Ya sé que he repetido miles de veces lo feliz que estoy ¡Pero es que no puedo ni quiero dejar de decirlo! Estoy enamorado de Minnie desde que tengo uso de razón, siempre la he amado y ahora puedo disfrutar de lo que es estar realmente a su lado ¡Aunque sigamos haciendo las mismas cosas con la única diferencia de que ahora la puedo besar! La amo, realmente la amo…
— Dios, te demoras mucho
La puerta del baño se abre, termino de envolver mi cintura con la toalla.
— Toca antes de entrar — suelto una risita, Minnie me saca la lengua — Apresúrate, se nos hará tarde
— Lo dice el que se demoró una eternidad en la ducha…
Minnie me empuja fuera del baño y cierra la puerta. Vuelvo a sonreír, Minnie es única, es muy tierna, guapa e infantil, ninguna chica se le compara ¡Lo digo en serio! Y no solo porque Minnie sea mi novia ¡Es la verdad! Sí, quizá no sea la más inteligente, pero es talentosa hasta la médula ¡Toca Mozart con los ojos cerrados y un brazo enyesado! Y es muy alegre, contrasta bastante conmigo ¡No es que yo sea un amargado! Pero sí soy mucho más serio que ella. Creo que por eso nos complementamos tan bien; además está el hecho de que puedo hablar de cualquier tema con ella, incluso de los que no sabe nada y tampoco le interesa, igual me escucha.
Camino hacia mi habitación y me visto lo más rápido que puedo, el tiempo pasa volando y debemos de desayunar. Tomo mi mochila y la de Minnie, mi MP3 y mis audífonos, y bajo a la carrera por las escaleras. Corro hacia la cocina, mis padres ya deben de estar despiertos y preparando el desayuno y obvio están esperando a que pongamos la mesa…
— ¿Dormiste bien?
Pregunta mamá, saco los cubiertos y platos.
— Sí
Contesto, colocando posavasos en la mesa.
— Minnie se quedó anoche… — dice papá, yo asiento, él está preparando waffles — Hijo… — me mira, le miro, comienzo a sudar — Sabes… a tu edad es normal que sientas el deseo de… — ¡Mierda! ¡Me van a hablar de sexo! — Ciertas cosas
— Y es normal
Agrega mamá ¡Mierda! ¡Ya lo ensayaron!
— Y sé que sabes a lo que me refiero — continúa papá — Es decir, ya tienes quince, no es ninguna novedad el tema ni cómo se hace — vuelvo a asentir, siento las mejillas arder — Pero, en mi calidad de padre
— Y madre
Agrega mamá, exprimiendo su última naranja.
— Como tus padres te queremos decir que…
Papá hace ademanes y ruiditos raros, mamá lo mira y suelta un bufido.
— Escúchame bien Daniel James Knight — mamá me dedica una mirada aterradora, nada normal en mi sonriente madre — El que creas que estás listo para tener relaciones con Minnie, no quiere decir que estés listo para mayores responsabilidades de las que ya tienes — asiento con la cabeza — Así que espero que te protejas y no me salgas con algún cuento c***o…
— ¿Quedó claro?
Finaliza papá, vuelvo a asentir.
— Entonces… — mamá vuelve a su estado sonriente normal — ¿Pasaron buena noche?
— ¡Mamá! — abro al máximo los ojos, siento la sangre viajar a mi rostro a toda velocidad, creo que vomitaré — ¡Solo dormimos! ¡Como siempre! ¡Dormir!
— Ah… bueno… — suelta una risita — Entonces nos preocupamos por nada
— No diré nada…
Niego con la cabeza, necesito un balde de agua fría.
— ¡Tenemos hambre!
Minnie y Henry aparecen.
— ¿Por qué estás rojo?
Pregunta Minnie, sentándose en su habitual lugar.
— No es nada, solo mis padres avergonzándome como siempre
— Oh… — sonríe, abrazando mi brazo izquierdo — Me lo perdí de nuevo…
El desayuno termina, Minnie y yo salimos de mi casa a toda prisa. No puedo creer que mis padres me hayan querido dar una charla sobre sexo ¡No puedo creerlo! No es como que no me lo hayan dicho antes, me lo dicen desde los trece años ¡Pero aún sigue siendo incómodo! La relación que tengo con mis padres es de suma confianza, saben que yo no haría tonterías tan grandes como tener bebés en la secundaria, mis padres me educaron para trazarme metas y hacer de todo para cumplirlas ¡Y eso intento! Así que es normal que hablemos de estos temas con cierta frecuencia ¡Pero reitero! ¡No deja de ser incómodo!
