+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*++
Pasamos todo el día y la noche acostados. ¿Comimos? ¿Qué es eso? La verdad es que ambos solo teníamos hambre s****l. De eso sí estoy más que segura. Las rosas, la seda y él... no hubo tiempo para otra cosa.
En la mañana, nos levantamos. Alejo no quiso que forzara la rodilla, no hasta que la doctora dijera que estuviese bien. Aunque creo que ya puedo ponerla, él es Alejo, y su palabra es ley.
Nos duchamos juntos, y sí, claro que hubo sexo de nuevo, más suave, más íntimo, bajo el agua caliente, una despedida digna de la semana de pasión.
*
Luego, el ritual de vestirme. O mejor dicho, Alejo me vistió. Me puso las bragas caladitas (sus favoritas, creo), un vestido ligero que caía sobre la rodillera y unas sandalias bajas. Él sacó ropa de su maleta de viaje: un traje
