Equipaje lijero

983 Palabras
—¿Ya estás lista para irnos, Olivia? Quiero que escuches mi discurso de bienvenida y me digas si está... —Harper se detuvo en seco al encontrar la habitación de su hermana vacía—. ¿Minnie? La buscó en el baño, en el balcón, salió a preguntarle a las empleadas de servicio si la vieron, hasta revisó debajo de la cama y no la encontró. Estaba empezando a preocuparse hasta que vio un sobre reposando en la cama, tenía escrito su nombre con la caligrafía de Olivia. Querida hermanita: Si te lo decía personalmente era muy probable que no me dejarás marchar, así que tuve que irme a tus espaldas. Pasaré el fin de semana con Alejandro, sus padres viven en una pequeña comunidad rural, sea lo que sea que eso signifique. Por favor no le digas nada a nuestro querido hermano, permíteme soñar que puedo tener una vida cotidiana al lado de mi alfa, por última vez. Después de este fin de semana dejaré de verlo, me alejaré para ya no mentirle más, Alejandro no se lo merece. ¿Podrías inventar algo y cubrirme las espaldas, hermanita? Te quiere, Olivia. Harper pegó tremendo grito al cielo. Como la experta en problemas que era, se imaginó todas las formas en las que esto podría salir mal. —¡Debiste pedir mi ayuda, estúpida! —Estaba molesta y preocupada—. ¿Y qué haré si Patrick vuelve antes? ¿O si se entera de que no asististe a los eventos en todo el fin de semana? Arrugó la nota hasta hacerla una bolita y la tiró al suelo. —Y lo peor... —Observó todas las comodidades de la habitación de su hermana y la imaginó en alguna comunidad en medio del bosque, una de esas en las que las personas vivían casi como salvajes con tal de estar en contacto con su lobo interior—. ¿Cómo diablos vas a sobrevivir en el bosque, Minnie? --- —¿Cuántas maletas trajiste? —Alejandro gruñó mientras acomodaba una de las pesadas maletas de Olivia en el auto, era como la cuarta maleta que metía al baúl—. Solo estaremos fuera un fin de semana. —Sí, lo sé. —Olivia le ayudó metiendo un pequeño bolso de cuero—. Por eso traje equipaje ligero. La definición de ligero para la omega eran seis maletas, un bolso de cuero y un botiquín de primeros auxilios. —Esto no es necesario. —Alejandro estaba dejando el botiquín afuera—. Esto no es una excursión. Si por alguna razón necesites algo de medicamentos, mis padres probablemente tienen un botiquín, no viven como salvajes. Olivia no estaba tan segura. Pasó toda la semana buscando información sobre las comunidades rurales en internet. Descubrió datos interesantes, como que vivían en grandes grupos en territorios extensos. En estos tiempos modernos, en donde las personas habían perdido su capacidad de conectarse plenamente con su lobo interior, estas manadas aún eran capaces de transformarse y conservaban las antiguas tradiciones de rendir culto a la luna y de correr en estado salvaje por el bosque. Olivia era tan exagerada que medio esperaba que los padres de Alejandro los recibieran en su forma lobuna y le aullaran en bienvenida. —Voy a llevar mi botiquín de todos modos. Ahí traigo todo lo que es indispensable para mí, repelente de insectos, bloqueador solar, supresores... Alejandro se rindió. —Bien, de acuerdo. Ya está. ¿Feliz? —Terminó de meter hasta la última de las maletas de Olivia en el auto. —¿Y tú equipaje? —Todo lo que necesito está aquí. —Alejandro metió una maleta negra y cerró el baúl—. Ahora sí, es hora de irnos. —¿Solo una maleta? ¿Seguro que no olvidas nada? —Estaremos fuera dos días, Olivia. Lo que pasa es que tú empacaste más de lo necesario. Alejandro tomó el rostro de la omega entre sus grandes manos y acarició sus mejillas. Admiró los bellos rasgos de Olivia, los ojos avellana tan pequeños que se cerraban cuando sonreía, esos labios carnosos brillantes que él adoraba morder, y las mejillas que se teñían de color carmín en los momentos íntimos. Se sentía orgulloso de presentarle a sus padres a la pareja que el destino le mandó. Sin duda, estarían complacidos al conocerla y cuando vieran que Olivia era tan hermosa por dentro como por fuera. —No tienes idea de lo feliz que me hace que hayas aceptado acompañarme. Mis padres te van a adorar. —Estoy bastante nerviosa. ¿Y si no les caigo bien? —Imposible. Te aceptarán al minuto en que se den cuenta de lo mucho que te adoro. —Le dio un beso para tranquilizar su alocado corazón—. Sé que fue duro para ti crecer sin una familia, por eso quiero que te sientas cómoda y aceptada con la mía. Olivia se sentía terrible por mentirle. No soy huérfana, Alejandro. Mis padres son los dueños del grupo White, y tengo dos hermanos. Un alfa sobreprotector y una omega, que seguramente querrá arrancarme la cabeza por haberme escapado. También me gustaría que los conocieras, pero dudo que eso sea agradable. Era egoísta y por primera vez en años había encontrado a una persona que no la veía como una oportunidad para escalar un peldaño social. El amor de Alejandro era honesto y verdadero, nunca podría comprar su ternura y sus besos, o la calidez de sus brazos cuando la consolaba. ¿Estaba mal por querer conservarlo? Se aferraría a Alejandro durante este fin de semana todo el tiempo que pudiera. Y rogaba que, cuando las cosas se complicaran, él la perdonara por mentirle. —Será mejor que nos vayamos ya; son casi siete horas de camino. —Con un último beso, Alejandro le abrió la puerta y la ayudó a subir al auto.
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