Subo al autobús con Minnie, ella sigue hablando acerca de la nueva saga de libros que está leyendo, algo sobre una chica que se entera que es princesa y está enamorada del hermano mayor de su mejor amiga. Puede que a muchos les irrite la chillona voz de Minnie, a mí me encanta oírla, creo que mis oídos son inmunes a su voz. En realidad, ahora que pienso en eso, hay muchas cosas irritantes sobre Minnie, como que se demore una hora en la ducha, o que es extremadamente desordenada y floja ¡Y que babee mi brazo cuando duerme porque no puede evitar mordisquear la tela de mi manga izquierda! Pero los dejo pasar, realmente no me molestan ni me molestó nunca. Supongo que ahora entiendo el por qué, supongo que cuando te enamoras de verdad no puedes evitar ver virtudes donde hay defectos… aunque estos impliquen baba…
— Y entonces, en la pantalla salió “Las rosas son rojas, las violetas azules, tal vez no lo sabes… pero también te amo…” — Minnie pega un gritito y comienza a aplaudir — Y casi me ahogo con mi cereal al leer esa parte, y es que realmente él es el chico que toda chica quisiera tener…
— Ey… yo te he escrito canciones
Me cruzo de brazos y la miro fingiendo indignación.
— Lo sé… — abraza mi brazo — Y eres mío, solo mío, no eres compartible
— No voy a protestar en contra de eso…
Sonrío, Minnie se sonroja.
— ¿Cómo vas con tu nueva canción?
Pregunta, jugueteando con un hilo suelto de mi chaqueta.
— Bien, reescribiendo la segunda estrofa
— ¿Por qué? — me mira con confusión — A mí me gustó como estaba
— Sí, la verdad es que estaba muy buena ¡Es que yo solo escribo canciones dignas de premios! — Minnie rueda los ojos y ríe, sé que le divierte oírme presumir — Pero es una canción que habla de ti… — me mira, se vuelve a sonrojar — La letra tiene que hacerte justicia… — acaricio su mejilla — Y la segunda estrofa no lo demostraba…
— ¿A no…?
Acerco su rostro al mío.
— No…
Contesto, besándola.
— ¿Ya los viste?
Me separo de Minnie.
— Que horror, es verdad…
Minnie mira sus pies.
— Pobre chica
— Jamás me imaginé que esa chica haría algo como eso…
Miro a Minnie, se muerde el labio inferior y aprieta su mochila de conejo.
— Pero vamos también a ese chico… porque para ser infiel se necesitan dos…
— Conejo…
Minnie frunce el entrecejo, me mira con enojo.
— Si quiera diles algo
Regresa la mirada a sus pies.
— ¿Qué quieres que les diga…?
Pregunto en un susurro ¡No sé qué hacer! ¡No tengo las pelotas para esto! ¡Normalmente dejo que los problemas se resuelvan por sí solos! ¡Y normalmente pasa eso! Pero Minnie tiene razón, debo de hacer algo ¡Lo que sea! Levantarme y ordenarle a ese par de chicas que dejen de hablar de nosotros ¡Que dejen de hablar de mi novia! ¡No está bien! ¡A nadie le consta nada! Debo de hacer algo ¡Debo de hacer algo! Me levanto de mi asiento, tengo que pelear por el honor de mi novia ¡Es mi novia! Y no puedo permitir que su reputación se manche por una estupidez, aunque lo que le hice a Blair no compute como una estupidez ¡Fue la más grande estupidez que alguna vez he hecho! ¡Pero debo de ser valiente! ¡Debo de hacerlo! ¡Hablar con Blair! Tan pronto como bajemos de este autobús iré a buscarla y hablar con ella, porque toda esta locura debe de para ahora que aún hay solución… Al bajar del autobús se lo diré… cuando este vehículo se detenga yo…
— Con que digas que no es verdad me basta…
Minnie me da un leve empujón y baja del autobús ¡Mierda! ¡Ya llegamos!
