Hazel tuvo que conducir un poco más para lograr llegar al apartamento de la tía de Evelyn. Pidió permiso al portero para pasar, y en el 303 del tercer piso halló la puerta correspondiente a la dirección.
Tocó un par de veces y esperó a que lo atendieran, una mujer pelirroja de ojos café entreabrió la puerta dejando la cadena puesta.
— ¡Karen Belmont? —indagó.
—Sí, dígame, soy yo.
El detective mostró su placa y en cuanto ella lo vio le dedicó la mirada de odio que jamás había visto.
— ¡LARGUESE! — le gritó.
Le iba a azotar la puerta en la cara, no obstante, él la detuvo poniendo el pie en medio y sosteniendo la puerta con la mano.
—Por favor escúcheme, esto es importante, soy el detective David Hazel y…
— ¿LÁRGUESE NO ME HA ESCUCHADO?
— ¡Es sobre Evelyn! — reveló, logrando que ella se calmara por un instante.
— ¿Qué hay con ella? — preguntó dudosa.
— Lamento informarle que esta madrugada la hayamos muerta en un callejón.
Los ojos de la mujer se abrieron a más no poder, lágrimas se agolpaban, gruesas y dolorosas, amenazado con caer en cualquier momento por sus mejillas, sin embargo, sus emociones cambiaron de un segundo a otro; fúrica, empujó a Hazel y cerró la puerta de golpe.
—¡Señora Belmont, por favor hablemos!
—NO VOLVERÉ A HABLAR CON NINGUNA OTRA MALDITA RATA INCOMPETENTE DE LA POLICÍA, PARA EMPEZAR, ES SU CULPA QUE ELLA ESTÉ MUERTA. ¡LARGO!
La oyó alejarse y azotar otra puerta desde el interior. No entendía porque no quería que la policía investigara acerca del asesinato de su propia sobrina, no podía obligarla a hablar con él, pues no era sospechosa, igualmente ¿qué estaba pasando?,¿a qué se refería con que esto era culpa de la policía? No tenía ni idea, debía regresar lo más pronto a la estación y averiguarlo.
* * *
Karen se recostó en su cama, en posición fetal, abrazándose fuertemente a sí misma, probablemente esto era obra del acosador de Eve, pero y si se equivocaba, y si habían acabado con Evelyn para darle una advertencia de que ella sería la siguiente… aunque no estaba totalmente segura de que fueran ellos, no tenía pruebas de nada y hablar con la policía era totalmente inútil, si no pudieron con el acosador, mucho menos con alguien en una posición de poder como esos desgraciados… ¿pero y si sí fueron?... Oh Dios mío, ¿acaso irían por ella también?
— Lo siento mucho Bea, no pude proteger a tu hija— se lamentó.
Flashback
Caminaba rápidamente por los pasillos del hospital correría si pudiera, más no estaba permitido. La llamada de auxilio que recibió provenía de su pequeña hermana, tenía tantos años de no verla después de ser expulsada de su casa. Cualquiera se sentiría triste de ser excluido de su propia familia, sin embargo, para Karen… era la gloria. Gracias a ello pudo vivir feliz, en libertad, con la persona que amó profundamente, pero Beatrice no, a diferencia suya era muy tímida como para ir en contra de sus padres, vivió toda su vida intentando conseguir su aprobación, aunque a pesar de eso se las arregló para mantener contacto secreto con ella a través de cartas.
— Beatrice— llamó Karen, abriendo la puerta preocupada, encontrándose con su hermana y su sobrina.
La mujer que volteó la cara algo asustada al oír su nombre, estaba sentada al lado de la cama de la pequeña paciente, realmente angustiada, pero sobre todo, los moretones que cubrían su cara y los vendajes en su cuerpo sólo indicaban el tipo de cosas por las que había tenido que pasar. Y si la madre lucía mal, la niña de 7 años lucía mil veces peor, en cualquier momento podría jurar que caería en coma, producto de una golpiza brutal, era desgarrador ver a su sobrina y su querida hermana así.
Sin darle tiempo a reaccionar, Beatrice se abalanzó sobre ella, aferrándose con desesperación, mientras lloraba a cántaros.
— Karen viniste.
— Dios mío ¿qué ha pasado?
No respondía, él nudo en su garganta le dificultaba poder decir algo, por lo que Karen dejó que el llanto menguara, esperando pacientemente a que su hermana se calmara y hablase.
— Esto es obra del hombre con el que me casaron nuestros padres, juro que puedo soportar todo lo que él me haga mí, pero mi niña, NO, A MI NIÑA JAMÁS, NO PERMITIRÉ QUE ESE MONSTRUO VUELVA TOCARLA.
— Tenemos que ir con la policía.
— ¡NO!... no podemos, es un hombre muy poderoso. A duras penas pude escapar gracias a Iván.
— Pero hermana si no hacemos algo…
— Créeme, es mejor así. Si logra saber dónde estoy, muy probablemente termine muerta, y no sé qué será de Evelyn si desaparezco, TE LO SUPLICO…. AYÚDAME— imploraba con voz quebrada, desmoronándose.
Karen odiaba a sus padres cómo pudieron hacerle esto a su hermana, ellos eran de lo peor. Este es el resultado de vivir en esa maldita familia.
— Hay algo más que debo decirte—musitó, sin soltarse del abrazo—, te llamé porque me han diagnosticado inicios de Alzheimer y demencia.
— Como nuestra abuela— soltó Karen sin poder creerlo.
Beatrice asintió desesperanzada.
— Eventualmente comenzaré a perder la memoria y mi noción de la realidad, no sé qué será de Eve. Por eso te pido que si algo me pasa la cuides y la protejas de ellos… y de mi esposo.
— Lo haré— aceptó enseguida conteniendo el llanto, no podía darse el lujo de romperse, de ser así, ¿qué sería de su hermana?
Aguantaría, se lo debía, Beatrice era la única razón por la cual no enloqueció en esa casa el tiempo que vivió allí, era su luz, fue la única que la apoyo para escapar con el amor de su vida y seguir sus sueños de ser fotógrafa.
(Fin flashback)
— Te he fallado hermana, y lo peor es que no puedo hacerlos pagar— sollozaba.
Aun así, tomó valor y se levantó de la cama, caminó descalza hasta su estudio, abrió el cajón del escritorio y vio con odio entre las cosas, aquel mensaje intimidatorio, sacó su arma, cargándola, no estaba segura si la muerte de Eve fue obra de esas escorias, pero si querían ir por ella que así fuera, más no se irían intactos. Arrugó el papel para arrojarlo dentro del cajón, azotándolo.
* * *
Cuando David salía del lugar con muchas interrogantes en la cabeza, antes de entrar a su auto recibió el mensaje era su compañero.
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Johan
“Encontramos a alguien inconsciente en el departamento de la señorita Ayers, debes venir, AHORA”.
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¡Joder! Este caso cada vez era más extraño.