— ¡Conejo!
Intento alcanzarla pero ella es rápida, se une a sus dos amigas y se van a toda velocidad ¡Mierda! Me merezco todo esto, me merezco que esté enojada conmigo ¡No quiero que esté enojada conmigo! ¡Quiero que me ame como siempre! Maldita sea, cuando me imaginaba el ser novio de Minnie me imaginaba besos y abrazos al por mayor ¡Porque así siempre ha sido conmigo! Pero lo que tengo es a una persona enojada conmigo ¡Y tiene toda la puta razón! Esto no estaría pasando si yo hubiera tenido las suficientes agallas para hacer las cosas bien.
— ¡Amigo!
Tyler y Louis se me acercan.
— Hola…
Los saludo, no me siento de ánimos para ninguno de los dos.
— ¿Pasó algo? — pregunta Louis, mirándome con su típica mirada analizadora — Minnie se veía enojada…
— Está enojada porque dos chicas estaban hablando de ella en el autobús — suelto un bufido — Y me culpa de todo
— Pues la tienes
Suelta Louis, lo asesino con la mirada.
— Sé que la tengo, no me ayudas
Frunzo el entrecejo, a veces Louis puede ser bestia como Tyler, solo que de forma elegante.
— Louis tiene razón — miro a Tyler con una ceja alzada, nunca lo escucho decir algo como eso — Es que, si tanto te gustaba tu chicle… ¿Por qué ilusionar a Blair?
— Porque… — le miro, vuelvo a fruncir el ceño — ¡Tú fuiste el que me quería junto a Blair a toda costa!
— ¡Sí! Pero no te obligué a estar con ella
— Un punto para Tyler
Suelta Louis.
— Mierda… — aprieto los puños — Tengo que hablar con Blair…
— ¿Le pedirás que detenga los rumores?
Pregunta, miro el suelo.
— No va a poder detenerlos — interviene Louis — Los rumores, incluso uno fresco como este, siempre son difíciles de eliminar, son como el cáncer, siempre hay el riesgo de que quede un poco dentro y se haga metástasis…
— ¡Pero no es verdad que Minnie se haya metido en nuestra relación! ¡Blair debería de decirle a toda la escuela y disculparse con Minnie por manchar su nombre! — comenzamos a caminar hacia nuestra primera clase — Tengo que hacer algo por Minnie
— Pero es que… — miro a Louis, éste mira a Tyler quien asiente con la mirada — Realmente Minnie, aunque de forma indirecta, sí estaba en medio de ustedes dos…
— Es cierto hombre — Tyler vuelve a asentir — Y Blair lo dijo muchas veces, siempre se sintió como la segunda en tu lista, siempre debajo de Minnie
— Y la verdad es que tú siempre dejaste más que en claro que Minnie siempre será más importante para ti que cualquiera de nosotros — ruedo los ojos, esto es absurdo, definitivamente mi vida parece novela de Mily Wu — Todo esto solo es el desfogue de un corazón roto y de mucho enojo contenido
— Pues algo tengo que hacer y de alguna forma comenzar — me cruzo de brazos — Porque dejarle hacer esto ¡Además ella misma se está dejando mal ante toda la escuela! ¡Se está humillando así misma! ¿Ya vieron el video dónde se le ve llorar en ropa interior diciendo que la dejé por Minnie?
— Pues lo que yo vi es que la escuela empatizó con ella
Tyler se encoge de hombros.
— Bueno… — me cruzo de brazos, entramos en el aula — Igual tengo que hablar con ella, incluso si no soluciono nada… — miro a mis amigos — Quiero tener la consciencia en paz…
— Bueno… — Louis se encoge de hombros — Pero piensa bien que vas a decirle, no vaya ser que lo empeores todo…
— Descuida… — respiro hondo — Pensaré algo…
El día en la escuela termina, no he visto a Minnie o a Blair en todo el día. Pensé que vería a alguna de las dos en el almuerzo, sobre todo a mi novia, pero no las vi, solo pude ver a Abby y Rachel, quienes me dedicaron miradas nada amigables. No me sorprende esta actitud la verdad, ellas siempre me miran con desconfianza, supongo que es por todo mi pasado haciendo llorar a Minnie… ¡Rayos! Ahora entiendo por qué Minnie dijo que soy una horrible persona ¡Lo soy! Rayos… En fin, no he visto a ninguna de las dos en todo el día y eso me preocupa, sobre todo porque varias de las clases que lleva Minnie también las lleva Blair, en alguna han de coincidir. Estamos martes, apenas van tres días del incidente y siento que nuestras vidas han cambiado demasiado ¡Es desesperante! No debería de ser así, ella debe de detener todo esto ¡Debe de hacerlo! Entiendo que esté enojada conmigo ¡Lo entiendo! Y dolida también, le rompí el corazón ¡Dos años! Dos años de relación que resultaron ser mentira de mi parte, obvio está herida. Me siento pésimo por todo esto, soy una mierda de persona, no solo dañé en el pasado a la chica que más me importa en este mundo, sino también a Blair. Realmente me debo de disculpar, sobre todo si quiero que el universo vuelva a estar de mi parte…
Respiro hondo, meto las manos en los bolsillos de mi chaqueta y apago mi MP3. Debo de pensar bien qué decir, es lo que me aconsejó Louis y tiene toda la razón. Lo he ensayado muchas veces en mi mente, pensado una y otra vez las líneas que diré. No soy bueno para las disculpas, que yo recuerde solo las pido cuando ya la situación es horrible. No recuerdo nunca haberme disculpado con Minnie con sinceridad, hasta que ella decidía también dejar de hablarme o amenazaba con dejar de ser mi amiga; pero, hasta ese momento, jamás pedía una disculpa. Siempre dejo que los problemas sigan su curso, que se agranden como una bola de nieve cuesta abajo, para que, cuando se vuelvan insoportables, caigan por su propio peso y todo se resuelva para bien o para mal.
Cuando tenía diez años dejé de intentar acercarme a Minnie e intentar que me disculpara por no haber ido a su recital, no hice nada más que seguir con mi vida mientras me sumía en el aburrimiento y la depresión por no tenerla cerca; todo se solucionó cuando llegó día de acción de gracias, cuando ambos nos extrañábamos tanto que dolía. Cuando teníamos trece años dejé que las cosas se arruinaran cada vez más por negarme a confesarle mis sentimientos y provocando que nos alejemos; todo se solucionó cuando ya no podíamos continuar con la obra, cuando era doloroso estar parado el uno al lado del otro, cuando ya no podía resistir más el no estar con ella, y mentí, le dije una mentira piadosa que fue una de las bases de este embrollo. No estoy acostumbrado a ser yo quien pida las disculpas por cuenta propia. A los diez años fue Minnie la que dio el primer paso, yo ya me había resignado a crecer sin ella; a los trece ella me sacó la disculpa a la fuerza, insistió tanto en que le de las razones por las que yo ya no quería ser su amigo ¡Aunque eso no fue lo que dije! Que terminé diciendo lo que dije. Realmente me hace sentir extraño el tener que disculparme, se siente extraño, pese a saber que estoy en falta y debo de hacerlo ¡También lo sabía en todas esas ocasiones! Pero me cuesta, me está costando… respiro hondo…
— Dany…
Minnie me mira, muchos de sus compañeros se nos quedan viendo.
— Hola… — miro al suelo y de nuevo a ella, sus amigas llegan — Eh… — suelto todo el aire contenido y tomo una nueva bocanada de aire — ¿Me esperas antes de tomar el autobús? — la miro, se ve confundida — Yo… tengo que hacer algo…
— Oh… — asiente — Bien… te espero… — mira a sus amigas — Vamos chicas… — me mira — Suerte…
— Gracias…
Las tres chicas se van tomadas de los brazos. Me asomo al interior del aula, Tiffany se me queda viendo, luego mira a Blair que está de espaldas a mí. Trago saliva, debo de ser valiente, en toda esta historia no he demostrado otra cosa más que cobardía. Podré jactarme de muchas cosas, pero definitivamente no tengo agallas, soy una mierda de persona y para colmo sin huevos.
— ¿Qué quieres?
Pregunta Tiffany de forma mordaz, me siento nervioso.
— Blair… — la chica pega un respingo, no se gira a verme — ¿Podemos hablar…?